Gane quien gane las perspectivas para los docentes y demás trabajadores de la educación no son nada halagüeñas. Los planes de ‘(contra)reformas (anti)educativas’, la insuficiencia presupuestal, el ataque a los derechos existentes en el estatuto docente y a la libertad de cátedra, el congelamiento o reducción de salarios, las precarizaciones y tercerizaciones, y la persecución antisindical, están presentes -con matices- en la agenda de todos los candidatos presidenciales con posibilidades de ser presidentes o formar parte de coaliciones de gobierno -‘acuerdo nacional’-.
Hace ya varios años que los trabajadores de la educación pública nos enfrentamos a un ataque sistemático a nuestras condiciones laborales -por tanto de vida-. Dos duros conflictos generales -las huelgas y paros de 2013 y 2015-, conflictos en rendiciones de cuentas, paros y ocupaciones ante problemas puntuales en decenas de centros educativos, dan cuenta de la fortaleza de nuestras organizaciones sindicales y del nivel de conciencia desarrollado por sus militantes. Este proceso se dio bajo gobiernos del FA, que ¡cómo olvidarlo! llegó en 2015 a decretar la esencialidad a los trabajadores de la educación para quebrar su lucha, en una medida sin precedentes. En tanto, la ‘oposición’ de la derecha tradicional y sus potenciales aliados no plantea una salida positiva sino profundizar aún más el ataque a la educación pública.
Los 136 liceos ‘modelo’ – público-privados – de Talvi, la reducción de asignaturas y revisión de la libertad de cátedra de Pablo da Silveira, las propuestas ‘innovadoras’ con retrogusto a Rama de Eduy21, y ‘las 10 propuestas’ de Martínez, tienen un hilo conductor común: no ampliar el presupuesto, fortalecer la conducción de los partidos del régimen en la educación, consolidar una enseñanza pública para pobres barata y enfocada a formar mano de obra dócil y precarizada, atacar la libertad de cátedra y los derechos funcionales adquiridos, desarrollar diversas formas de privatización y de injerencia de empresas en la currícula y gestión, y quebrar la resistencia -condición sine qua non- de los sindicatos y gremios estudiantiles.
La etapa que se abre plantea una dura lucha estratégica en defensa de la educación pública y de sus trabajadores y estudiantes. En ese marco consideramos que el programa del PT es el que recoge y plantea las reivindicaciones históricas y presentes de los sindicatos y gremios estudiantiles. Es necesario organizar esta lucha, así como plantearla en todos los escenarios, incluso el parlamentario. No es un dato menor que el presupuesto quinquenal para la educación en 2015 se haya votado unánimemente por todos los legisladores del FA, dando la espalda a los reclamos de los trabajadores en pos del 6%, sostenidos con paros, huelgas y duros descuentos en sus salarios.
Por esto, compañeros, por un 6% mínimo para ANEP y UDELAR, por autonomía y cogobierno, por un salario de media canasta al ingreso de la carrera funcional, por recursos y materiales didácticos, becas, y contra cualquier ‘(contra) reforma (anti) educativa’ que atente contra las fuentes laborales, los contenidos didácticos, el nivel académico y la libertad de cátedra; y para organizar la lucha que se avecina: llamamos a votar a los compañeros y compañeras luchadores que forman parte de la lista 1917 del Partido de los Trabajadores.
Frente de Educación PT
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