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Reforma de la Caja Militar: una aspirina para el cáncer.

El gobierno anunció la creación de un impuesto para reducir en un 10% el déficit de casi 13 mil millones de pesos (unos 400 millones de dólares) que generó la Caja Militar, solo en el último año. Es un negativo similar al del BPS, pero la diferencia es que, mientras ésta cubre las pasividades de 600 mil jubilados, el de la caja militar abarca 50 mil. A esto hay que sumar que la jubilación promedio de un militar ronda los 25 mil pesos mientras la del BPS no supera los 15 mil. Pero los datos claves de la ecuación están en los montos de la oficialidad que rondan entre los 90 mil y 120 mil pesos, además de que estos están obligados a retirarse antes de cumplir los 60 años, (54 años para los jefes y 57 años para la cúpula castrense):
“(…) alentados por un régimen jubilatorio que los rige desde 1974, les permite, según el rango, irse de los cuarteles con 20 años de servicio y con menos de 50 años de vida” (el observador). Régimen magnánimo de seguridad social votado por dictadores que los sucesivos gobiernos del FA han mantenido intacto. A esta ventajosa situación hay que sumar la forma de cálculo del Haber Básico de Retiro y bonificaciones, que determina el porcentaje del salario final que cobrarán como jubilación, más conocida como “tasa de reemplazo”. En la enorme mayoría de los casos supera el 100% del último salario, y en algunos alcanza el 200%. Mientras para los jubilados por BPS, la tasa va de un piso del 45% y puede llegar hasta el 82,5%: para alcanzar esta última cifra por BPS el trabajador debe retirarse a los 70 años y tener 50 años de aporte. Las cifras hablan por sí solas. La razón por la que el Estado inyecta sumas cada vez más abultadas, mientras retacea recursos para la educación, la salud y la vivienda, hay que buscarla, entre otros, en este enorme agujero que no para de crecer.
El impuesto que el gobierno quiere vender como reforma, busca recaudar unos 40 millones de dólares, lo que reduce el latrocinio en un ridículo 10%. Este impuesto afectaría las jubilaciones principescas de un 20% de los retirados militares, las más altas. Estamos en presencia de un fraude, mientras las patronales aportan un 7,5% de total de las pasividades, luego de explotar una vida a los que producen realmente las riquezas del país y engordan los bolsillos de la clase capitalista, el gobierno maquilla con cosméticos de quinta categoría los sueldazos de una cúpula militar ociosa.

Basta de jubilaciones privilegiadas para los represores de ayer, hoy y siempre.

Administración del BPS por trabajadores activos y pasivos.

Derogación de las AFAPS.

FUERA EL GOBIERNO Y LAS PATRONALES DE LOS FONDOS JUBILATORIOS DE LOS TRABAJADORES.

Camilo Marquez

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