Natalia Leiva
Este 2015 es un año de lucha para los sindicatos en general, en especial para los de la educación, ya que el presupuesto de los próximos 5 años depende en gran medida, de lo que se apruebe en esta ley presupuestal.
La CSEU (organismo que articula a todos los sindicatos de la educación), aprobó un plan de lucha con reivindicaciones que superan los planteos de la burocracia del PIT-CNT. En el documento aparece la lucha por un presupuesto de mínimo 6% del PBI para la educación, por un salario mínimo de media canasta (recordemos que la burocracia ha querido topear los reclamos salariales en 15.000 pesos) y rechaza cualquier forma de privatización de la educación.
A su vez, de cara a esta lucha presupuestal, FENAPES y ADEMU han planteado un plan en el que se contempla la discusión del paro por tiempo indeterminado para la etapa de elaboración de la ley presupuestal. En particular FENAPES, ha descartado tajantemente desarrollar medidas de lucha en la etapa parlamentaria, abandonando la idea de que se puede “torcer” a nuestro favor en el parlamento.
Se da cuenta, claramente, del fracaso que ha representado para los trabajadores la apuesta a dos mensajes presupuestales que son igualmente fatales (el del Poder Ejecutivo y el del CODICEN), que preparan a la educación pública para el FONASA educativo al que aspiran los partidos que intervienen en los acuerdos multipartidarios (que contienen políticas educativas privatizadoras y de rebaja de contenidos, salarios insuficientes, que niegan las condiciones adecuadas de enseñanza y aprendizaje).
Tal y como venimos planteando, cada vez son más los sindicatos de base que han colocado la media canasta como eje de sus luchas (Adeom, FFSP, UTHC), lo que coloca a la cúpula del PIT-CNT como agente retardatario, generando una polémica en torno al piso salarial y los métodos para conseguirlo, en la interna del propio movimiento obrero.
Las grandes diferencias de caracterización demuestran, por un lado las divisiones internas existentes entre los diferentes sectores de la burocracia adicta al FA y por el otro, el salto cualitativo que, fruto de la lucha de 2013 han dado los sindicatos de la educación a nivel de caracterización de la lucha y las conquistas a conseguir.
No se han pronunciado ni Read, ni Fuentes, ni Abdala, para defender a los compañeros del liceo 50, que debieron ocupar para pelear un muro y agua potable. Tampoco lo han hecho cuando agreden a una maestra o cuando se incencia un local de UTU absolutamente precario.
En un año de consejos de salarios y leyes presupuestales, es decir, un año clave para los trabajadores en su conjunto, el secretariado del PI-CNT no ha publicado siquiera una declaración que intente unificar las luchas, porque está claro que están con el capital y con el gobierno del capital. Su lugar no es junto a los trabajadores, su lugar es con la patronal.
En este 2015, los trabajadores de la educación lucharemos por un mínimo del 6% del PBI (como piso) para ANEP y Udelar, por construcción de edificios y creación de los cargos necesarios, por autonomía y cogobierno para toda la educación pública, por salario mínimo igual a media canasta y contra toda política privatizadora.
Sólo luchando podremos arrancarle nuestras conquistas a este gobierno del ajuste, ¡vamos compañeros, a organizarnos y luchar por un paro por tiempo indeterminado de toda la educación y por un paro general del PIT-CNT!
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