Elección de rector: dos propuestas mercantilizadoras

La campaña electoral ya sucede a pleno dentro de la Universidad de la República. El actual rector Roberto Markarián persigue la reelección compitiendo con Rodrigo Arim, decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Administración, un renovado del “arocenismo” que es apoyado incluso por un sector de la camarilla docente que viene de romper –por derecha- con Markarián.

La Universidad atraviesa, desde hace al menos una década y media, un gran proceso de mercantilización que incluye particularmente la (contra) reforma del rectorado de Arocena. Se trata de la aplicación criolla del “Plan Bolonia” que tiene la función especial de adaptar la Universidad a las necesidades políticas y económicas del capital y su Estado. El rectorado de Markarián, que se alzó en su campaña como un freno a este proceso, no significó en cuatro años ningún cambio de rumbo en este sentido. Todo lo contrario; ha sostenido e impulsado los convenios con grandes empresas; se han ampliado las ofertas de posgrados pagos, con los que hacen negocios docentes y empresas; se intentó avanzar mediante el modo PPP en la privatización del Hospital de Clínicas; se ha sostenido la degradación de las carreras y los planes de estudio; la Universidad se siguió apoyando sobre el trabajo precarizado que alcanza a un 70% de la plantilla docente; se dio un ataque en regla a la extensión universitaria, desmembrando su estructura y profundizando su orientación hacia los sectores “productivos” (dícese de empresas) tal como se promovió con el Centro de Extensionismo Industrial de la reforma de Arocena. Y la lista podría continuar.

Por otro lado, la candidatura de Rodrigo Arim no viene con un plan de cambios profundos bajo el brazo, sino que con el objetivo de avanzar sobre procesos privatizadores donde Markarián no ha ido a fondo. El pasaje de un sector de la camarilla docente markarianista al frente “opositor”, busca en este sentido alcanzar niveles mayores de acuerdos donde no existan vacilaciones a la hora de atacar ciertos puntos estratégicos. Vale destacar –y recordar- que Arim fue uno de los principales promotores y defensores del fallido intento de privatización del Hospital de Clínicas. Uno de los objetivos centrales hacia la próxima etapa –colocado en los dos “programas”- es el envío al Parlamento de la Ley Orgánica (LO) de la UdelaR para ser revisada y modificada. Ambos han mencionado este punto como uno de los ejes de campaña (ver arimrector.org y profundizarloscambios.wordpress.com), no es un elemento menor. La puesta en cuestión de la LO bajo argumentos como “superar inequidades producto de nuevas realidades no contempladas (como la presencia de servicios sin derecho a voto en el CDC), facilitar procesos y mejorar las condiciones del funcionamiento democrático para tomar decisiones” (arimrector.org) pone en peligro, ante un parlamento copado de enemigos de la educación pública, a la propia autonomía y cogobierno universitario. La profesora y doctora en Letras, Alma Bolón, cuestiona en un artículo reciente: “¿No se trata acaso de un Parlamento que creó universidades e instituciones privadas de autonomía (la Utec, la pretendida Uned)? ¿Acaso la bancada parlamentaria del FA, “para acercar posiciones” (sic Ivonne Passada) con la oposición, no se dispone a presentar un nuevo proyecto de creación de la Uned que resigna los restos de simulacro de autonomía y cogobierno que tenía el anterior, rechazado por la oposición? ¿No se trata de un Parlamento que intenta socavar la autonomía técnica y retacea el presupuesto de la educación, en particular el de la Universidad de la República? ¿No se trata de un Parlamento que, teniendo las potestades constitucionales para hacerlo, hasta ahora nada dijo sobre la llamada “ley mordaza”, decreto del Ejecutivo que pretende anular la autonomía universitaria, prohibiendo las investigaciones autónomas sobre el agua y la vida acuática?” (Brecha, 3/8). Los estudiantes debemos advertir esta amenaza y defender, a 60 años de su consagración, las conquistas de aquella Ley Orgánica mediante la organización y movilización independiente de ambos candidatos.

Asistimos entonces a una campaña electoral donde ambos candidatos no difieren en lo fundamental: garantizar la adaptación e inserción de la Universidad a los intereses de los bancos y organismos multilaterales de crédito. Las coincidencias estratégicas son claras, y el propio documento programático de Markarián y su sector lo admite: “No permitamos que, en nuestra querida Universidad, diferencias menores o pequeñas luchas de capilla nos paralicen. La prueba más clara de las enormes coincidencias existentes en un amplio sector de la Universidad es el acuerdo programático al que llegó la comisión de la Asociación de Docentes de la Universidad de la República (ADUR) encargada de elaborar una plataforma en el marco de la elección de Rector.”

El movimiento estudiantil

Si bien la FEUU no se ha sumergido en un debate en torno a la elección de rector, las orientaciones de las principales agrupaciones están sobre la mesa. La Lista de los Centros, ligada a los principales partidos del FA como el FLS, PCU, PS, etc., impulsa en sus centros de estudiantes el apoyo a la candidatura de Arim. Mientras que la Brigada 1958 (Izquierda en Marcha – FA) y la 21 de Junio (Avanzar – UP) vuelven a darle su apoyo a Markarián, luego de un pésimo rectorado, del cual evidentemente no han sacado las conclusiones políticas. Por otro lado, el FPE – Susana Pintos, que hace 4 años impulsó a Markarián, ha decidido no darle el apoyo esta vez a ningún candidato. En la misma línea, la 1° de Mayo convoca al conjunto del estudiantado y las agrupaciones clasistas a organizarse bajo una perspectiva independiente para enfrentar las políticas del futuro rector, que será además la correa de trasmisión del gobierno frenteamplista que viene descargando la crisis sobre los trabajadores y la educación en particular.

La experiencia reciente con el rectorado de Markarián debe arrojar algunas conclusiones cruciales. El consenso en la cúpula universitaria entre los dos bloques que intentó aprobar la privatización del Hospital de Clínicas fue derrotado con la movilización de los estudiantes y trabajadores, sin ningún tipo de expectativas en las autoridades universitarias. Esta enseñanza nos debe conducir hacia la construcción política de un bloque estudiantil y docente que rechace estas iniciativas y ponga sobre la mesa un programa para la Universidad con una orientación de cara a los explotados. Por la eliminación de los cupos al ingreso y en las cursadas; por la duplicación de horarios y cursos para quienes además de estudiar, trabajan; por la creación de guarderías y salas de lactancia en todos los servicios; por el 6+1% del PBI ya para ANEP y UdelaR; por una Universidad al servicio de los trabajadores.

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Author: Mariano Fernández