El colombiano Gabriel García Márquez escribió en 1981 “Crónica de una muerte anunciada”. Ahora cursamos el año 2021 y la burocracia sindical esta a la altura de sacar su novela “Crónica de una entrega anunciada”.
El preámbulo de toda esta historia fue cuando el gobierno dirigido por Lacalle Pou envió una propuesta de pauta salarial que rondaba un irrisorio 3% de aumento.
El anuncio del Ejecutivo fue que habrá un período “puente”, que tendrá su primer parada en enero de 2021. En esa fecha se plantea un aumento nominal del 3%. Dicha ronda “puente” finaliza el 30 de junio del 2021 y tendrá un ajuste correctivo por inflación, al que se le descontará el porcentaje de contracción que tendrá el PBI en el año, el cual se estima que será alrededor del 3%. Por ejemplo, si la inflación a junio del 2021 es del 8% y las estimaciones de la caída del PBI son del 3% entonces, la caída del salario real es del 2% (El País 18/6).
Este es el segundo ataque en regla que da el gobierno multireaccionario a la clase trabajadora en tan solo tres meses. El primero fue la LUC, que en el senado tuvo el apoyo de la opaca oposición del Frente Amplio que, a pesar de las chicanas discursivas, le votó el 51% del paquete legal y que ya fue promulgado (La República 10/7).
Otro hecho a resaltar fue el mutismo atroz del FA respecto a la pérdida de poder adquisitivo de la clase obrera. En el mismo carril va la dirigencia del PIT CNT, que salió a declarar en un tono contradictorio: por un lado Marcelo Abdala coreó que es inviable ese aumento, pero más tarde declaró y se desdijo: “Si el sector empresarial hace un compromiso de que no se achican las plantillas laborales, se toman medidas adicionales de protección social, de repente lo que no es viable en un contexto, es viable en otro” (19/6- El Observador). Para muestra solo hace falta un botón. Con una inflación al alza, con tendencia a seguir creciendo, y por otro lado los salarios corroídos, es dudoso como Abdala considera mantener el poder de compra de los trabajadores.
Mientras tanto, el Director del Instituto Cuesta Duarte, Milton Castellano, comentó: “Si a mí en los consejos de salarios me van a pedir un sacrificio para cuidar el empleo, bueno, que eso sea medible. Te doy determinados beneficios si no hay desocupación, si el desempleo no sube”. (19/6- El Observador). La burocracia sale con bombos y platillos a anunciar que a los salarios más bajos le van a otorgar un 1% de aumento extra. Increíble.
Asi las cosas, con 200.000 trabajadores en seguro de paro -según el BPS- y una tasa de 10,5% de desempleo a marzo, el gobierno de Lacalle busca impulsar medidas para paliar la crisis. Para esto no encontró mejor manera que darle a cada empresa que reincorpore del seguro de paro (a una plantilla al 31 de mayo) o tome nuevos puestos, $5.000 por tres meses por cada trabajador, que serán descontados de aportes de los seguros patronales. Medida de la que la central gremial no dijo nada.
En la reunion del CONSEJO SUPERIOR TRIPARTITO, celebrada el 29/6 de la que participó el gobierno a traves del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, representantes de las empresas y de los trabajadores, se decidió armar una comisión que integren las tres partes. Pablo Mieres Ministro de trabajo, por ese entonces, declaró: “Las partes tenian que dar respuesta a las pautas que nosotros presentamos”. Sin embargo, “El sector empleador manifestó estar de acuerdo, pero la delegación del PIT CNT manifestó unos cuantos acuerdos y algunas insuficiencias” (Radio Uruguay- 29/6)
Lo llamativo de la cuestión es que Marcelo Abadala comentó que el PIT CNT desea que quede establecido cómo se recuperará “la deuda” que se genere en el salario real una vez que vuelva a crecer el PBI en 2021. Dicha deuda será recuperada por los trabajadores recien en 2022!!!
En escena los participantes de esta desdibujada novela. El cinismo y la complicidad de los “paladines de la entrega” del mismo lado de la mecha que patronales y gobernantes. Lector, usted estará pensando “¡qué incensato que suceda todo esto!”, que no se puede llegar a tan vil acuerdo, que la canasta básica supera los $90.000… Tiene razón, pero le pido a usted que tenga paciencia, el descenlace está pronto a llegar.
Asi fue nomás que el martes 7/7 se cerró el acuerdo con un aumento entre el 2 y 4 % para julio. En enero próximo habrá un ajuste nominal del 3%, salvo para sectores que en noviembre registren un numero de cotizantes igual o inferior al 90% de los cotizantes registrados a noviembre del año pasado. En ese caso, el ajuste recién se aplicará a partir del 1º de abril.
