Internacionales

La corte internacional pide la detención de Netanyahu

El gobierno sionista se fractura

“Israel ha privado intencional y sistemáticamente a la población civil en todas las partes de Gaza de objetos indispensables para la supervivencia humana” dijo Karim Khan fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI) quien solicita que el tribunal emita órdenes de detención para el primer ministro y el titular de defensa Yoav Gallant. Hace extensivo ese reclamo a tres líderes de Hamas, en un dictamen pretendidamente salomónico. La fiscalía de la CPI afirmó que tiene “motivos razonables para creer” que los dos hombres “tienen responsabilidad penal” por crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad, incluido el uso de la hambruna de civiles como método de guerra, negar suministros de ayuda humanitaria, causar exterminio y atacar deliberadamente a civiles en Gaza.
Estados Unidos calificó el pedido de “escandaloso”; Antony Blinken, insistió en que la CPI no tiene jurisdicción sobre el caso porque ninguna de las partes integra la CPI: Israel y su principal aliado, Estados Unidos, no son miembros, al igual que China y Rusia. La CPI es el primer tribunal internacional permanente para crímenes de guerra del mundo. Los 124 países miembros están obligados a arrestar inmediatamente a la persona buscada si se encuentra en el territorio de un estado miembro. “Si se emiten órdenes de arresto contra líderes israelíes, los miembros de la corte, incluidos casi todos los países de la Unión Europea, podrían verse en una posición diplomáticamente difícil” (Reuters 20/5). Lo excepcional de este hecho es que desde los juicios de Nuremberg (contra representantes de la Alemania nazi) nunca un tribunal de este tipo ha acusado a un funcionario occidental.

El pedido de la fiscalia de la CPI cayó en un momento especialmente complicado para Israel, que atraviesa una crisis en su gabinete de guerra, de hecho un gobierno de unidad nacional. Benny Gantz, uno de sus “pesos pesados” ha dado un ultimátum a Netanyahu para alcanzar un acuerdo antes del próximo 8 de junio. Esta fracción conmina al gobierno a cumplir seis “objetivos estratégicos” como condición para permanecer en el Ejecutivo: “Lanza la amenaza consciente de que, en unas eventuales elecciones anticipadas, su formación (Unidad Nacional) saltaría de 12 a 30 escaños (un cuarto del Parlamento), mientras que el Likud de Netanyahu caería de 32 a 19, según el sondeo publicado este viernes por el diario Maariv” (El País de Madrid 19/5). En las calles mientras tanto piden elecciones anticipadas y la salida del gobierno, en una semana donde se produjo la muerte de once soldados israelíes, la mitad de ellos por “fuego amigo”. Para más percances el ejército informó la recuperación de cuatro cadáveres de rehenes, “en vez de que volviesen vivos en un canje” apunta el corresponsal de El País.

Sus aliados le imputan a Netanyahu la ausencia de “una brújula estratégica clara y realista”, osea nada menos que la dirección de la llamada “guerra” contra Hamás. Entre los llamados objetivos de Gantz figuran: Traer de vuelta a los rehenes, establecer un “mecanismo de Gobierno civil” en Gaza con implicación de elementos estadounidenses, europeos, de los países árabes y palestinos que sirva como base para una futura alternativa que no sea Hamás ni Mahmud Abbas (el presidente de la ANP). También promover la normalización de relaciones con Arabia Saudita y crear un marco para que “todos los israelíes sirvan al Estado”. Esto último apunta a terminar definitivamente con la exención del servicio militar obligatorio de la que gozan los ultraortodoxos (socios fundamentales en la coalición de Netanyahu). La fecha del ultimátum está vinculada precisamente a este punto, pues unos días antes el Tribunal Supremo se reunirá para abordar la exención militar para los ultraortodoxos. El jefe del estado sionista tiene frentes abiertos por los cuatro lados.

Que la Asamblea General de la ONU votara una moción para reabrir la discusión sobre el reconocimiento de Palestina se explica en que hay una fracción del imperialismo que impulsa un cambio en el gobierno de Israel, con el objetivo de restablecer una negociación con “Palestina” en función de los “dos estados”. Coincide con la crisis entre Ganz y Netanyahu. Ganz expresa esta posición. Varios aliados de EEUU (incluído Uruguay) votaron el reconocimiento de Palestina en la ONU.
La fractura entre Netanyahu y Gantz no es, como apunta un comentarista “un pulso entre una paloma y un halcón.” Gantz esta en contra de un estado palestino, ha fustigado al premier por no ir fondo en Rafah y “terminar el trabajo”. Endilga el “sabotaje de los esfuerzos para cultivar el apoyo de Estados Unidos y de los países árabes moderados”, de forma que “otros actores palestinos” tomen el control de Gaza. Pero “otros actores palestinos” no puede leerse de otra forma que como Fatah, la Autoridad Nacional Palestina quien en los papeles gobierna Cisjordania. Netanyahu para despejar cualquier duda ha hecho uso de su frase de cabecera “Nuestros soldados no han muerto en vano y desde luego no para reemplazar Hamastán con Fatahstán”.

Netanyahu podría aún mantenerse en el poder con la salida de su aliado pero dependiendo para ello del apoyo exclusivo de los ultraortodoxos, cuyos líderes precisamente han pedido este domingo al primer ministro que no espere al 8 de junio y eche a Gantz del Gobierno: “Ha llegado el momento de desmantelar el gabinete y cambiar a una política decidida, fuerte y decisiva”, señaló el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, que defiende abiertamente el exterminio de la población gazatí y quien viene presionando para arrasar Rafah. En pocas palabras, la fractura en la cupula sionista esta centrada en la post-guerra contra Hamas y no en la ofensiva sobre Rafah. Como administrar una Gaza en ruinas y que política tener para Cisjordania, donde el sionismo admite que Hámas tiene una alta popularidad, y la ANP carece de influencia para contener cualquier rebelión de la población en esa zona, donde las provocaciones de los colonos sionistas producen estallidos localizados casi diariamente.

Lo que ha entrado en crisis es el conjunto de la orientación del sionismo y el imperialismo yanqui, quien con marchas y contramarchas parece decidido a acompañar la aventura criminal hasta el fin.

La agresión sionista ha dejado 35.000 muertos y otros miles de heridos, la magnitud y naturaleza de la agresión agota las palabras para calificarla.
Hay que redoblar la movilización popular, siguiendo los pasos de los estudiantes universitarios.

 

Camilo Márquez

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