Luchemos por pasantías realmente formativas
En 2008 la Universidad de la República firmó un convenio con la Intendencia de Montevideo para proveer de pasantes a la administración municipal. Desde ese momento, la cantidad de pasantes en las distintas dependencias de la IM no para de aumentar, y al día de hoy constituyen alrededor del 10% del personal municipal, unos 700 pasantes. La pasantía persigue el objetivo de contribuir a la formación de los estudiantes a partir de una experiencia laboral vinculada a los conocimientos que este adquiere en sus estudios, al mismo tiempo que aporta esos conocimientos a la dependencia estatal. Sin embargo, esta premisa no sólo no se cumple sino que aparece relativizado en el propio convenio, lo que ha generado la más completa desvirtuación de esta actividad. Dice el convenio “mejorar la capacitación y competencias de los estudiantes, adquiriendo experiencia mediante el desempeño de actividades que en lo posible, tengan vinculación con la profesión para los que se preparan, y que al mismo tiempo sean de utilidad para la Intendencia Municipal de Montevideo.” Y continúa “los pasantes cumplirán las actividades que se les asignen, procurándose que cubran de preferencia necesidades transitorias o excepcionales de la IM.” Los estudiantes universitarios reciben una remuneración acorde a un grado 1 docente de Udelar, sin importar la tarea que realicen, que queda a criterio de las autoridades de cada servicio municipal. Los pasantes tienen un día de asueto mensual, es decir 12 días en el año, (menos que lo genera cualquier trabajador que es 1,33 días por mes, 20 al año), y no perciben aguinaldo, ni ninguna de las partidas por gestión u otros beneficios que reciben los funcionarios municipales.
Los pasantes constituyen de este modo una masa de trabajadores sumamente calificados que cuestan menos dinero a la administración municipal, y en muchísimas divisiones los pasantes realizan tareas permanentes de los servicios, es decir sustituyen lo que deberían ser cargos y tareas municipales, ahorrándose la contratación de funcionarios, reduciendo costos. Esta realidad hace que en muchas ocasiones los pasantes cubran tareas de cargos vacantes, que no se cubren con nuevos llamados, y cuyas tareas no tienen ninguna vinculación con los estudios que realizan, es decir, se deja de lado la función constituyente de la pasantía, del aspecto formativo de la actividad. Por otro lado, el pasante al ser evaluado por las autoridades del servicio, que pueden resolver unilateralmente la desvinculación del estudiante, queda a merced de distintos criterios y presiones que son completamente arbitrarios. Así los pasantes no contamos con los mismos beneficios que los funcionarios municipales, pero si se nos exige igual que a estos en lo que respecta al régimen de trabajo del sector, en cuanto entre otras cosas a la disciplina y los reglamentos de funcionamiento. En suma, para las sanciones disciplinarias el pasante es tomado como funcionario.
La gran precarización que sufrimos hace que los pasantes estemos en el limbo, no somos considerados trabajadores por nuestra condición de estudiantes, aunque desarrollamos un trabajo remunerado en el ámbito municipal. Por este motivo, no somos contemplados para afiliarnos a ADEOM, y si bien como estudiantes universitarios estamos respaldados por la FEUU, la realidad es que esta debería mediar en cuestiones laborales con autoridades ajenas a la Udelar transformando su propio carácter estudiantil. Los pasantes como trabajadores precarizados que desarrollamos nuestras tareas en la intendencia deberíamos trabajar en conjunto con el sindicato municipal, estableciendo mecanismos para poder afiliarnos a ADEOM y tener nuestro propio espacio para debatir los problemas puntuales, pues compartimos con los funcionarios municipales problemas de condiciones de trabajo, regímenes represivos, y un largo etc. El 8M ha comprobado además, la política represiva de la IM y la lógica que prima en cuanto a utilizar a los pasantes como carneros de los paros de ADEOM, emitiendo un comunicado que dice que a los pasantes no nos corresponde adherirnos a los paros del sindicato municipal. Así, en caso de paro o huelga municipal los servicios continúan funcionando con el trabajo de los pasantes y de quienes no realizan el paro, se trata de una política antisindical. Los pasantes como trabajadores precarizados tenemos derecho a manifestarnos, a organizarnos y a la huelga, como todo trabajador de este país, y somos nosotros quienes definimos cuando, como y de qué forma realizamos esas actividades, de ningún modo puede ser algo digitado por las autoridades.
La FEUU y ADEOM deben rechazar de plano que los estudiantes universitarios sustituyan el trabajo de funcionarios municipales con contratos precarios, y que sean un instrumento para quebrar la lucha de los trabajadores. Para esto, y para garantizar tareas realmente formativas, es necesario terminar con la precarización y la diferenciación salarial entre pasantes y funcionarios municipales. Que el pasante sea remunerado a partir de la tarea que realice, que tenga todas las partidas y beneficios municipales, que se pague aguinaldo y que se respeten todos sus derechos gremiales, incorporándose a los núcleos de base de cada lugar de trabajo. Sólo así, se podrá garantizar que las pasantías constituyan un aporte al aprendizaje del estudiante.
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