8M: La rebelión ha comenzado por las mujeres explotadas

La movilización por el día internacional de la mujer trabajadora el 8M constituyó una verdadera pueblada. Aproximadamente 300 mil personas participaron de la multitudinaria marcha que ocupó 13 cuadras de la avenida 18 julio.

Sin dudas la masividad de la movilización es por sí misma un mensaje político frente a las pretensiones clericales y de los sectores de la derecha que integran el nuevo gobierno de avanzar sobre los derechos de las mujeres, en particular en lo que refiere a la legalidad del aborto.

Las masivas movilizaciones también expresaron la tendencia a la rebelión popular que está instalada en nuestro país y en el continente. El hecho de que cada vez más mujeres tomen las calles en una jornada de lucha, evidencia que las condiciones actuales se han vuelto intolerables para cientos de miles.

Tal vez una particularidad de este nuevo 8M es que además de las reivindicaciones históricas del movimiento feminista y de mujeres referidas a condenar las prácticas, la violencia y la cultura machista, han aparecido con más fuerza reclamos y denuncias dirigidas al Estado, señalando su responsabilidad política en la violencia y en la situación que afrontamos las mujeres en la actualidad. Así, ha sido señalada como vacía la ley de violencia de género que nunca tuvo presupuesto asignado, y también la responsabilidad del Estado y la policía en la emergencia de las redes de trata. El repudio a la represión estatal también fue un elemento que estuvo presente en la marcha, más aún con la provocación montada por Larrañaga con el operativo policial en los alrededores y la custodia y vallado a la iglesia del cordón. De alguna manera, las diversas consignas y la marcha fueron un anticipo de la resistencia del movimiento de mujeres y de las trabajadoras a la política conservadora, de ajuste y represión que comienza a poner en práctica el nuevo gobierno multicolor.

Así lo pusieron de manifiesto también las numerosas columnas de sindicatos y organizaciones sociales como FUCVAM, que reafirmaron el carácter de clase del 8M y de la propia movilización. Allí se podía leer una pancarta que decía “trabajadoras unidas contra toda explotación”, y el cartel del sindicato de la aguja que decía “las aliadas del fascismo en la tahona, las calles son de las obreras y las trabajadoras”, haciendo una clara delimitación con las representantes del gobierno, que demagógicamente marcharon, dos cuadras al final de la movilización, posando para la foto, pidiendo “paridad”.

De todos modos las pretensiones del nuevo gobierno y del propio FA de cooptar y dotar al movimiento de mujeres de un carácter inofensivo se avizora como algo cada vez más imposible. Pues la conclusión de esta gran jornada de lucha es que la guerra de clases que preparan las cámaras empresariales junto al gobierno derechista con sus representantes mujeres incluidas, encontrará en la primera línea en los barrios, en los lugares de trabajo y de estudio, y en las calles, a las mujeres explotadas. Entre otras cosas porque sabemos que es sobre nosotras sobre quienes se descarga más brutalmente la violencia de este régimen y sobre todo porque venimos dejando de manifiesto como lo hicimos este 8M que ya no estamos dispuestas a tolerarlo.

*Nota publicada en el semanario Voces

+ posts
Share:

Author: Lucía Siola