Natalia Leiva
En el marco de un debate electoral de una enorme pobreza, cuatro de los partidos con representación parlamentario se han limitado a retomar y profundizar aspectos que estaban contenidos en la reforma educativa de los ’90, la “Reforma Rama” y al tiempo, defender a capa y espada el “voucher educativo”.
La educación se caracteriza así, como un “servicio”, una mercancía que se compra y se vende en función al dinero que se posea, siguiendo el modelo chileno defendido explícitamente por Lacalle Pou. Se la coloca a la par de tantos otros “bienes” que se han entregado o intentado entregar (recordemos las inversiones en forestación, el caso Banco de Pan de Azúcar, la regasificadora, el escándalo de Pluna, los intentos con Aratirí, la ley de asociación público-privada, el FONASA. Etc)
Este “servicio” es un negocio muy rentable, teniendo en cuenta la posibilidad de capacitar a miles de jóvenes a demanda de las empresas, contando con suculentas exoneraciones impositivas y de aportes patronales que tiene la educación privada.
Para implementar este FONASA educativo, es que se plantea el “voucher”. Es así como el FA, el PN, el PC y el PI, defienden explícitamente la privatización de la educación, a través de subsidios a los padres que deseen enviar a sus hijos a colegios privados. Al mismo tiempo que se pretende convertir a los centros públicos en lugares de capacitación de mano de obra barata para las mismas empresas que financian al Jubilar, al Impulso y a otros tantos emprendimientos “públicos de gestión privada”.
Por un lado, estos partidos, que no se limitan en su defensa a los grandes capitales, reconocen el ahogo presupuestal al que se ha sometido desde hace décadas a la educación pública y por otro, Tabaré Vázquez públicamente (al igual que Lacalle Pou y Bordaberry) plantea el bono como una solución a los problemas educativos, sin cuestionar la esencia del problema: la conducción política partidaria de la educación, responsable del miserable presupuesto educativo y de los planes que se imponen de forma inconsulta a trabajadores y estudiantes.
Lo de Vázquez, es una declaración de guerra hacia los sindicatos de la educación pública, que históricamente se han posicionado en contra de todas las políticas educativas que impliquen cualquier tipo de privatización. A tal punto se enfrenta con los trabajadores, que dirigentes que responden al partido de gobierno han debido posicionarse públicamente en contra de su propio candidato, a solo días de las elecciones.
Denunciamos que el bono es una alternativa que implica un nuevo pillaje de los magros recursos públicos en beneficio de la educación privada, la mercantilización descarada de un derecho humano.
En el marco de la crisis imperante, los capitalistas y los partidos que responden a ellos, intentarán descargar en las espaldas de los trabajadores las consecuencias de un sistema que produce la injusticia y la pobreza, fundamentalmente en los jóvenes.
Frente a esto, los trabajadores y la juventud, debemos organizarnos y luchar por una alternativa política, que rompa con los organismos internacionales de crédito, con planes enlatados que siguen recetas idénticas y que han fracasado estrepitosamente a lo largo y ancho del mundo.
Por la duplicación del presupuesto para la educación, 6% del PBI ya.
Por la autonomía y cogobierno reales para toda la educación pública.
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