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Hacia una Asamblea Abierta de trabajadores, estudiantes y militantes de izquierda

El ascenso de un fascista vinculado a los altos mandos militares en el país más grande de América Latina, quien se postula como un aliado de Trump para militarizar el continente, es una amenaza para el pueblo trabajador y para sus libertades de organización. Bolsonaro asciende con un discurso de ataque a los sindicatos y la izquierda, de odio a las mujeres y la diversidad sexual, de glorificación de la dictadura militar.
Los llamados gobiernos progresistas, que surgieron a partir de la crisis de los partidos que gestionaron históricamente los intereses capitalistas en cada país, defraudaron las expectativas populares. No resolvieron la dependencia de las materias primas, sino que la profundizaron. No terminaron con los latifundios, sino que agravaron la concentración y extranjerización de la tierra. Las multinacionales y los bancos obtuvieron ganancias gigantescas, mientras que las grandes mayorías continuaron postergadas y explotadas. Mantuvieron intacto el aparato represivo que masacró al pueblo, desoyendo las demandas de verdad y justicia.

A nivel internacional se visualiza una tendencia a crisis y guerras comerciales, que plantea la perspectiva de más invasiones y guerras para controlar los recursos naturales y particularmente energéticos, y establecer gobiernos títeres del imperialismo. También una tendencia a arrasar con las conquistas históricas del movimiento obrero: reformas laborales, reformas jubilatorias (aumento de la edad de retiro, entre otras), rebaja del salario y precariedad laboral, se impulsan en todo el mundo por parte de los empresarios.
El discurso contra los sindicatos y sus supuestos excesos forma parte de una ofensiva patronal que quiere terminar con los derechos de los trabajadores. La clase obrera necesita sindicatos fuertes y movilizados, independientes del gobierno y que no concilien con los capitalistas. La subordinación de la mayoría del PIT-CNT al Frente Amplio limita su accionar y aisla las luchas.
En Uruguay también se visualiza una tendencia a un recambio hacia la derecha, que incluso puede darse desde dentro del propio Frente Amplio. Otra posibilidad es que ese proceso sea directamente encabezado por la derecha tradicional. En ambos casos, la clase obrera deberá enfrentar mayor limitación a su organización y su movilización, y ataques a sus conquistas. Las elecciones que se avecinan estarán dominadas por una polarización donde los viejos partidos corruptos van a hacer campaña contra la corrupción, y los llamados progresistas querrán aprovechar el espanto que provoca Bolsonaro para llevar aguas a su molino. No dirán que fueron ellos los que mantuvieron la
impunidad, los que enviaron tropas a Haití para reprimir a la población civil -bajo el mando del ejército de Brasil, los que nombraron a Manini Ríos, los que hoy incluso votan la militarización de las fronteras. La derecha que se identifica con Macri o incluso con Bolsonaro, no puede abrir ninguna salida, nos lleva a un mayor retroceso. La centro- izquierda que entrega el país a UPM y a la banca, es la que prepara un retorno derechista, mientras aplica ella misma las recetas del Fondo Monetario Internacional. En diversas elecciones en sindicatos y gremios estudiantiles se ven intentos por poner en pie una alternativa. También las más de 300 mil firmas contra la privatizadora Ley de Riego -votada por blancos, colorados, “independientes” y Frente Amplio- muestran que hay un malestar con todos estos partidos que se extiende a amplios sectores populares.
La oposición en la FEUU contra el nuevo rector (votado también por el oficialismo y la
derecha), también es un indicio relevante de una tendencia a buscar algo nuevo.
En este contexto, los trabajadores clasistas, las organizaciones y militantes de izquierda, los estudiantes y jóvenes, debemos abrir una discusión sobre cómo construir una alternativa frente a las distintas variantes sometidas al capitalismo. Con la conciencia de que al militarismo y al fascismo se lo combate y derrota en las calles, con la acción popular, con la huelga general, y no con alianzas con supuestos demócratas que lo primero que hacen es desmovilizar al pueblo y transar con los mandos militares y la reacción.

Para abordar este debate, convocamos a una Asamblea Abierta por una salida de los
trabajadores e independiente de los patrones y sus partidos de derecha o de centro-
izquierda. Para discutir un programa y un plan de acción, que ayude a preparar las
próximas etapas de lucha.

  • En defensa de las conquistas: contra las anunciadas reformas jubilatorias del FMI.
    No al aumento de la edad de retiro. Aumento de los aportes patronales,
    sucesivamente rebajados por los distintos gobiernos. Contra las reformas
    laborales, defensa de los convenios colectivos y la legislación conquistada. Contra
    la reglamentación del derecho de huelga, defensa del derecho de ocupación;
    contra los llamados “servicios esenciales” y toda represión anti-sindical.
  •  En defensa del salario: salario mínimo de “media canasta familiar”; indexación de
    acuerdo al costo de vida.
  • En defensa de la enseñanza pública, contra toda privatización. Por real autonomía y cogobierno en todos los niveles de la educación, enfrentando los ataques que quieren responsabilizar a los docentes de la mala gestión de los gobiernos. Por aumento del presupuesto de UDELAR y ANEP. No al “voucher educativo” ni los centros educativos de gestión privada -financiados por los dineros públicos.
  • En defensa del empleo: reparto de las horas de trabajo -reduciendo la jornada- sin rebaja salarial; prohibición de los despidos; ocupación de toda empresa que cierre,exigiendo su estatización bajo control de los trabajadores.
  • En defensa de los recursos naturales: por un plan económico de los trabajadores, para que la sociedad tenga control sobre la tierra y demás recursos naturales, expropiando el latifundio.
  • En defensa del ambiente: contra la ley de riego; prohibición de los agroquímicos que envenenan las aguas; no a los transgénicos patentados por las multinacionales; repudio al contrato colonial de entrega a UPM2.
  • En defensa de la soberanía nacional: contra toda privatización; anulación de todos los contratos y tratados que establecen jurisdicción y arbitraje fuera del país; ruptura con el FMI; no pago de la deuda externa.
  • Contra la impunidad de ayer y de hoy: Cárcel a los genocidas. Desmantelamiento de los aparatos represivos (organismos de espionaje, Policía militarizada – Republicana). No a la legalización del “gatillo fácil”. No a la intervención del Ejército en tareas de seguridad interior.
  • La alternativa es clara: que la crisis la paguen los banqueros y grandes capitalistas, no el pueblo trabajador.
Partido de los Trabajadores

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