“Enormes protestas tuvieron lugar en Minneapolis el martes por la noche. La policía con equipo antidisturbios disparó gases lacrimógenos y balas de goma contra la multitud” tras la muerte, la noche previa, a manos de un policía blanco quien “se arrodilló sobre su cuello mientras yacía en el suelo durante un arresto. Las imágenes del incidente mostraron a Floyd (el hombre asesinado finalmente por asfixia) gritando ´No puedo respirar´ y ´¡No me maten!´. Una multitud grande y diversa se había reunido al comienzo de la protesta, con algunos carteles que decían «No puedo respirar» y «Asesino de la cárcel KKKops» y cantando «Enjuiciar a la policía». Los activistas habían bloqueado el tráfico durante varias cuadras en todas las direcciones, y la multitud salió a las calles” (The Guardian, 27/5). Lo que más enardeció a los manifestantes es que en un video que se viralizó “se puede escuchar a los testigos gritando a los oficiales que se quiten del cuello de Floyd. Uno grita: ´¡Hermano, ni siquiera se está moviendo!´. Otro pregunta si «¿te vas a sentar allí con la rodilla en el cuello?». Luego en una conferencia de prensa, el martes, el departamento de policía de Minneapolis confirmó que ´murió poco tiempo después´ de un «incidente médico», luego de ser trasladado al hospital” (ídem).
La reacción popular fue de tal magnitud que 4 policías debieron ser arrestados. Minneapolis-Saint Paul es una de las áreas urbanas más importantes de EE.UU.: “ha visto varios años consecutivos de protestas contra los asesinatos policiales de hombres negros … la reunión del martes fue una de las más grandes que el área metropolitana haya visto” (ídem).
Desde el lugar del asesinato, “los manifestantes marcharon por el vecindario hasta el recinto policial de la ciudad, donde una pequeña pero enojada y persistente multitud se enfrentó durante horas con los oficiales que vigilaban el edificio. En el recinto, a medida que la lluvia caía fuerte, las ventanas se dañaron y los patrulleros fueron dañados con grafitis. Los manifestantes arrojaron botellas de agua y leche a los oficiales, gritando ´cerdos´ y ´cómo pudiste´. La policía disparó gases lacrimógenos verdes y granadas de aturdimiento para dispersar a la multitud que se acercaba a la estación” (ídem).
Trump no se dio por aludido, pero Biden en cambio salió de su letargo y junto al gobernador de Pensilvania, Tom Wolf, dijeron que los oficiales involucrados en la muerte de Floyd deben ser “más responsables”. “Tenemos que llegar a la raíz de todo esto”, dijo Biden (ídem).
Los afro-americanos nunca dejaron de ser discriminados en EE.UU. Ahora con la pandemia de coronavirus se estima que los negros han muerto en proporciones tres y cuatro veces mayor a los blancos y se encuentran entre las minorías más afectadas de EE.UU.
El levantamiento de Minneapolis puede ser el anticipo de un levantamiento a escala nacional. EE.UU. está en la antesala de un giro. La presión de Trump y la burguesía yanqui por quebrar la cuarentena, que el gobierno federal combatió siempre, está llevando a EE.UU. a un callejón sin salida: “a medida que la nación continúa con la reapertura, los datos continúan mostrando que dos docenas de estados de EE. UU. están viendo incrementos de nuevos casos de coronavirus” (ídem).