Publicado en el semanario Voces, jueves 15 de octubre
La convocatoria a un referéndum contra la Ley de Urgente Consideración fue aprobada finalmente por el PIT-CNT a pesar de, al menos, una parte de su cúpula. La dirección del FA ha sido algo mas que prudente en sus reacciones admitiendo en general que es “altamente probable” que la fuerza política apoye la iniciativa. El mas honrado en sus declaraciones fue Bergara que dijo sin rodeos que “Si se va contra toda la ley está claro que el Frente no lo puede acompañar porque votó buena parte de eso” (Montevideo Portal). Valoró que “No son las mejores condiciones políticas” para apoyar el referéndum contra la LUC (El Observador) y llamó a “discernir quirúrgicamente” que artículos, así como la forma de realizar la consulta popular. Cortito: el FA hará campaña en las sombras contra el referéndum.
Es que el referéndum no es sólo una consulta sobre el gobierno. Cuando los dirigentes admiten que la LUC fue votada en “buena parte” por el propio FA, ese plebiscito se extiende hacia ellos también en su calidad de oposición centroizquierdista. Bergara advierte que el camino puede llevarnos hacia aguas desconocidas. Por eso reclama sostener el bisturí con sumo cuidado.
De todas formas, hay otro problema más considerable: Hay en proceso una operación para manipular la iniciativa: el punto en cuestión es si el referéndum va contra parte o contra toda la LUC. La primera es la opción por la que esta pugnando la burocracia sindical en sintonía con Bergara y compañía. Se formó una comisión para estudiar el tema, es decir, viendo que les era costoso desactivar la iniciativa rápidamente se busca amputar su alcance.
Pero la consulta es un derecho exclusivo de quienes luchan y se movilizan (nos movilizamos) contra la LUC, no de quienes congelan esa movilización. Nadie puede arrogarse la elección de las armas mas que los propios combatientes. El papel del FA consiste precisamente en esta usurpación política.
La LUC le da a la burguesía un conjunto de instrumentos políticos para arremeter contra las masas. En todo el mundo las conquistas más elementales se encuentran bajo un fabuloso ataque: desde las jubilaciones a la jornada de trabajo.
La campaña por el referéndum puede ser el punto de partida de una nueva fase política. La condición es superar el corset de los aparatos y acompañar la recolección de firmas que ya está enraizada en buena parte del pueblo. Hay material nuevo en el activismo que puede ser la base para la formación de comités barriales, no sería la primera vez en nuestro país. Este puede ser un punto de partida de una nueva etapa que supere a los intentos por encapsular la “batalla” al terreno cultural y parlamentario. La política de la izquierda debe partir de la situación internacional convulsiva. El país empezará a conocer mejor la estrecha relación que existe entre las distintas variantes en que se dividieron el pasado domingo 27.
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