La bancada del Frente Amplio en su totalidad aprobó el proyecto de rendición de cuentas, a pesar del ruido que hicieron los integrantes de su ala izquierda, particularmente el PCU. El rechazo a las pautas, como parte de su lucha por el gobierno en disputa, duró poco. Lineazo de Vázquez y todos a votar.
Las razones esgrimidas por el Partido Comunista en un comunicado emitido por su Comité Ejecutivo Nacional el pasado 2 de agosto muestran a las claras el nivel de capitulación y el engaño al que pretenden inducir a los trabajadores. Presentan como un triunfo que el recorte sea menor al proyectado inicialmente. La educación pública se cae a pedazos por falta de recursos, pero aparentemente es una victoria que se recorten cientos de millones de pesos de su presupuesto.
Esta victoria habría sido alcanzada gracias a la presión del secretariado del FA, a la bancada “rebelde” y al diálogo con el presidente. El otro punto de la supuesta victoria es haber alcanzado un compromiso político de crear una comisión para estudiar algunas propuestas para gravar al gran capital.
Lo que está claro es que hay en marcha un ajustazo para financiar el déficit y dicho ajustazo se carga sobre los trabajadores, y en particular, sobre la educación a la que acceden los mismos y sus hijos. Algunos millones menos de recorte no son un triunfo sino una gran derrota para la clase trabajadora. Pero esto es parte de la política histórica del PCU de poner a los intereses de los trabajadores como furgón de cola de los intereses del gran capital. Su rol no es preparar y organizar a las masas sino contenerlas, y a ello se dedican. Por eso Andrade dejó su banca en el parlamento, para no arriesgar su prestigio dentro del SUNCA, siendo él quien levante la mano para aprobar el mazazo. Ya bastante tienen con el desprestigio de una figura sindical histórica como Juan Castillo, aliado de las patronales a la hora de los consejos de salarios.
Resulta particularmente interesante esta parte del comunicado: “Hay dos maneras de enfrentar los efectos de la crisis del capitalismo. La de la derecha es cortar la inversión social, bajar los salarios, sacar la negociación colectiva, privatizar, recortar la inversión pública y la apertura comercial indiscriminada. Esta concepción se expresa con brutal claridad en las medidas del gobierno golpista de Temer en Brasil y el de la oligarquía de Macri en Argentina. No nos confundimos, esa es la propuesta de las clases dominantes y de la derecha. Eso es lo que harían si estuvieran en el gobierno aquí.”. A pesar de la retórica, esta es la política del Frente Amplio, que recorta en educación y salud públicas; que apuesta a la rebaja salarial a través de las pautas fijadas para la negociación colectiva; que amenaza con retirarse de las negociaciones con los diferentes públicos y decretar sus convenios colectivos(como amenaza en este momento a los bancarios, al mejor estilo del pachecato); que achica el estado en beneficio del empresariado privado que gana cada vez más, que recorta las inversiones públicas en todo sentido teniendo hospitales y centros educativos en estado ruinoso; que exonera de impuestos a los grandes capitales a través de regímenes cada vez más laxos de Zonas Francas y los financia como a los López Mena o a los Fernández de Fripur. Estas no son sólo las medidas de “la malvada derecha”, sino que estas son las medidas que toman los gobiernos capitalistas, incluido el Frente Amplio. Medidas que ellos siempre votan a pesar de los gritos que pegan para la tribuna.
El PCU nunca plantea salir de los marcos del capitalismo; sistema basado en la opresión y la explotación de los trabajadores. A través de medidas pseudo-keynesianas a las que hacen referencia: “avanzar, defender los salarios como elemento de justicia social pero también de dinamización económica, incrementar la inversión pública y mantener e incluso ampliar la inversión social, sin desconocer la importancia de mantener un manejo macro económico responsable.” no se llega al socialismo, a pesar de que para estos “comunistas” sea la solución a todos los problemas. El capitalismo no puede reformarse. Mientras gobierne la clase dominante, la crisis siempre será descargada sobre los trabajadores, porque son quienes tienen los medios de producción en su poder, y siempre se negarán a pagar ellos la crisis que causaron. Los costos siempre caen sobre la clase explotada, la verdadera generadora de la riqueza.
El ‘bloque social de los cambios’ no es más que un eufemismo para que los trabajadores paguemos la factura de la bancarrota capitalista. La votación del ajuste en la Rendición de Cuentas muestra, una vez más, la estrategia del PCU de marchar como furgón de cola de los intereses de Moody’s y Standard and Poor’s en aras de la unidad con la derecha del FA y la burguesía. Los trabajadores tenemos que sacar todas las conclusiones de este proceso construyendo una alternativa política socialista a este derrumbe político. Vamos por un nuevo comienzo para el movimiento obrero y la izquierda.