Bolivia: la burguesía cambia de estrategia política, Añez declina su candidatura presidencial

Añez ha seguido, en primer lugar, el consejo de la burguesía y; en forma secundaria, el inevitable comportamiento político de las encuestas electorales.

Hace tiempo atrás, señalamos que Añez negociaría su salida del poder con el MAS (con objeto de escapar a la responsabilidad de la masacre de Sacaba y Senkata que pesa sobre su gobierno), lo acaba de hacer con Carlos Mesa. La declinación de Añez viabiliza la “transición electoral” postgolpe de Estado –negociación que también involucra a la cúpula Masista. Los números no le daban a Jeanine Añez para apostar por una candidatura presidencial; y, a lo sumo, obtendría una reducida bancada presa de las dos fuerzas políticas principales: MAS o Mesa.

Sin embargo, la declinación de Añez responde al cambio de estrategia del conjunto de la Burguesía nativa –incluido los terratenientes. La declinación de Añez cierra la aventura política del gorilismo del Oriente. O sea, la salida golpista o autogolpe, ahora, ha quedado como inviable para la burguesía por lo menos en la actual coyuntura política –lo que no la descarta en un futuro. El conjunto de la burguesía se conduce por la vía de apaciguar las aguas (“salida electoral”), porque tiene al frente una tarea titánica: iniciar un periodo de recesión económica con eje en un pacto político entre las dos fuerzas principales: MAS y MESA. O sea, como “factores de contención de las masas”, unos de los sectores obreros, populares, trabajadores e indígenas; y otros de la clase media. Con objeto de acabar con la incertidumbre y abrir paso a la “gobernabilidad política” en el país. Algo que se ve dudoso.

La burguesía nativa no ve una salida independiente en las masas trabajadoras e indígenas, incluso ni el propio Mallku ha representado tal opción. El Mallku ha agitado las aguas únicamente para negociar posiciones políticas en el interior del MAS, incluso apostó por la propia “salida electoral” al confesar que apoyaría a Ruth Nina de Panbol –el partido ligado a los motines policiales que participaron activamente en el golpe de Estado de noviembre-octubre pasado. La burguesía no pone fichas en la autonomía política de las clases explotadas y oprimidas. Algo que la relaja y conduce a bajarle el pulgar a Añez. Sin embargo, la recesión económica pondrá a todas las clases sociales en pleno confrontamiento político y social, y sobre todo a los trabajadores e indígenas la lucha por la defensa de la vida.

El viraje de gran parte de la burguesía nativa (empresarios, agroindustriales y terratenientes) por una “salida electoral”, responde, también, a que la cúpula del MAS de Evo Morales ha dado muestras de disciplinamiento político al Estado y la clase dominante. No solo durante los 14 años en el poder, sino incluso desde el inicio cuando capituló al golpismo reconociendo al gobierno de facto y optar por la falsa “pacificación” del país. La mayor muestra de pongueaje político de la cúpula del MAS y el propio Evo Morales a la Oligarquía, fue con su conducta política frente al bloqueo nacional de caminos de las 20 provincias aymaras de El Alto. Morales operó al interior del movimiento indígena, que luchaba por la renuncia de Añez, como sirviente de la oligarquía y el imperialismo, al crear todas las condiciones para derrotarlo políticamente. Fue lo que logró. Esa, quizás, fue la última mayor muestra de servilismo a los intereses de la clase dominante, y a los propios golpistas. Sobretodo ha sido la confesión de parte de Morales que está dispuesto a derrotar a sus propias bases sociales si no aceptan la salida de la burguesía nativa, o sea, en lo próximo será el ajuste del FMI.

Aun así, la oligarquía y los empresarios han visto apresurado la vuelta al país de Evo Morales. La razón es porque se ha agotado como factor de contención de las masas, hoy es un factor de crisis y agitación en las clases medias. Por eso, la burguesía declinó su candidatura como primer senador; y no ha considerado en ningún momento el arribo de Morales al Estado. La burguesía es consciente que gobernará con los discípulos de Evo Morales y con un partido en pugnas internas. Es decir, con un MAS a su servicio y con un caudillo sometido a sus designios burgueses. En esas condiciones, la burguesía no necesita de la candidatura de Añez ni de un gobierno protofascista o asentado en la cúpula militar. Más que nunca, necesita un pacto político entre las dos fuerzas políticas principales para encarar un periodo de recesión económica y aplicar la agenda política del FMI y el imperialismo. No hay que olvidar que Morales y el MAS, no son prochino absolutos, ha dado muestra de simpatías con el sector imperialista yanqui de Bernie Sanders, que tiene su fracción en los demócratas, y que en las elecciones presidenciales de octubre apoya a Biden (demócrata) contra Trump. Es posible que en la Casa Blanca haya un cambio de gobierno, debido a la caída electoral de Trump, esto sin duda ha retumbado en los oídos de la burguesía boliviana para apuntar a cambiar de estrategia política.

Añez y su gobierno se ha vuelto un rezasgo innecesario (lo mismo acontece para Camacho), y por supuesto, inviable políticamente para tranquilizar las aguas que se agitan con los cierres de fábricas, despidos, violación a los derechos laborales, la falta de empleo y la creciente pobreza. Es por ello, que la declinación de Añez no responde a la “Unidad de la democracia” contra la “dictadura Masista” ni al termómetro electoral sino, a una presión frente a la inevitable crisis económica que a traviesa todos los poros de la sociedad, que exigen un pacto político en beneficio de la patronal capitalista. En este sentido, el planteo de un “voto útil” opuesto al MAS o, de un “voto duro” opuesto a la derecha neoliberal, es una ficción política. El que vota por el MAS vota por Mesa, y viceversa.

Carlos Mesa y el MAS (Arce Catacora, Evo Morales, Choquehuanca, Andrónico, Loza, Eva Copa) se preparan para cogobernar en el poder. En este esquema, los intereses primeros es satisfacer el capital extranjero, a las transnacionales, a la oligarquía del oriente -la propiedad privada de la burguesía; contra los intereses del pueblo trabajador del campo y la ciudad. La disputa política sustancial no será entre el MAS y Mesa; sino entre MAS-Mesa contra las masas de trabajadores e indígenas.

Desde Socialismo Revolucionario consideramos que el único voto útil es el voto nulo/blanco en las elecciones presidenciales próximas. La autonomía política de las masas obreras, trabajadoras e indígenas está en votar nulo o blanco; recuperar la COB y todos los sindicatos de la burocracia Masista-mesista y plantear un plan de lucha en defensa de la vida y los derechos de los trabajadores y trabajadoras.

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Author: Daniel Perez