Organicemos la respuesta de los trabajadores

El gobierno de Lacalle Pou ha desplegado un feroz ataque a los trabajadores, utilizando la pandemia que está asolando al mundo, como pretexto para descargar una crisis que tiene dimensiones históricas (conocidas por lo menos desde fines del año pasado).

Las diversas fricciones que se desarrollan a nivel de la coalición, demuestran la fragilidad que posee este acuerdo y por ende, el propio gobierno.

Desde el aumento del dólar en marzo, hasta el tarifazo de abril (en medio de la Emergencia Sanitaria que el propio gobierno decretó), la adquisición de deuda con organismos internacionales, pasando por la antiobrera y represiva LUC y el presupuesto que se cocina de espaldas a los trabajadores, se trata a todas luces de los movimientos de un gobierno que ha declarado la guerra a los trabajadores.

El FA, lejos de plantearse como oposición, ha intentado permanentemente formar parte de una especie de “unidad nacional”, para lo cual no escatimó votos para las venias, incluso ha estado ausente con aviso de todas las movilizaciones que se han realizado en este período. Como frutilla de la torta, votó la mitad de la LUC.

A días de que la burocracia sindical firmara un “pre-acuerdo” de rebaja salarial con el gobierno y las patronales, los trabajadores salen nuevamente a la calle, con una plataforma que incluye la lucha contra los despidos, las tercerizaciones y las privatizaciones, contra la LUC, por más presupuesto para salud, vivienda y educación, entre otros.

Se debe tomar nota de la importancia de la movilización de Soofrica, del paro de los Entes Públicos, de los paros docentes y las marchas contra la LUC, de la resolución del SUNCA respecto a la reapertura de la discusión salarial.

Sobra decir que la cúpula sindical no toma estos planteos, pasando por encima de las resoluciones de los sindicatos, estableciendo una falsa contradicción entre salario (y condiciones laborales) y fuentes de trabajo. Intentan acostumbrar a los trabajadores a vivir con el miedo de ser despedidos, con jornadas cada vez más extensas, con tareas más pesadas (fruto de los despidos y envíos al seguro de paro), por igual o inferior salario con la falsa promesa de soluciones ¡dentro de dos años!

Es la clase obrera la que posee una mayor exposición a la pandemia de Covid-19 y sufrirá las consecuencias de desarrollarse los brotes actuales, debido a que no existe un sistema de salud público estatal, viven la incertidumbre de la falta de vivienda y serán sus hijos los que sufran un sistema educativo desmantelado.

Mientras tanto, los capitalistas mantienen sus tasas de ganancias, aumentando además, su intervención en sectores clave del Estado.

Lo anterior ilustra la necesidad de organizarse para enfrentar a todo el paquete de medidas antiobreras que llevan adelante los patrones y el gobierno de Lacalle: resulta crucial unificar las plataformas y las medidas en un plan de lucha del conjunto de los sindicatos, gremios y organizaciones sociales.

Asambleas en los barrios, en los lugares de estudio y trabajo, es necesario retomar los objetivos históricos de las organizaciones obreras, desarrollando un plan de lucha unificado.

Es hora de poner en pie un polo clasista, en torno a un programa que incluya la  defensa de un salario igual a la canasta, subsidio para los desocupados, prohibición de despidos y envíos masivos al seguro de paro, reparto de horas de trabajo sin pérdida salarial, apertura de los libros contables de las empresas, reorganización de la industria frigorífica bajo control de los trabajadores, estatización bajo control obrero de toda fábrica que cierre, autonomía y cogobierno para la educación pública, sistema nacional público de salud, presupuesto acorde a las necesidades y fin de la precarización laboral y las privatizaciones.

¡Que la crisis la paguen los capitalistas!

PARTIDO DE LOS TRABAJADORES