Ceuta: Marruecos y España azuzan la crisis humanitaria de la migración

El gobierno de coalición entre PSOE y Unidas Podemos ha desplegado las fuerzas represivas, incluyendo efectivos militares con armamento de guerra, contra las masas desesperadas que ingresan desde Marruecos tratando de huir de las guerras, de la represión, de la miseria, el hambre y las enfermedades. El gobierno “de progreso”, al igual que otros gobiernos europeos de derecha o de izquierda, responde como lo hacen Grecia, Turquía, Francia, Reino Unido, Italia, o los Estados Unidos.

Descargar la represión, armar campos de concentración, reprimir y alentar a grupos de extrema derecha contra los inmigrantes es la política de la Unión Europea. Una organización imperialista que apoya esta acción como lo ha hecho en otros países del continente. La derecha europea con Salvini y Le Pen a la cabeza aplauden el despliegue del ejército en Ceuta. El gobierno de “progreso” se revela una vez más, como un continuador del franquismo y el colonialismo histórico “defendiendo” las colonias de Ceuta y Melilla en territorio marroquí. Mientras tanto no ha levantado la voz cuando un Donald Trump ya derrotado electoralmente firmó el reconocimiento de la soberanía marroquí sobre el Sahara Occidental a cambio del reconocimiento de Israel y su soberanía sobre palestina.

La explicación de que Marruecos ha facilitado el ingreso de miles de inmigrantes hacia Ceuta, en respuesta y como medida de presión por el tratamiento médico que recibe en España el presidente de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) Brahim Ghali, no puede ocultar que tanto el gobierno de Marruecos como el de España y la UE utilizan a las masas desesperadas como carne de cañón. Tampoco puede ocultar la situación desesperante de grandes masas de poblaciones de distintos países que buscan una salida a costa de su vida. Como ha dicho un inmigrante, prefieren perder la vida en el intento que perderla en sus países de origen.

Las devoluciones “en caliente” y la represión contra las y los inmigrantes contravienen las resoluciones sobre los Derechos Humanos a las que supuestamente adhieren la UE y España. Las imágenes de hombre, niños y mujeres con hijos pequeños lanzándose al mar derriba cualquier análisis sobre una supuesta invasión como si fueran fuerzas armadas de Marruecos que pretenderían la ocupación de un territorio. Insistimos, se trata de enclaves coloniales del imperio español en territorio de Marruecos.

El gobierno queda nuevamente retratado junto con la derecha y la ultraderecha en una supuesta defensa de la soberanía nacional, presuntamente cuestionada por miles de inmigrantes desesperados. Mientras la izquierda institucional le sigue como comparsa revelando también una vez más su postración a la corona y a la derecha. La izquierda que se pronunciaba en favor de los inmigrantes contra los CIEs, hoy se encuentra repitiendo los mismos argumentos que la derecha que había prometido frenar. El PCE como otros partidos escindidos de él, como el PCPE o el Frente Obrero, plantean también la defensa de la soberanía ante “el chantaje de Marruecos” defendiendo al estado monárquico-franquista contra la monarquía alauita.

Mientras tanto pasan por alto la cuestión de fondo. El Gobierno de Donald Trump tras su derrota electoral reconoció la soberanía de Marruecos sobre el territorio histórico del Sahara Occidental cuya soberanía por parte del pueblo Saharaui está pendiente de un referéndum pactado tras la descolonización española en 1975 con el apoyo de las Naciones Unidas. Nadie ha hecho nada por ese referéndum, más que llenarse la boca de palabras. Si Rabat ha hecho la vista gorda sobre la entrada de desesperados por la frontera española, o la ha alentado, ha sido apoyado en ese reconocimiento de Washington del que George Biden no se ha retractado.

