El inicio de cursos en secundaria revela todas las carencias presupuestales a la que es sometida la enseñanza pública estatal. Los problemas de infraestructura y sanitarios en varios liceos del país, el atraso en las inscripciones, en la creación de grupos para reducir la superpoblación, así como en la de cargos, generaron un caos que barrió con el discurso de las autoridades de ‘la casa está en orden’. La lucha por presupuesto emerge como un imperativo.
En Bella Unión y 18 de Mayo liceos con falta de baños, en el 4 de Melo cielorrasos que caen rompiendo los bancos de los salones, en Dolores dos centros sin reconstruir luego del tornado de 2016, en Montevideo un atraso enorme en las inscripciones de los estudiantes de bachillerato; en esta situación el discurso del CES se chocó con un problema insoluble: la realidad.
Ésta es consecuencia del ajuste del gasto en la educación operado desde la ley de presupuesto de 2015. Las condiciones no estaban dadas para un inicio ‘normal’. Por eso muchos referentes de la Fenapes han sostenido que el inicio de cursos el 1 de Marzo era ‘ficticio’, fruto de la presión del Codicen y de los acuerdos políticos entre el gobierno y los partidos de la derecha tradicional -y todos siguiendo los dictados de los organismos internacionales de un mínimo de clases anuales a cumplir-.
En Ades Montevideo y la Fenapes no lograron primar las posturas más combativas que planteaban el paro el primer día de clases como forma de unificar los reclamos y dar visibilidad a los problemas más acuciantes. Esto llevó a que varios núcleos sindicales quedaran ‘colgados’, principalmente aquellos más débiles. Pese a esto, en varios liceos se logró postergar el inicio o lograr avances fruto de la lucha de los trabajadores (18 de Mayo, Playa Pascual -que ocupó-, 9 de Montevideo, entre otros).
Un aspecto progresivo fue que la Asamblea General de Delegados (AGD) de la Fenapes votó parar 24 horas el 8M, día internacional de la mujer trabajadora. Esto supone un avance con respecto a 2017. En este caso el paro es nacional, contribuyendo a que el conjunto de los compañeros participen de las actividades y movilizaciones previstas para ese día.
Si consideramos que el caos del inicio de cursos es consecuencia directa del ajuste presupuestal, la lucha por más presupuesto es fundamental. Hay que tener en cuenta que esta rendición de cuentas estipula el presupuesto hasta 2021 -ya en funciones el nuevo gobierno-. Definir un verdadero plan de lucha es la tarea primordial, para exigirle al gobierno que adelante a abril a más tardar la negociación con los sindicatos de la educación.
La experiencia del año pasado, donde el poder ejecutivo envió el mensaje presupuestal al parlamento bastante antes del plazo límite, resultó una verdadera burla. En este sentido, la asamblea de Ades Montevideo ya fijó una nueva asamblea que defina el plan de lucha para el 17/3. Será la AGD de la Fenapes -el órgano máximo de resolución de la federación- la que resuelva cómo será la lucha a nivel nacional, más allá de las particularidades que presente en las distintas filiales. Lo que no se obtenga en 2018 no se obtendrá hasta 2021. Y el método histórico de lograr conquistas sigue estando -cada vez más- vigente: la lucha.
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