El lanzamiento prematuro de la campaña electoral y el desfile de candidatos del oficialismo responde a un cuadro general de crisis que ha colocado al gobierno en un impasse. La campaña, marcada por la carencia de debates de fondo y de contraposición de programas, arranca condicionada por el agotamiento de la política del gobierno y por una tendencia a la modificación de las relaciones entre las diferentes clases sociales y el régimen político, en el cuadro de una agudización de los síntomas nacionales de la crisis capitalista.
El debate sobre las pre candidaturas, se coloca al mismo tiempo que el Frente Amplio aprobaba en diputados una nueva rendición de cuentas, que continua desfinanciando a la educación, la salud y la vivienda del pueblo para garantizar el pago de la deuda y los subsidios y exoneraciones al gran capital. Este presupuesto, digitado por el capital financiero, fue votado nuevamente por todos los sectores de la coalición, lo que da cuenta de que existe una unanimidad en el FA sobre el rumbo de la política económica. De esta forma, el gobierno del Frente Amplio aprueba como un trámite el ultimo presupuesto de su tercer periodo de gobierno, sin ni siquiera poder disfrazar el cumplimiento de la promesa electoral del 6% para la educación.
Los candidatos que se presentan en la interna de FA han sido los ejecutores de la política actual, desde sus cargos ejecutivos en ministerios y en la Intendencia. Ninguno de ellos puede presentarse como una esperanza de cambio por izquierda en el rumbo económico y en la orientación social del gobierno.
Viraje politico
En el cuadro político destaca la situación de crisis instalada en los consejos de salario: el trancazo operado por las patronales, con sectores abandonando la negociación o negándose a adaptarse a las pautas establecidas por el gobierno. Las patronales rurales están encabezando esta tendencia de la clase capitalista a volar los puentes de la colaboración de clases. El levantamiento de las negociaciones, comunicado publico mediante, es la continuación de la formación de Un Solo Uruguay y de las moviizaciones “del agro” colocando su programa de achique del Estado, desfinanciamiento presupuestal y devaluación.
Se trata de un síntoma que señala la necesidad de la burguesía de operar un cambio de règimen. La crisis de los consejos de salario es la crisis del règimen de colaboracion de clases (del cual consittuye su mejor exponente), cimentada en una ruptura general de las condiciones que dieron sustento a este régimen durante mas de una dècada. Hace tiempo que quedó atrás la situación del 2010, donde casi un 90% de los Consejos de Salario lograban acuerdos por unanimidad, y donde las patronales rurales toleraban la aprobación de algunas conquistas mínimas para los trabajadores del campo. El crecimiento de las exportaciones y aumento de los precios internacionales, fueron el lubricante indispensable de esa configuración en las relaciones sociales: el año que se aprobó las ocho horas para los peones rurales, cerró con cifras récords en las exportaciones lácteas.
El trasfondo del cambio de táctica de las patronales, esta determinado por una caída en el volumen y los precios de las exportaciones, una sostenida disminución de las inversiones (a pesar de todos los beneficios fiscales garantizados por el gobierno), una retracción de la demanda laboral, un cuadro de cierres de empresas, aumento de la inflación y una situación de endeudamiento endémico de la economía nacional. El agro acumula deudas que equivalen a un 80% de su producción, siendo la lecherìa su sector más critico.
Muy vinculada a los negocios con Venezuela (prósperos hasta el 2015), este sector se encuentra en una profunda crisis con cierres de cientos de tambos y una reducción de la producción y las exportaciones en un 10% y 30% respectivamente. Esta es la explicación del conflicto en el que se encuentran los trabajadores de la industria láctea, así como del salvataje estatal a Pili y del ataque a los Consejos de Salario.
Hoja de ruta
Es en este cuadro explosivo que la clase capitalista comienza a ensayar un viraje y los candidatos de los partidos del règimen preparan las elecciones. El trasfondo es la necesidad de un cambio en el método de dominación sobre las masas explotadas, adecuándose al viraje político de la región.
Esto no significa, necesariamente, el desplazamiento del FA del gobierno: la crisis del macrismo y la inestabilidad del golpismo brasilero condicionan las relaciones entre la clase capitalista y los partidos del régimen a la hora de impulsar un recambio derechista. De momento, este viraje se lo exigen al propio Frente Amplio, y sus pre candidatos se postulan para un gobierno de ataque a las masas explotadas.
Para el pueblo trabajador, la agenda de la clase capitalista implica pérdida de salario, desocupación, precarizacion laboral y pérdida de las conquistas históricas y recientes. La propuesta presentada por la Cámara de Industrias profundiza la flexibilizaciòn laboral, legisla el trabajo precario y apunta a desintegrar el rol de los sindicatos. Pero los planteos flexibilizadores no vienen solo de las patronales, también tienen su eco en el gobierno, que propone modificar el régimen de categorías, en una apuesta por la eliminación de las categorías y una generalizaciòn de la polifuncionalidad. Sumado al protocolo de prevención de conflictos, que el gobierno impulsa en los consejos de salario, y a los antecedentes que deja el acuerdo marco laboral con UPM, los trabajadores nos encontramos frente a un paquete de reforma laboral “a la uruguaya”.
