En 2015 se cumplieron 211 años desde el fin de la primera Revolución latinoamericana, anti colonialista, anti esclavista y negra. En 2015 se cumplieron 100 años de la primera intervención militar de Estados Unidos de América (EEUU) en Haití. En 2015 se cumplieron 11 años del inicio de la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización de Haití (MINUSTAH, por sus siglas en inglés).
En 2016, el pueblo Haitiano se ha levantado contra el régimen de Michel Martelly (títere de EEUU), contra la ocupación militar de la MINUSTAH y está protagonizando una revuelta popular anti imperialista. En 2016 el pueblo de Haití busca conquistar su segunda y definitiva independencia.
El Imperialismo es esa etapa histórica del capitalismo en que la exportación de capitales supera la exportación de mercancías por parte del Estado Imperial hacia sus colonias o neo colonias. A su vez, para garantizar circuitos de inversión y de retorno de la ganancia exitosos, se han utilizado en distintos momentos históricos, distintos métodos, ya sea: marines de las Fuerzas Armadas de EEUU; FFAA nacionales; mercenarios contra-revolucionarios; y más acá en el tiempo, empresas militares privadas (proveedoras de servicios de defensa) o misiones de paz (cascos azules) de las ONU. De esta forma, se controla y disciplina a los distintos pueblos para que acepten la subordinación de su formación socio-económica al mercado mundial y a los intereses de las potencias hegemónicas. Es así que cuando un gobierno expropia al capital el mismo ingresa, por lo general, en la lista negra de enemigos de la democracia liberal.
El gobierno de los EEUU promovió durante 29 años al régimen dictatorial de la dinastía Duvallier, tal como hizo con el Plan Cóndor en el Cono Sur. En la década de los 80 ambos pueblos conquistan mediante movilizaciones populares el derrocamiento de las dictaduras y las transiciones políticas hacia democracias liberales. Pronto en Haití, gana las elecciones Jean Bertrand Aristide, quien es visto con recelo desde el departamento de Estado. Se teme la “cubanización” de Haití por su discurso fuertemente anti EEUU, razón suficiente para ser derribado su gobierno democráticamente electo. Luego de unos años, Aristide vuelve a ganar las elecciones en 2001, solo para recibir tres años después un nuevo golpe de Estado orquestado desde Washington DC.
Desde entonces la MINUSTAH, compuesta por países del todo el mundo -doce de Latinoamérica-, dirigida por el “Core Group” (EEUU, Francia, Reino Unido, Canadá, España, Unión Europea y Brasil), ocupa militarmente el país. Lo que ha dejado la Misión en Haití es: represiones a manifestaciones populares, secuestro, tortura, violaciones, chantaje, fraude en elecciones, epidemia de cólera, etc. Agregar a esto que el experimento social en Haití opera en la práctica como una nueva “Escuela de las Américas”, desde la cual al regresar a sus países podrán reproducir atacando a sus propios pueblos.
Haití ha heredado su estructura de clases desde su época post-colonial, con una población campesina de pequeña y mediana producción (aproximadamente un 80% de 10 Millones de habitantes), sumado a un ínfimo porcentaje de asalariados el cual ronda los 300 mil. Desde el 2015, la lucha de clases en Haití se ha intensificado, en parte por las condiciones de descomposición de la sociedad por causa del saqueo social y ambiental de la mega-minería y turismo de lujo, la especulación inmobiliaria, entre otros factores. En parte por el desarrollo de la conciencia popular y la formación de bases comunitarias y territoriales de resistencia y organizadas en red. Las y los haitianos lanzados de a cientos de miles a la calle, en las distintas ciudades y poblados, han puesto en jaque los intereses norteamericanos, canadienses y franceses (entre otros) quienes están dispuestos a ir contra la autodeterminación del pueblo a costa de vidas humanas.
En Uruguay, la centro-izquierda partidaria votó en contra en 2004, para luego, desde que subió al gobierno, votar mantener una guardia pretoriana hasta el día de hoy. La decisión legislativa de mantener las tropas viene con una cláusula gatillo que el Poder Ejecutivo puede aplicar para efectivizar el retiro total e inmediato de las tropas militares, decisión para la cual todo el pueblo uruguayo consecuente en solidaridad con Haití deberá manifestarse de una u otra manera.