Luego de las elecciones para los consejos en el año 2015, y en oportunidad de la elaboración de la plataforma para la negociación del convenio colectivo, las agrupaciones 319 del BHU y la ANV, 575 y 810 del BROU, y la 999 de BSE, sumando en primera instancia a la 1955, comenzaron un trabajo de coordinación.
Pasadas las asambleas del 2016 se rompió el acuerdo con la 1955 y se afianzó el trabajo entre las demás agrupaciones. El planteo claro, firme y evidente de independencia política, democracia sindical y unidad para luchar, contrario a las privatizaciones, al achique, al cierre de dependencias, a la pérdida de puestos de trabajo, a la ampliación de la jornada laboral, por la defensa de los Bancos del Estado, por ingreso de personal, en defensa de las condiciones de trabajo, y por el salario mínimo igual a media canasta familiar, llevó a una buena respuesta por parte de los compañeros de base, y a la idea que era posible poner la dirección del Consejo de la Banca Oficial en manos del clasismo.
El frente único forjado en el trabajo constante de dos años finalmente se presentó como opción en las elecciones recientemente celebradas. La campaña realizada, llegando a casi todos los puntos del país, tanto a los sectores públicos como privados, y logrando muy importantes asambleas en los lugares de trabajo, ya pintaba un panorama auspicioso.
La comprensión de los trabajadores en cuanto a la ausencia absoluta de independencia política de las agrupaciones oficialistas, y la visualización de un deterioro cada vez más acelerado en las condiciones de trabajo, sumado a la preocupación de las dependencias que la mayoría sindical permitió que cerraran en forma parcial, redundó en la necesidad de buscar un cambio en el sindicato.
El desprestigio de quienes llevaron a la firma de un convenio colectivo presentando en tres oportunidades distintas la misma propuesta (rechazada en dos oportunidades), conjuntamente con la ausencia de figuras de peso político, encendió las alarmas en todas las filas de la burocracia. Tal era esa sensación que no faltó quienes reconocieran la derrota incluso antes de la propia elección.
La imagen de unidad demostrada por la coordinación para el cambio, llevó expectativa y esperanza a los compañeros de base que veían como una posibilidad real la conquista de la dirección del sector oficial del sindicato. Prueba de ello son los más de 300 adherentes que se sumaron en apoyo a la propuesta.
Las elecciones pasaron, y los resultados son contundentes. En BHU, BROU y BSE la victoria fue de la coordinación -en particular en los dos últimos la diferencia fue aplastante-. Esto ratifica lo ya conseguido un par de años atrás en BSE, y proyecta una gran posibilidad en el BROU para las elecciones de Representativas en noviembre.
Será el clasismo el que estará al frente de la Banca Oficial.
La convocatoria a las juntas de delegados y asambleas han sido propuestas constantes, rechazadas sistemáticamente por la burocracia, que pretendía continuar dirigiendo el sindicato desde el sillón, permitiendo avanzar al gobierno en contra de los intereses de los trabajadores. Seguirá siendo propuesta constante, pero ahora desde la presidencia del organismo. Los trabajadores ahora podrán resolver.
El ajuste aplicado por el gobierno en la Banca Oficial, achicando y cerrando dependencias, eliminando puestos de trabajo, continuando la avanzada privatizadora y tercerizadora, tendrá ahora enfrente a una dirigencia clasista y una base entusiasmada y preparándose para luchar.
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