Además, los trabajadores que cobren nominalmente menos de $22.595 recibirán un aumento adicional del 1%, para concretar el aumento del 4%.
Otro punto del acuerdo, es la extensión de los seguros de paro que caen en julio, al menos hasta el 30 de setiembre (que se podrán extender luego de esa fecha).
También se confirmó el otorgamiento a empresas de $5.000 mensuales durante tres meses por cada trabajador que reincorporen, asi como cada nuevo trabajador que contraten. (El observador 8/7)
Finalizada la reunión, Mieres explicó que lo que se firmó ayer implica “Solicitar a los grupos de actividad que se atiendan los lineamientos del Poder Ejecutivo” (El Pais 8/7). Pero en rigor, el órgano no tiene potestades para obligar a aplicar la pauta a rajatabla y cada consejo de salario cuenta con autonomía para tomar la decisión que corresponda. Alguna de las partes podrá pedir que se convoque a negociar en los subgrupos.
Fernando Pereira admitió que convocar a más de 150 subgrupos “Implica cientos y cientos de asambleas, algo contradictorio para la pandemia”. (El Pais 8/7). Pereira no cree en las asambleas, total, están ellos para hacer el trabajo que en este caso fue el llevar a la clase obrera a un retroceso en su poder adquisitivo.
El verdugo de siempre
El jueves 25 de junio el Banco Mundial aprobó un crédito de uS$ 400 millones al Uruguay, que se sumaron a los us$20 millones otorgados en mayo por la misma institución.
Desde el gobierno salieron con gran alborozo a anunciar el préstamo que el Banco Mundial otorgaría al país, demostrando la confianza que la entidad le tiene a la gestión de Lacalle. Azucena Arbeleche declaró: “(…) contar con instrumentos financieros como este, permite llevar adelante políticas esenciales para mitigar las consecuencias económicas y sociales de la pandemia y reactivar la economía uruguaya”. (25/6- El Observador). Esto sirve para pagar los $5.000 a las empresas y para brindar préstamos a las pequeñas y medianas empresas, pero destinar algún peso a la salud pública ni se menciona.
Este crédito será reembolsable a 12 años con 4 años de gracia. Si bien no se saben muy bien las condiciones, no hay que ser un genio para entender que cualquier préstamo de los organismos internacionales son a tasas usuarias. Para mostrar esto, solo basta ver los acuerdos anteriores. Como siempre, el pago de la sangrienta deuda externa recae sobre la espalda de los trabajadores.
Estos u$S400 millones se suman a los u$s29.839 millones que el país debe en materia préstamos y bonos.
Es decir que el gobierno toma deuda externa, de la cual este año deberá pagar: de préstamos u$s1.694 millones y en bonos u$s800 millones. Pero a la hora de subir los salarios quiere dar un miserable aumento del 3%, salarios que muchas veces no llegan ni siquiera a $20 mil.
El silencio de la burocracia sindical respecto a este robo, se debe a que si lo denuncia, iría no solo contra el actual gobierno si no que también a las anteriores gestiones presidenciales, con lo que también el Frente Amplio cae en la volteada. No solo de haber tomado deuda y emitir bonos con una alta tasa, si no también de pagar los vencimientos de la deuda usuaria.
“La burocracia sindical es una capa que se ha disociado del movimiento obrero, que ha roto con sus intereses inmediatos e históricos, pero cuyo factor de identidad no es o no se limita a la riqueza acumulada, aunque este rasgo tienda a estar presente. Lo que define a la burocracia sindical como tal, es su integración a los distintos regímenes políticos y en definitiva su sometimiento al principio del estado burgués”. (Christian Rath- Tercerizaciones)
Por todo lo señalado, debemos recuperar los sindicatos para los trabajadores, que defiendan los intereses históricos de la clase obrera ante el despotismo de las patronales. Hay que recuperar los sindicatos como herramienta de lucha.
Para eso exigimos un plan de lucha que ponga un límite a los seguro de paro y a los despidos. Que no se utilice ni un solo peso para pagar la deuda sino que sea destinado para poner en pie la salud y la educación públicas. Aumento salarial igual a la canasta básica.
Por un polo clasista, con un programa que decida en conjunto el rumbo a seguir. A la avanzada del gobierno y la patronal le vamos a oponer nuestra fuerza en las calles.
Que viva la clase obrera.
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