A pesar de declararlo como una “profunda injusticia”, mediante un comunicado de la Cancillería el gobierno convalidó rápidamente el golpe de Estado contra Rousseff en Brasil, reconociendo al gobierno de Temer. Los Bordaberry, Pou, Larrañaga y Novick apoyaron la posición de reconocimiento del gobierno golpista, al igual que el propio Mujica que horas antes oficiaba como orador central de un acto del PIT-CNT… contra el golpe en Brasil.
Fuera Temer
La consumación del anunciado golpe de Estado por parte del senado el pasado 31 de agosto, constituye un viraje reaccionario que busca terminar con las investigaciones por corrupción, que alcanzan al gobierno pasado y al presente, y aplicar un mayor ajuste contra los trabajadores. Se trata del reemplazo de un gobierno -el de Dilma- que se reveló impotente para aplicar la política de ajuste que reclama el capital, rescatando al personal político y a los grandes capitalistas involucrados en los procesos judiciales por corrupción. No asistimos a un cambio en el carácter de clase del gobierno, sino una tentativa de modificar la relación preexistente entre las distintas clases. El programa económico de Temer está basado en un rescate de la burguesía y el Estado en quiebra mediante una brutal ofensiva contra las masas: reducción de los salarios, del empleo y los gastos sociales (sistema previsional) y un endeudamiento feroz del sector público y privado.
Fracaso del PT
Fuera de la sesión del senado, tan sólo 1500 personas se congregaron en apoyo a la presidenta que estaba siendo destituida, dejando de manifiesto de un lado el bajo apoyo popular con el que cuenta, y del otro la capitulación frente al golpe tanto del PT, como de la CUT que no convocaron a enfrentarlo. Dilma y el PT se negaron desde un principio a desconocer la resolución de un Congreso minado de ladrones y corruptos, enfrentándolo con un llamado a la movilización y la huelga general de las masas. No es casualidad que el PT descartara este camino, pues implicaba abrir una crisis de poder, donde la irrupción de las masas podía desarrollarse más allá de su control político. Esta opción hubiera obligado a las FFAA a intervenir dejando de manifiesto públicamente su apoyo al golpe, (que no podría estar consumándose sin su aval). La salida de reclamo de elecciones por parte del PT, y su negativa a enfrentar el golpe es una capitulación en toda regla.
Como señalamos en la reciente Conferencia Latinoamericana realizada en Montevideo, se trata del fracaso del gobierno que fue más lejos en una tentativa de “capitalismo nacional”, a partir del intento de convertir a Petrobras en una palanca industrial, mediante la inversión de la mayor parte de las utilidades, el monopolio operativo de las asociaciones con el capital extranjero y el desarrollo de un entorno de servicios tecnológicos, contratistas y constructoras nacionales que impulsó un nacionalismo burgués y gran burgués. Tras la caída de los precios internacionales del petróleo, se desmoronó toda esta experiencia que termina con la quiebra de todos los sectores involucrados -entre ellos la Federación de San Pablo- alimentando el proceso que culmina en el golpe de Estado.
El balance de conjunto, revela la bancarrota final de la izquierda agrupada en torno al Foro de San Pablo, cuyos gobiernos caen como consecuencia de sus propias limitaciones políticas e incluso su colaboración con el imperialismo.
Derechistas en la cornisa
En América Latina la burguesía está transitando de gobiernos de contención a gobiernos de ataque a los trabajadores, como consecuencia del salto en la crisis capitalista. El golpe en Paraguay (luego de Honduras), la derrota del Kirchnerismo, el golpe en Brasil, el ascenso de la derecha en Venezuela, son distintas manifestaciones del agotamiento de los gobiernos “progresistas”.
Sin embargo, los Macri y los Temer tienen pocos recursos políticos para enfrentar una crisis que ha pasado a una etapa mucho más convulsiva. Las bases sobre las que se asientan tanto Macri como Temer son extremadamente frágiles. La popularidad de Temer está por el suelo y se encuentra salpicado por denuncias de corrupción, de igual modo que los congresistas que destituyeron a Dilma. El alejamiento de Dilma, alimenta la esperanza de la burguesía de oxigenar al gobierno interino para la aplicación de las medidas de ajuste, así como recibir nuevas inversiones. Esta agenda encierra enormes contradicciones y choques entre las clases. Temer acaba de firmar un acuerdo con China por inversiones de 10 mil millones de dólares en proyectos siderúrgicos (O Valor, 2/9), que desplazan a los capitales brasileños de la Federación Industrial de San Pablo, promotores del golpe. En medio de un gobierno dividido Macri, acaba de fracasar en imponer un tarifazo en los servicios públicos por la reacción popular desatada y críticas desde la propia Unión Industrial. La debilidad del gobierno macrista es manifiesta para hacer frente a una bancarrota económica y social de proporciones. El derrotero de estos nuevos gobiernos derechistas abre crisis potencialmente revolucionarias.
Salida
El acercamiento de Vázquez a Macri, y el reconocimiento del gobierno de Temer, muestran que el gobierno del Frente Amplio intenta llevar adelante el ajuste que reclaman las calificadoras de riesgo y el gran capital: pautas salariales a la baja, recortes de los gastos sociales y un enorme endeudamiento público. Enfrenta, sin embargo, claros límites que se encuentran de un lado, en la bancarrota capitalista mundial y del otro, en la resistencia de los trabajadores, como lo manifiesta la crisis abierta en la representativa del PIT-CNT en torno a nuevo paro de 24hs.
La izquierda que se niega a romper con el vazquismo en nombre de la “unidad del bloque político-social de los cambios” y de que “no retorne la derecha”, ha pasado de criticar el ajuste y los recortes a darles el voto en el parlamento y a impulsar el levantamiento de los paros en el PIT-CNT. Usan el cuco de la derecha para justificar su propio viraje a la derecha.
En oposición a esta política de subordinación a los ajustadores, los partidarios de la Unidad Socialista de América Latina, apuntamos a poner a los trabajadores al frente de la salida a la crisis de los gobiernos fracasados de la centroizquierda y el nacionalismo, contra la salida pro imperialista y ajustadora de los Macri, los Temer y los Vázquez.
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