Sobre finales de noviembre y principios de diciembre se llevaron a cabo las cuatro clases del curso de formación, organizado y efectuado por compañeras del Plenario de Mujeres Trabajadoras del PT.
Participaron de dicha instancia un grupo de compañeros y compañeras que vienen desarrollando una importante batalla para desenvolver una lucha independiente en el movimiento de la mujer y organizar a las trabajadoras en una perspectiva socialista.
Allí se volcaron las principales conclusiones que hacen a la lucha actual de las mujeres; en primer lugar la necesidad de una firme delimitación política con las diferentes variantes de feminismo, que establecen en términos generales que los problemas y la opresión que sufrimos las mujeres son el producto de una cultura instalada de discriminación y machismo. Entienden el patriarcado como un sistema autónomo y a-histórico, ajeno a las relaciones sociales capitalistas y a su régimen que explota a la clase obrera y que oprime doblemente a las trabajadoras. De estas concepciones se desprenden los planteos de igualdad de género, de paridad en los cargos políticos, cómo si este problema fuera a solucionar mínimamente los problemas de la mujer. El caso de la lucha docente del año pasado lo deja de manifiesto, pues la Ministra María Julía Muñoz representando los intereses del gobierno y del gran capital, aplicó la esencialidad y estableció un aumento miserable a las miles de docentes que salieron a pelear en defensa del salario y de la educación pública. No es entonces, una cuestión de género, sino de clase. Los partidos que defienden el régimen social existente no sólo no pueden defender los intereses de las trabajadoras, sino que son responsables de la situación de opresión y de violencia que sufren las mujeres uruguayas. Es por eso que se vuelve fundamental que las mujeres nos organicemos de forma independiente del Estado, la iglesia y los partidos patronales. Las organizaciones como ‘mujeres de negro’ o las diversas ONG feministas ocupan el lugar del feminismo estatizado con una perspectiva de conciliación de clases para el movimiento de mujeres, que no constituye ninguna salida real para las trabajadoras y el conjunto de las mujeres oprimidas, por el contrario muchas de ellas se encuentran del otro lado del mostrador como parte del gobierno y de las patronales.
Por otro lado las organizaciones feministas independientes del Estado, con ciertas vertientes autonomistas llevan la lucha del movimiento de mujeres por el sendero de la espontaneidad, no establecen la denuncia y la responsabilidad que el poder político y el Estado tienen sobre la violencia barbarizada y la sobre explotación que sufren las mujeres, y no establecen por tanto la salida de la mano de la clase obrera organizada políticamente con la perspectiva estratégica de emancipación del trabajo asalariado. En definitiva, no comprenden que la liberación de la mujer, es una tarea del conjunto de la clase obrera, para liberar de la opresión a toda la humanidad.
El curso también abordó desde la rica experiencia histórica del movimiento socialista internacional (la primera, segunda y los primeros cuatro congresos de la tercera internacional, y la propia revolución rusa) los desafíos que tiene la izquierda revolucionaria para enfrentar el ajuste y organizar a las mujeres bajo una perspectiva de transformación. Como conclusión se planteó la necesidad de desarrollar el Plenario de Mujeres Trabajadoras (PMT), una tarea clave para intervenir en el movimiento de mujeres, y dotarlo de una perspectiva de clase y estratégica por un gobierno de trabajadores. Para enfrentar la situación actual de las mujeres, planteamos prohibición de los despidos, reparto de las horas de trabajo, la atención integral a las mujeres víctimas de violencia, bajo su propio control y el desmantelamiento inmediato de las redes de trata, un programa para que la crisis la paguen los capitalistas.
La nueva etapa que se ha abierto en nuestro país, plantea la urgencia de avanzar en esta conclusión. Sin la lucha por el socialismo las trabajadoras seguiremos bajo el yugo de los patrones, la iglesia y un gobierno que hace de los despidos, los tarifazos y las pautas de ajuste cada vez más bajas, moneda corriente de su política, con el único objetivo de rescatar al capital, asegurándole su ganancia en tiempos de quiebra. La violencia contra las mujeres es una de las premisas fundamentales, para mantener estas políticas de ajuste, por lo que el enorme desafío no sólo para el Partido de los Trabajadores, sino también para el Plenario de Mujeres Trabajadoras, será el de organizar en los lugares de trabajo, estudio y en los barrios a las trabajadoras, bajo la perspectiva de la construcción de un Partido de combate de la clase obrera.