El gobierno departamental de Montevideo intenta desalojar a los artesanos que exponen y venden sus productos en la Peatonal Sarandí desde fines de diciembre y principios de enero. Esta peatonal ubicada en Ciudad Vieja es el lugar de trabajo de varios artesanos, que son justamente, el principal atractivo de esta peatonal, que es uno de los paseos turísticos de Montevideo.
Las persecuciones a los artesanos callejeros no es cosa nueva: por lo menos desde 2011 la Intendencia (con la “comunista” Ana Olivera a la cabeza) manda a la policía Metropolitana a desalojar a los artesanos sin dar la opción de regularizarse. Primero en la Plaza Cagancha, reprimiendo, confiscando la mercadería y llevándose varios detenidos. La resistencia duró varios días, en los que los trabajadores volvían a ocupar sus puestos luego de la represión. Después también ocurrieron desalojos en la plaza Independencia. También se ha perseguido desde el Estado a los trabajadores de los semáforos, malabaristas, limpiavidrios y vendedores.
En esta ocasión, los agentes de la Intendencia (de civil) se presentaron en la peatonal pidiéndole los datos a los artesanos en diversas ocasiones bajo la amenaza de llevarlos detenidos. Este lugar en la peatonal Sarandí de donde la Intendencia quiere sacar a los artesanos (desde la calle Trenta y Tres hacia la Escollera) fue sugerido a los vendedores por la Intendencia años atrás, con la promesa de su regularización, que nunca fue cumplida. Si bien hay algunos vendedores regularizados que trabajan en la peatonal, éstos fueron amparados por un plan viejo. Ahora, el gobierno no tiene respuesta para los trabajadores independientes, más que la expulsión. Luego de protestas diarias por medio de carteles, volantes, y una marcha desde la peatonal hasta la Intendencia, esta decidió ceder 18 lugares a algunos artesanos, pero no en la Peatonal Sarandí, sino en la peatonal Jacaré. Porque el “casco histórico” no puede ser lugar de venta de artesanías. Además de limitar la cantidad de artesanos permitidos, se les cobra $2000 en temporada de turismo y $140 el resto del año (lo cual es mucho dinero para lo que gana un artesano). Si concursaran para tomar estos lugares, los que salgan sorteados también deberán cumplir con otras exigencias.
Por parte de los artesanos han habido varios intentos de diálogo. Se han enviado varias propuestas a la Intendencia de Montevideo, todas contemplando la regularización. Según Jorge, un artesano que trabaja en la peatonal desde hace 3 años, lo ideal sería una feria autogestionada. Dice que no le importa pagar por un pedacito de vereda, siempre y cuando esté a su alcance y sea en un lugar donde pueda desarrollar la venta. También quiere estar en caja y ser amparado por la seguridad social, como cualquier trabajador. La única respuesta que ha conseguido del gobierno departamental, es que cambie de rubro, lo cual es muy difícil como decía Jorge, para alguien que tiene sesenta años y ha trabajado toda su vida como artesano. Y sobre todo si tenemos en cuenta la escasez laboral y los niveles de precarización que encontramos, el problema se extiende a cualquiera.
Esta persecución estatal hacia todo trabajador no regularizado no tiene que ver con el no pago de impuestos, sino que es una persecución del sistema capitalista a todo artista autónomo. Así como cualquier trabajador, los artistas de cualquier tipo son obligados a trabajar promoviendo una cultura funcional al sistema capitalista, de forma que sólo es válida si persigue los objetivos de la industria y es funcional al sistema. La opción que queda para el gobierno, es morirse de hambre.
Mientras el intendente Daniel Martinez subsidia a los capitalistas amigos como Salgado y Dourado, le abre las puertas a UBER o se endeuda como nunca antes mediante compromisos con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y Novick, despliega políticas contra los trabajadores donde puede. El “socialista” Martinez gobierna para el gran capital de la mano de la represión y los despidos y en detrimento de las condiciones de trabajo y de la ciudad.
La Intendencia no tiene el objetivo de regularizar a estos trabajadores sino directamente de expulsarlos. Desde el Partido de los Trabajadores nos colocamos del lado de los trabajadores artesanos, reivindicamos su lucha y exigimos su permanencia en la Peatonal Sarandí y las garantías necesarias que permitan desarrollar su trabajo.
¡Fuera la Guardia Metropolitana de la Peatonal Sarandí!
¡Garantía de derecho al trabajo ya!
¡Basta de atropellos y persecución a los trabajadores!
disculpen queria preguntarles desde argentina si alguien sabe como contactar a una artesana callejera en el 2010 estaba en la plaza de montevideo se llama fabiana le dicen pelada de rastas si alguien sabe como comunicarme les agradeceria tendria unos trabajoa q encargarle muchas gracias
El problema es claro y sencillo nada k capitalista ni nada porque no hablar con la verdad? Este punto turístico se había convertido en un lugar de revendedores de todo tipo hasta jugos de frutas si permiso bromatologico alguno..después chupadores de vino y vendedores de Faso encubiertos de manteros..un desorden y caos en lo absoluto y si no quieren aportar los miserables 2000 donde quedamos los en realidad somos blancos claros del Imm ? Al fin podré circular tranquilo por este lugar ..al fin hicieron algo bien… estaría bien regularizar al k en realidad quiere trabajar pero no bajo las condiciones q dicen propone r
El eje de la expulsión de los vendedores callejeros -en este caso artesanos- no está – sola y principalmente- en perseguir artistas autónomos. En las ferias barriales los inspectores de la IM acompañados por policías requisan diariamente la mercadería a los vendedores “informales” -no sólo la “ilícita” como contrabando o discos truchos-. Es decir que no es una represión al “arte” sino a los vendedores ambulantes en general. Se busca de esta manera privilegiar al gran comercio “formal”, amigo de la clase política. Los artesanos se ven obligados a vender su producción a “mayoristas”, y estos se encargan de la venta al público -nacional y extranjero- en comercios estables y “formales”. Con esto, el artesano ve reducida su ganancia. El artesano es un artista y pequeño comerciante a la vez -como vendedor de su producción-. Esto es un paso más en la concentración de capitales en las grandes cadenas comerciales de todo tipo de producción. Lógicamente, se debe defender al “pequeño” frente al grande. El pequeño vendedor -comparativamente- paga más permisos e impuestos que el grande. La persecución busca otro objetivo aparte del de beneficiar a los grandes comerciantes: recaudar para las arcas municipales y estatales. En el capitalismo el Estado es agente del gran capital. Es un sistema que progresivamente expropia a los capitalistas más pequeños y concentra los capitales en los más grandes. Es decir que en esta represión de los artesanos el Estado es responsable como agente directo del gran capital.