El cuadro de ataque se complementa con el acuerdo entre todos los partidos en la necesidad de una reforma previsional, que implicaría el aumento de la edad de retiro: la propuesta de Verónica Alonso no fue una trasnochada, por el contrario, tiene como principales defensores a las cabezas del equipo económico del FA y al propio Vazquez.
Tàctica y programa
Por un lado, la conciencia de los trabajadores esta siendo sacudida por los despidos y los cierres de empresas, por la embestida de las patronales y el gobierno contra el salario y las condiciones de trabajo. Por el otro, el principal obstáculo para el desarrollo de las potencialidades del movimiento obrero para enfrentar el ajuste y la quita de conquistas, se encuentra en la política consciente de la burocracia sindical oficialista.
Su táctica consiste en la fragmentación de los conflictos y las reivindicaciones (para lo cual se apoyan en el carácter fraccionante de la negociación colectiva en los Consejos de salario), el aislamiento y le desgaste de las luchas, y la aprobación de medidas aisladas para descomprimir, sin un plan integral para enfrentar como clase los ataques de los capitalistas y sus partidos.
El paro general del 22 se caracterizó por la carencia de movilización y por su escaso impacto político. Tuvo que ser convocado, a pesar de los intentos de levantarlo y de la decisión de postergarlo, frente a la intransigencia del gobierno y las patronales, que dejan a la burocracia oficialista sin margen para presentar conquistas mínimas.
La otra explicación del vaciamiento del 22, fue la inexistencia, en las filas del clasismo y de la izquierda, de una agenda para dotar al paro de contenido político y de movilización. En términos generales, las corrientes que en el Congreso del PIT CNT se presentaron como oposición al oficialismo, no han adoptado una táctica opuesta y en general se han adaptado a la orientación trazada por los Abdala y los Pereira.
El problema medular de la clase obrera es la orientación de sus luchas y el carácter de su dirección.
Para enfrentar este ataque estratégico de las patronales y el gobierno, debemos impulsar un plan de lucha que unifique todos los conflictos por trabajo, salario y presupuesto, con una plataforma para que la crisis la paguen los capitalistas: salario mínimo de media canasta familiar que se ajuste acompañando la inflación, prohibición de despidos y suspensiones, reparto de las horas de trabajo sin perdida salarial para combatir la desocupación, eliminación de todos los impuestos al salario e impuestos progresivos al gran capital, suspensión del pago de la deuda externa. Los trabajadores necesitan un espacio para dotarse de este rumbo: debemos impulsar una campaña por un Congreso de delegados de base del PIT-CNT.
Desafìo polìtico
En este cuadro, para los explotados la cuestión electoral se presenta con una doble naturaleza: por un lado es utilizada como instrumento distraccionista de desvió político, se colocan las candidaturas mientras se aprueba la Rendición de Cuentas y se cierran los consejos de salario; por otro lado, se presenta como una oportunidad para abrir un debate estratégico y extraer las conclusiones políticas de los procesos en curso. Para la izquierda revolucionaria se transforma en un terreno para combatir por la conciencia de los trabajadores en su dimensión política, para separarlos de la burguesía y sus partidos.
El cuadro de los partidos del régimen es de disgregación. La interna del FA, con una pluralidad inédita de pre candidaturas, da cuenta de la inexistencia de una figura de consenso y de una fragmentaciòn sin principios. Esta proliferación de candidatos puede dar lugar a utilizar figuras que se presenten más a la izquierda, como el caso de Andrade, pero lejos de tratarse de recursos contra el capital, son recursos al servicio del capital para evitar la pérdida de votos y el desarrollo de la izquierda clasista. La ilusión de un reagrupamiento de izquierda dentro del FA, que dispute a Vazquez y Astori la conducción de la coalición, ha quedado desmentido en reiteradas oportunidades, siendo Casa Grande el ejemplo más reciente.
La perspectiva de los partidos del régimen es congelar la situación actual y preparar el viraje para el próximo gobierno. La oposición patronal comparte con el gobierno el impasse y la carencia de iniciativas y debate programático. Mientras tanto, se candidatean para llevar adelante el giro político y el programa anti obrero que exige la clase capitalista. La vanguardia del movimiento obrero tiene el desafìo histórico de desarrollar una alternativa de clase, y la tarea de contraponer candidaturas de los trabajadores con un programa obrero y socialista, para disputar la conciencia y la organización del pueblo trabajador. La campaña política del Partido de los Trabajadores estará al servicio de esta perspectiva estratégica.
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