Henrique Castillo: Allanaron 25 casas en el barrio, en mi caso, casi toda la familia estaba adentro dela casa, entraron encapuchados, dispararon balas de goma contra los perros de la casa, varias veces, y estuvieron más de una hora con nosotros adentro, nos esposaron a todos, nos pusieron boca abajo en el piso, incluso a mi padre de 78 años. Recién después de una hora y de que estábamos en el piso, nos mostraron un papel con mi foto cuyo título era “Olla Popular”. En el frente de la casa, en un local de la UTD funciona nuestra olla popular desde el año 2002, ahora el Inda dejó de enviar las partidas de alimentos, violando por cuenta propia una conquista arrancada en la lucha, por lo que estamos cocinando sólo dos días a la semana.
Al término de este atropello que duró una hora, donde revisaron todo, nos dicen que estamos detenidos, nos sacan de la casa y vuelven a entrar los policías encapuchados, esta vez con sus perros, sin la presencia de ninguno de los integrantes de la familia. Se llevaron dos computadoras, una de mi hija de 9 años y otra del hermano que se compró con el dinero de una indemnización de su anterior trabajo. Nosotros nos dedicamos a reciclar, por lo que se llevaron viejos celulares y teléfonos inhalámbricos en desuso, a los que les recuperamos el cobre. Se llevaron mi vehículo, que uso para el trabajo, y una moto. Cuando nos llevaban detenidos en la camioneta los policías comentaban el hallazgo de los celulares como prueba, lo único que prueba es que reciclamos para sobrevivir.
Tribuna: A donde los llevaron detenidos?
H.C.: Nos llevaron a la cárcel que ahora está en desuso. Sobre el operativo quiero agregar que en mi caso, por suerte, mi hija estaba en la escuela, pero a otras familias les tocó estar con sus hijos pequeños en momentos de la detención, niños de 10 y 12 años detenidos también con sus madres, que vieron el maltrato policial, y sus madres esposadas. En el patio de la cárcel estábamos 26 varones, esposados, al aire libre, con un baño inutilizable, totalmente saturado de materia, que en el correr de las horas nosotros mismos tuvimos que arreglar, sin puerta, que tuvimos que improvisar. En 5 piezas estaban mujeres y niños de a 7 u 8 por pieza. Toda gente del Cerro del Marco, y del barrio contiguo, Saavedra. Los que estuvimos en el patio dormimos a la intemperie, compartimos las pocas frazadas que entraron, arrimadas por algún familiar (los que se enteraron), y compartimos también la poca comida que ingresó, también arrimada por familiares. Veteranos varios, que también durmieron a la intemperie, y toda gente de trabajo. Algunos estuvieron a punto de perder sus trabajos por lo prolongado de la detención. Hubo que concurrir, una vez liberados a la jefatura para solicitar un comprobante, que decía “detenido por averiguaciones”. Hasta gente con problemas de salud, por la cual tuvimos que insistir varias veces para que fuera asistida, porque los milicos no entienden de enfermedades, hasta lograr que trasladaran al hospital a una muchacha.
Tribuna: Y las declaraciones?
H.C.: Nos insistieron en que declaráramos sobre la “bocas de fumo”, sobre nuestros ingresos familiares, en nuestro caso el resultado de la venta de la clasificación y el salario en reales de uno de los integrantes de la familia. Ante mi reclamo de que fuimos sacados del barrio y de nuestras casas como rateros, a empujones y esposados, sólo por averiguaciones, quienes tomaban declaraciones, que insistían en que firmáramos declaraciones no realizadas por nosotros, nunca pudieron responder, porque, si eran averiguaciones, porque no fuimos invitados a concurrir, o simplemente notificados para concurrir. Ya nos consideraban culpables, no se sabe de qué. La prueba es que se llevaron electrodomésticos, celulares, computadoras, y plata, que en algunos casos era el monto o lo quedaba del dinero de las asignaciones. Ahora para retirar nuestras cosas hay que pagar a un abogado para que realice la gestión por cada artículo, y pagar un timbre de $ 18 por cada cosa. Se llevaron incluso monedas de familias que se dedican a vender pasteles. El operativo fue hace tres semana y todavía tienen la plata. Sumado al hecho de que el gobierno cortó su asistencia a la olla popular, tuvimos que salir a resolver el alimento para varias familias que quedaron sin nada.
Tribuna: Cuanto duró tu detención?
H.C.: Como me negué a firmar o respaldar los dichos de quienes tomaban declaraciones, e insistí en que desde la olla y desde la comisión del barrio íbamos a seguir haciendo el trabajo social con los vecinos y los niños, y que al salir mantendríamos nuestro accionar, me devolvieron a la detención porque mis declaraciones “no cambiaban mi situación de detención”. De todos los que fuimos llevados por averiguación fui el último en ser liberado, estuve incomunicado por 51 horas.
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