Luego de la elección del 25 de mayo, en donde el oligarca Petró Poroshenko fue elegido presidente, recrudeció la ofensiva militar contra el este de Ucrania. Se vive un verdadero sitio. El desabastecimiento es generalizado. En los hospitales quedan insumos y medicamentos para menos de una semana. Ya no se puede garantizar el pago de sueldos ni pensiones debido a la falta de fondos. Los yankis asesoran la campaña contra el este, la financian y equipan. Circulan denuncias de que el ejército está lanzando bombas de fósforo blanco contra la población civil. Los fascistas, quienes integran las fuerzas de la Guardia Nacional, encabezan los enfrentamientos contra los rebeldes. La democracia ucraniana, avalada por el imperialismo en su conjunto, impone métodos de guerra civil. Sin embargo, lo que tenía que ser una “operación militar de unas horas” ha encontrado una fuerte resistencia.
La agenda del capital financiero y la oligarquía
Con la normalización de Ucrania como agenda, Poroshenko se reunió en Francia, en el aniversario del Día D, con Obama y Merkel, por un lado, y con Putin, por el otro. Este encuentro con Putin sentó las bases para el desarme de las milicias. Las esperanzas de los rebeldes, luego de las masivas votaciones autonómicas, de recibir una fuerte ayuda militar de Rusia, se desvanecieron. Putin canjeó el este de Ucrania por seguridades en Crimea. Asimismo, presiona para que la Unión Europea pague la factura del gas ruso que utiliza Ucrania, de lo contrario advierte contra un corte que afectaría al occidente de Europa.
La oligarquía de la zona, que primero tuvo una posición ambigua frente a los rebeldes, se ha posicionado en bloque con el gobierno para garantizar la continuidad de sus negocios y repartirse los bienes del clan del depuesto oligarca Yanucovich. Por otro lado, se acentúan las movilizaciones que exigen la paz y el retiro de la guardia nacional. Ucrania todavía debe enfrentar elecciones parlamentarias, pero el sistema político de partidos es virtualmente inexistente y hay un estado de guerra.
Perspectivas
La UE, la Otan y Rusia discuten los términos de un protectorado en Ucrania. Las cuestión del precio y el suministro del gas es uno de los aspectos de la disputa; el otro, es la intención de Estados Unidos de convertir a Ucrania en otra sucursal de la Otan. Luego está el tema del ‘Rodrigazo’ eslavo: el acuerdo firmado por Poroschenko con el FMI plantea tarifazos de hasta el 400 por ciento en una economía que lleva dos años en recesión. La oligarquía ucraniana ha decidido unirse como socia menor del imperialismo europeo, esto en plena crisis mundial. Poroshenko anunció que firmará, antes de finalizar junio, el acuerdo de asociación económica con la UE que había rechazado Yanucovich en noviembre pasado.
La pelea contra el régimen oligárquico ordena las tareas de la clase obrera de la Ucrania, cuya primera consigna debe ser la derrota de las tropas de la Guardia Nacional ucraniana. Solamente una asamblea constituyente libre y soberana podría cimentar la unidad e independencia de Ucrania, cuya base histórica no puede ser otra que un gobierno de trabajadores.
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