Según una reciente encuesta de Factum, el Frente Amplio “registra la caída más grande de toda su historia”, con un 30% de intención de voto (18 puntos debajo de las elecciones nacionales). Lo notable en este sondeo es el crecimiento del apoyo a Edgardo Novick, que alcanza un 8% -empatando con todo el Partido Colorado.
Es evidente que Novick ha ido ganando peso en el seno de la “oposición”, desde que triunfara en forma aplastante en la interna del “Partido de la Concertación” como candidato a Intendente de Montevideo. En aquella ocasión, fue el segundo candidato más votado (superando incluso a Topolansky por más de 50 mil votos). Los principales referentes blancos y colorados han atacado la pretensión de constituir la “Concertación” como lema nacional, en tanto que Novick plantea precisamente acumular votos entre los distintos partidos “como lo hace el Frente Amplio”.
La invitación al ex candidato de la Concertación a las reuniones sobre seguridad por parte del presidente constituyó un espaldarazo, en la medida que lo reconoce como dirigente político nacional. Ya Novick se había aproximado al vazquista Daniel Martínez para darle los votos al “Fondo Capital”. El puente que une al vazquismo con Novick es nada menos que Juan Salgado, presidente de Cutcsa, quien es asesor del presidente y socio del empresario en el shopping Nuevo Centro.
Los planteamientos políticos de Novick apuntan a terminar con el régimen de colaboración de clases expresado en el Frente Amplio. Es notorio que no ataca al presidente, sino que el blanco favorito de sus críticas es Mujica. Cuestiona, en primer lugar, la relación del gobierno con los sindicatos, reclamando cesar con las concesiones y abrir un ataque en regla contra las conquistas y derechos de los trabajadores. El ex líder de la “Concertación” en todo caso critica a Vázquez por no ser capaz de llevar adelante la política que proclama, lo cual lo ejemplifica en la renuncia al tratado TISA o en el paso atrás en la cuestión de la educación. “El MPP no lo está dejando a Vázquez”; a Filgueiras y Mir “el MPP los hizo salir”; “Vázquez tuvo buenas intenciones, pero no pudo”. “el que gobierna es el MPP y los sindicatos”. “Hay que terminar con los dirigentes sindicales que están gobernando el país”: así podría resumirse su discurso.
Vázquez está intentando seguir el libreto que marca Novick, pero manteniendo la composición del gobierno y la unidad del FA. Instituyó las reuniones multipartidarias sobre seguridad, como una concesión a la derecha pero también como un ensayo de gobierno de “unidad nacional”, donde se abandone la polarización entre el FA y el PN-PC, y sobre todo donde el gobierno se independice aún más del Frente Amplio. Por otra parte, su relación con los sindicatos es cada vez más conflictiva, como lo demostró todo el sainete en torno a la entrevista (negada y luego concedida) con el PIT-CNT. La situación precaria en que quedaron Murro y Castillo en el gabinete, luego de intentar modificar mínimamente la política salarial, es otra expresión de esta crisis que vive el régimen de conciliación de clases. Los dirigentes sindicales sienten exactamente lo contrario a lo que afirma Novick: que han perdido toda incidencia en el gobierno.
Novick carece por ahora de una bancada relevante, tiene apenas un diputado y un senador, por lo que no puede ofrecer a Vázquez una salida como la que le dio a Martínez.
El programa de la “oposición”, incluyendo a Novick, es un ajuste incluso mayor contra el salario y las conquistas de la clase obrera. Si hoy blancos y colorados aparecen criticando los recortes en la educación, para no asumir la responsabilidad respecto al ajuste e intentar capitalizar el descontento popular, de hecho ellos mismos estuvieron en contra de incrementar el gasto educativo el año pasado (y en todo el período anterior). El programa de esta derecha tradicional es una mayor rebaja del salario, e incluso una devaluación monetaria para licuar los salarios. Sus referentes son los Macri y Temer, que intentan llevar adelante un ataque en regla contra el movimiento obrero.
El crecimiento de Novick es otra expresión de la “desconcertación” (fragmentación) de esta “oposición”, donde a la tendencia al derrumbe colorado se suman las disputas en el seno del PN, que se expresaron por ejemplo en torno al retiro de las reuniones sobre seguridad convocadas por el presidente. La derecha de conjunto no consigue crecer, pese al derrumbe de las expectativas en el Frente Amplio, e incluso ha sufrido un retroceso según varias encuestas.
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