Pero además ese pacto con Trump incluyó el reconocimiento de Israel. Una decisión que ha vapuleado a la propia población de Marruecos y a sus sentimientos respecto del pueblo palestino. La juventud marroquí, víctima de la represión y que ha dado muestras de combate contra el régimen Alahuita durante los últimos años, incluido el levantamiento popular en la región del Rif, un movimiento reprimido con dureza pero que sobrevive bajo el término árabe de movimiento: Hirak, ha sumado esta capitulación de la monarquía marroquí a la lista de agravios que padece. Al hambre, la falta de trabajo y la enfermedad. El incidente fronterizo no se puede separar de la operación de apoyo a la soberanía marroquí sobre el Sahara Occidental por Estados Unidos ni al reconocimiento de la soberanía de Israel sobre Palestina por la monarquía de Rabat. Hechos frente a los cuales España se cayó la boca.

Mientras se trata de ocultar este drama humanitario con la defensa de la soberanía haciendo frente común con la monarquía y con la ultraderecha, la verdad es que el gobierno español representando a sus grandes grupos capitalistas y la monarquía tiene más afinidades que enfrentamientos en temas como el territorio Saharaui, en temas como la pesca y empresas españolas que operan en Marruecos. También en el tema de la inmigración los dos gobiernos colaboran en la represión y España y Europa pagan a Marruecos para que actúe como agente de contención al otro lado de la frontera. La situación de la inmigración no es un problema nuevo y se ha acentuado con la pandemia ya que la salud se añade a la situación económica, las guerras y la represión en los países de origen. El peso de la pandemia, para la cual esos gobierno no tienen prácticamente ninguna medida de protección sanitaria ni de tratamientos ni de vacunas, juega un papel decisivo. La cuestión de las grandes masas que se desplazan de un país a otro es la peor desde la segunda guerra mundial y está presente en todos los continentes y es el común denominador de la crisis del capitalismo que abarca a todo el planeta. La posición de defender una supuesta soberanía es un argumento miserable que no se les ocurre plantear cuando la UE y los bancos mundiales condicionan las ayudas y los presupuestos “soberanos” o las farmacéuticas controlan el negocio de las vacunas a costa de las vidas en todo el planeta y prohíben la liberalización de las patentes.

Tampoco se puede tomar el tema de Ceuta sin tener en cuenta la situación en el territorio Saharaui y de todo el norte de África o del Rif dentro mismo de Marruecos, tampoco la situación de Medio Oriente. Las masas palestinas tienen empeñado un combate contra los regímenes fascistas mientras en los distintos países del norte de África la clase obrera se prepara para una nueva lucha contra sus gobiernos. Egipto, Túnez, el propio Marruecos se dirigen a nuevos combates. Defender al régimen borbónico franquista contra la dictadura de Mohamed VI utilizando como argumento una “invasión” de inmigrantes desesperados aparte de ser miserable y reaccionaria no es una salida ni siquiera para estos regímenes ni para el capitalismo europeo. La crisis del capitalismo que se cobra millones de vidas todos los días para mantenerse a flote no se puede frenar si no es combatiéndolo para la construcción de una nueva sociedad que no se base en el lucro y la explotación de seres humanos y los recursos naturales. Nos hablan de soberanía y de patria pero se olvidan que de la misma forma que en Ceuta el régimen reprime internamente a los que salen a luchar por su trabajo, por su vivienda, por la salud y la educación, se mantiene la ley Mordaza y todas las leyes represivas de uso interno, y los presos políticos siguen en las cárceles mientras la derecha fascista tienen pista libre.

La única salida a esta crisis humanitaria es desarrollar el internacionalismo obrero. Los trabajadores no tenemos patria, toda nuestra solidaridad y apoyo a los inmigrantes, fuera las fuerzas represivas, no a la ley de Extranjería, fuera los campos de concentración de los CIEs, plenos derechos a todos los inmigrantes, fueran las monarquías marroquí y española, devolución de las colonias de Ceuta y Melilla, por la unidad socialista del norte de África.

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Author: Grupo Independencia Obrera