El Programa Nuestros Niños (PNN)fue creado en la Intendencia frenteamplista en el marco de las políticas sociales, así como las policlínicas barriales y los policlínicos odontológicos.
En el período de Martínez la IM decide eliminar estos servicios de su órbita, fue anunciado el cierre de los 17 centros comunitarios, los/as trabajadores y las familias defendieron la permanencia de los centros y de los equipos de trabajo.
Organizadas/os en SINTEP -sindicato de los trabajadores de la enseñanza privada- logramos mantener los centros en convenio con INAU y nuestros puestos de trabajo con todos los derechos adquiridos por medio de un convenio conjunto con INAU y la IM.
Estos convenios son realizados con Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC), que desde un inicio fueron y son comisiones barriales, sindicatos, clubes y ONGS. Que administran los dineros públicos para cumplir con un servicio privado, ahí la primera gran contradicción, un servicio que debe ser garantizado por el estado en su totalidad no lo es, generándose así una precarización insostenible ya que es la sociedad civil que tiene que garantizar el funcionamiento de estos centros, porque el estado sólo se hace cargo del salario del personal y de la alimentación de las/os niñxs, todo lo demás tiene que ser aportado por la comunidad. Otro tema complicado es que la gran mayoría de estas OSC no tiene experiencia en la administración de centros de primera infancia y eso es un punto de partida para grandes conflictos, donde un equipo técnico y preparado en educación infantil tiene que lidiar con administradores que no tienen la menor idea del tema, en algunos casos se hace imposible la convivencia. Esto ha sido en parte lo que ha sucedido en el Centro Comunitario de Educación Infantil Capurro, donde una OSC llamada Susana Pintos con origen en FANCAP tomo la administración del mismo en 2016 luego del conflicto con la IM.
Al inicio la OSC Susana Pintos estaba integrada por varios afiliados a FANCAP que participaban en algunas jornadas de acondicionamiento etc., con el tiempo hubo un retiro de los integrantes quedando solo dos personas el presidente y otra integrante, así como también comenzaron a producirse problemas en el manejo cotidiano del Centro, como por ejemplo la rotura de un caño de agua que hizo que no se pudieran preparar los alimentos en tiempo y forma para lxs niñxs y esto no fue comprendido por el presidente de la OSC que con una actitud prepotente y desmedida amenazó físicamente a una compañera, podemos tener varios entredichos y podemos ir dialogando, pero hay límites. Las trabajadoras ante tal agresión fuimos a la directiva de FANCAP para denunciar lo ocurrido, dicha directiva en persona de su presidente se comprometió a interceder para encontrar una solución. Por dos largos años hemos estado en esta lamentable situación en la que creemos que se pudieron encontrar soluciones, pero estas nunca llegaron. El presidente de la OSC entregó el convenio a INAU dejando así a las trabajadoras con el despido sobre la mesa. Para INAU esto ha sido un regalo, se le da la posibilidad de terminar de desmantelar los 16 CCEI que quedaron luego que fuimos sacados de la órbita de la IM, somos los únicos centros con convenio que cobramos antigüedad porque el estado viola su propia ley en la educación inicial, a pesar de que en el consejo de salario fue reconocido que se tiene que pagar todavía no hemos llegado a concretarlo-
Solidaridad organizada
Las familias del CCEI se han manifestado ante las autoridades de INAU, reclamando la permanencia del CCEI y sus trabajadoras.
La Intersocial de Capurro y aledaños ha tomado como propio el tema y nos han acompañado en diferentes actividades que estamos realizando en defensa de nuestros puestos de trabajo y del modelo pedagógico, debemos destacar el apoyo que hemos recibido del STIQ tanto desde el sindicato convocando a diferente reuniones y actividades, como a los compañeros de la Base Alur Capurro que han estado al pie del cañón siempre.
Nuestra perspectiva está en la lucha, como trabajadoras organizadas en SINTEP defendemos nuestra fuente laboral, defendemos el modelo pedagógico que si ser el mejor hace 25 años es una solución transitoria para las familias de la comunidad, denunciamos la precarización a la que estamos sometidas en un sector laboral integrado en su gran mayoría por mujeres, en la que se desdibuja el rol del empleador que no es otro que el estado pero que deja librado al capricho personal o manejo político de individuos que según su entender actúan al estilo de cualquier patrón.
Por otro lado, y más importante ha sido la demostración de apoyo y afecto de las familias de lxs niñxs, que además de hacer una defensa firme y correcta de los derechos de sus hijxs nos han defendido a nosotras entendiendo que somos directamente perjudicadas con la pérdida del trabajo. Esto es de gran valor para nosotras, juntaron en muy pocos días unas mil firmas que entregaron al directorio de INAU, haciendo que su presidente las reciba y se comprometa por lo menos de palabra por ahora a mantener el horario de 8 horas para todos los niñxs.
Al día de hoy no renunciamos a nada, nuestra pelea es por el CCEI, las familias y sus hijxs, por nuestro trabajo sin pérdida de derechos.