Una entrevista realizada a legisladores del FA y a la dirigente de la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay, Amira Fagúndez, emitida por el canal TVCiudad, bajo el sugestivo título “¿Hacia dónde va la izquierda?”, ha perturbado desde el reaccionario diario El País hasta las propias filas frentistas. La representante estudiantil y militante de la UJC (Juventud del Partido Comunista) hizo una caracterización del papel de los gobiernos de izquierda en nuestro país y la región que provocó escozor en sus compañeros de entrevista, los senadores Alejandro “Pacha” Sánchez y Mario Bergara, ostensiblemente agobiados por el análisis de la joven.
Vale la pena, citar textualmente sus palabras:
“Realmente entender que este sistema nos va a seguir oprimiendo, como viene hace muchísimos años y en este momento donde cada vez se complejiza más y cada vez hay más desigualdad, es necesario buscar una alternativa que mejore realmente y radicalmente las condiciones de vida de la gente, de las grandes mayorías. Entonces, es necesario pensar en realidad cómo las fuerzas de izquierda tanto sociales como políticas puedan conjuntamente poner como eje que sirva para salir de este sistema en el que nos encontramos. No hay una salida posible que sea realmente democrática y con justicia plena. Vemos constantemente, que se logran, y en el caso uruguayo, se logran conquistar determinados derechos, pero después vienen gobiernos de derecha neoliberales y restauran todo. Esto también lo podemos ver en Argentina, Brasil. Entonces es necesario construir una perspectiva superadora de esto que realmente emancipe a la sociedad toda, que pueda construir cultura desde otro lado, que pueda construir una educación popular también de otro lado. Hay un montón de cuestiones que son diferentes en las izquierdas que vemos cuál es el objetivo final que se ponen.”
Estas definiciones alcanzaron para dejar perplejos a los dirigentes y a la propia periodista. El diario El País sacó un violentísimo editorial tildándola de “fascista de bolsillo”. La compañera, evidentemente, puso el dedo en la llaga, la verdadera tarea de cualquier militante.
De arranque utiliza una palabra prohibida en el léxico frentista, “alternativa”. Y aunque no atina a verbalizar cual sería esa alternativa, Fagúndez la tiene en la punta de la lengua. Es el tema de los temas. El País cita “Sánchez miró para otro lado. El que sí intentó al menos enmendar en algo la plana fue Bergara, quien delicadamente dijo a su turno que “las izquierdas, en contenido, tienen que ser radicalmente democráticas, radicalmente pacificadoras, y radicalmente luchadoras por la libertad”.
El Partido Comunista sacó una nota, brevísima, titulada “Con Amira” que constituye un fraude. El PCU rechaza los ataques del diario El País, pero no fija posición respecto a lo que Fagúndez plantea en la entrevista. Mejor dicho, se pronuncia en el marco del régimen actual: “El País no tiene autoridad para juzgar a nadie en términos democráticos” eludiendo el tema de fondo y reduciendo la polémica “no se puede dejar pasar un ataque personal a una militante estudiantil y popular”. En otras palabras, no estaríamos en presencia de un debate político de fondo, sino apenas ante agravios gratuitos. Considera a sus militantes como lactantes. El PCU no se solidariza ni se hace cargo de la crítica desplegada por su compañera. Preguntamos, ¿“Con Amira”?
Frente Amplio
El FA nació en 1971 como una alianza de los partidos obreros (PC, PS) con la Democracia Cristiana, grupos que rompían con los partidos tradicionales, y un sector nacionalista del Ejército. Fue un instrumento que subordinó el movimiento obrero al Estado capitalista -y no sólo bajo su forma “democrática”, como quedó demostrado cuando un sector del FA buscó una convergencia con un sector supuestamente “antiimperialista” de las Fuerzas Armadas, conduciendo a la derrota a la heroica huelga general de 15 días contra el golpe de Estado de junio de 1973.
El Frente Amplio es precisamente eso, un mecanismo para encerrar y desmoralizar a la vanguardia obrera y juvenil en el marco del régimen salido del Pacto del Club Naval.
Durante 2002, cuando Batlle estuvo a punto de renunciar a la presidencia ante la debacle económica y la tendencia de las masas a la huelga general, el candidato presidencial del Frente Amplio se comprometió públicamente a “ayudar a Batlle a llegar al 2005”. Luego, ya siendo gobierno, la historia es conocida.
Defender esta “democracia” como hace Bergara en la misma entrevista es un panegírico y una apología del régimen de clases, es decir de la explotación, la impunidad, la miseria salarial, la desocupación y la absoluta falta de perspectiva para la juventud.
Por una izquierda revolucionaria
Lo que ha puesto de manifiesto este episodio ha sido un asunto fundamental, que tiene que ver con la lucha por determinar el carácter de la izquierda en nuestro país. Ofrece una oportunidad para los auténticos militantes revolucionarios del FA y el PCU. La desvergüenza de la juventud, una vez más, sirve en bandeja un debate sobre el poder y la incompatibilidad entre las aspiraciones de las “enormes mayorías”, el régimen del capital y los partidos que lo defienden.
El Partido de los Trabajadores se ha preparado sistemáticamente para esta etapa política. Desde su fundación ha caracterizado al FA como un recurso de la burguesía para estrangular la tendencia de las masas a una acción independiente.
Que se abra el debate.
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