Entrevista al compañero Pablo Abisab, docente integrante del núcleo del colegio Gabriela Mistral
El fin de año anterior termino con los trabajadores del núcleo de base ocupando el colegio en defensa de la fuente laboral de una compañera auxiliar de servicio. Una de las premisas que quedó clara es que en la enseñanza privada las patronales hacen uso de los colegios como negocio más que como centros de enseñanza.
¿Cómo controla el CODICEN a estos centros?
Se deben regir por la normativa vigente dependiendo del Consejo correspondiente. La heterogeneidad de realidades de los centros hace que no se pueda dar una respuesta contundente en cuanto al cumplimiento y control que el estado hace de los mismos. En cuanto a lo estrictamente profesional y laboral, para nosotros es común tener compañeros que trabajan en instituciones donde no se respetan las categorías, permanentemente se les plantea a los trabajadores que deben estar comprometidos con la Institución y colaborar en ese sentido, lo que implica trabajar horas sin ser remuneradas, “en pos de la vocación y por el bien de los estudiantes”, a pesar de que en la mayoría de los casos son y se manejan como empresas y cobran cuotas muy altas. Estas y otras situaciones hacen que el conflicto en la educación privada este latente.
En el Mistral ¿se ha avanzado en las negociaciones?
En este momento estamos en cero con relación a la situación de la compañera despedida, la dinámica de la negociación vía Dinatra , hace que sin motivos te quede una trabajadora jefa de familia en la calle, los argumentos para el despido fueron variando, tratándose de la única compañera afiliada del sector, sin informes negativos de ningún tipo, con 17 años en su labor en la Institución, entendimos que había un posicionamiento claro de ataque a los trabajadores organizados. Presentamos cinco o seis propuestas para conservar la fuente laboral de la compañera y ante la reiterada negativa fuimos llevando a cabo medidas que culminaron en la ocupación en diciembre pasado, este no es un caso aislado, los trabajadores de la educación privada nunca podemos pasar un fin de año tranquilo, este año tuvo su mayor repercusión por la gravedad de los casos, pero despedir compañeros en los últimos días de diciembre es una costumbre que ha arraigado y a situaciones de atropello y desconocimiento de los derechos por parte de quienes dirigen nos enfrentamos permanentemente.
Tras el cierre del sector secundaria del Nubarian, ¿se podría decir que tanto en el Mistral, Varela y Nubarian, es un problema de mala gestión?
Sin dudas, estas situaciones ponen de manifiesto este problema y como ocurre siempre, somos los trabajadores quienes pagamos las consecuencias, con salarios que en promedio apenas están por encima del mínimo nacional y empresas que están eximidas de impuestos y aportes al BPS, parece evidente que hay mala gestión o que la distribución de los ingresos al menos habría que estudiarla. El resultado es la pérdida total de fuentes de trabajo o en el mejor de los casos la reducción de horas que conlleva a la disminución de salario y la precarización de las condiciones laborales.
¿Sería una solución la estatizacion sin indemnización?
A partir de algunos focos de conflictividad importantes se pudo poner en debate la falsa idea de que el modelo de educación privada es el paraíso, en contraposición a la educación pública. Quienes trabajamos tanto en la educación pública como en la privada nos enfrentamos a problemas de todo tipo y esto no se resuelve destinando más dinero del estado para solventar a las instituciones privadas. Venimos de un año particular en lo que a la educación se refiere, la lucha de docentes y estudiantes por el presupuesto, Decreto de Esencialidad mediante. (…) Es necesario un debate y elaborar propuestas.
¿En el Uruguay de hoy un padre puede decidir libremente a la hora de enviar a sus hijos a estudiar? La respuesta es no, porque para eso tendría que destinar una parte importante de sus ingresos en un colegio. Para la mayoría de la población es la Educación pública la única. Aquí el debate se complejiza; releyendo a Umberto Eco, él planteaba que, de acuerdo a qué educación podes pagar, unos reciben una enseñanza de baja calidad y otros una excelente y estos últimos se convierten en la clase dirigente. En el Uruguay esto está planteado, no se destina más presupuesto para la educación pública y para asegurar la libertad a los particulares de impartir enseñanza, se subsidia a través de la exención impositiva y con vouchers. Se nos puede decir que esto surgió en un contexto donde se intentaba garantizar la libertad de enseñanza de los ciudadanos de todas las creencias y opiniones pero la realidad de los centros educativos privados ha cambiado, una buena parte de las instituciones se manejan como empresas, se ha mercantilizado la educación, en algunos casos el estudiante es casi como un cliente, se habla de “vender” la propuesta educativa. Esto nos lleva a un terreno en el que nos enfrentamos a contradicciones en la tarea que llevamos a cabo (…) lo que sí está claro es que no puede prevalecer la libertad de empresa por sobre el derecho de toda la sociedad a la educación cuando es esta en su conjunto la que contribuye y unos pocos privilegiados se llevan las ganancias.
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