UPM: Dependencia y contaminación

En medio de una crisis económica latinoamericana importante, el gobierno recibió la noticia de que la papelera UPM planea la instalación de la segunda pastera en los márgenes del rio negro (Paso de los toros) con una producción que casi duplica a la actual de fray bentos, y que implica una inversión de 5 mil millones de dólares. El gobierno lo celebró como una victoria, pues implicaría un respiro en medio de un contexto económico difícil, donde la actividad económica se encuentra en franco declive. Sin embargo, la concreción de dicha inversión está condicionada no sólo a la exoneración de impuestos nacionales (zona franca), sino además a la realización de inversiones en infraestructura por parte del Estado por 1.000 millones de dólares. Mejoramiento de rutas, reacondicionamiento de vías de tren y dragado del puerto de Montevideo son algunas de las obras que el gobierno debería comprometerse a cumplir para la instalación, que según fuentes oficiales daría trabajo a alrededor de 8000 personas. Muchas de estas obras se están analizando bajo el formato de la Participación Público-Privada.

¿Más empleo?

El gobierno promueve la idea de que con UPM se generen puestos de trabajo, pero esto no es algo más que pasajero. Por ejemplo, cuando Botnia comenzó su construcción y actividades en fray bentos en el número de personas empleadas en la tarea fue de alrededor de 5000. Una vez terminadas las misma, el número de trabajadores se redujo drásticamente hasta llegar a aproximadamente 500 personas, de las cuales, 100 son fraybentinas. Durante un breve período creció el empleo, pero el Estado no fue capaz de mantener los puestos de trabajo y la desocupación en Rio Negro es la segunda más grande del país (8,5%). Esto nos indica que la papelera y su boom del trabajo duraran entre 1 a 2 años y que luego el desempleo volverá a formar parte del problema en el que esta inmersos las localidades del interior (Durazno, el departamento donde podría establecerse la nueva papelera, es el departamento con más desocupación del país con 9,5%). Es decir, el argumento de que con más UPM se genera empleo cae por su peso, pues son plantas que funcionan con dos o tres centenares de operarios, en tanto en la forestación el empleo es mínimo (menor incluso al que emplea la ganadería extensiva).

Contaminación del Río Negro

La utilización del Rio Negro no es menor y representa uno de los puntos a tener en cuenta desde la perspectiva ambiental, debido a que al tener un menor caudal, por más mínima que sea el material contaminante vertido al agua, esta se estancaría y podría dar paso a un proceso de contaminación gradual. Aun si los desechos son tratados según las normas correspondientes y se disminuye su contaminación, los efluentes podrían estar cargados de líquidos cancerígenos como lo son las dioxinas. También tendrían una demanda bioquímica de oxígeno, lo cual al mezclarse con las aguas del río, desoxigenaría el agua produciendo una destrucción parcial de la fauna del río y un impacto en la simbiosis del ecosistema. La presencia de furanos y otras sustancias tóxicas generarían un boom de bacterias que alteraría los niveles de toxicidad del agua perjudicando a la fauna de la zona y pudiendo producir efectos negativos a la salud de las personas que viven a sus orillas. A la larga el Río Negro y el monte ribereño que lo rodea perdería su fauna y flora acuática.

Colonización

La experiencia ha demostrado que la instalación de dos fábricas de pasta de celulosa no es una vía para el desarrollo nacional. Fomentan las grandes plantaciones de eucaliptos, y la primarización de la economía, en lugar de la industrialización. Tras dos propagandeadas “mega inversiones”, el país está sacudido por una aguda crisis y crece el desempleo. ¿Por qué una tercera planta va a provocar un resultado diferente? Se trata de un paso más en la colonización económica por parte de las multinacionales. UPM y Montes del Plata deben ser expropiadas bajo control de los trabajadores y puestas al servicio de un plan de reorganización social integral.

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Author: Diego Cancela