Por Carmín Ríos desde Berlín
El próximo 8 de marzo, como hace varios años, se espera una enorme movilización en Berlín y en toda Alemania. Pero por primera vez en 25 años, incluirá un paro de mujeres que recorrerá el país.
En un contexto internacional de ataque a las conquistas de las mujeres y de la comunidad LGTBIQ, pero también de un resurgimiento de las luchas por estos derechos, es deber organizarnos por nuestras reivindicaciones. Una de las consignas principales se hará eco de la lucha por el aborto en Alemania. Bajo una ley establecida por el nazismo, los abortos son ilegales en el país, pero no se castigan bajo ciertas condiciones: la mujer embarazada debe ser informada al menos tres días antes de la operación en una oficina reconocida por el Estado. Además, no deben haber transcurrido más de doce semanas desde la fertilización. El artículo 219§ del Código Penal penaliza a lxs doctorxs que publiciten e informen que realizan abortos. Además, claramente, la información es sumamente limitada para la mujer que desea interrumpir su embarazo. El caso de Kristina Hänel, que fue penalizada por 6000 euros por “publicitar” el aborto, fue uno de los que reveló esta situación en la Alemania “primermundista” (Infobae, 10/6/18).
El problema salarial
La movilización incluirá también el problema salarial. En todo el mundo, pero también en Alemania, las mujeres sufrimos de una doble opresión; por mujer y trabajadora. La desigualdad salarial sigue prevaleciendo, hoy las mujeres ganamos de media un 22% menos que los hombres en Alemania y nuestro trabajo está poco valorado. Gran parte del trabajo de cuidado remunerado y no remunerado es realizado por mujeres.
La situación de la mujer migrante es incluso más acuciante. Somos las que nos ocupamos del trabajo doméstico, en casi su totalidad precario y mal remunerado pero que lleva adelante la economía alemana. Mientras tanto sufrimos discriminación y tenemos menores oportunidades de conseguir un trabajo con la misma formación que una mujer europea. Incluso, muchas veces nos vemos imposibilitadas de trabajar por las duras restricciones que la Oficina de Extranjería imprime en nuestras visas (siempre limitadas). Sin contar aquellas mujeres que siendo refugiadas quedan expuestas a ser deportadas, vivir en campos de refugiados en condiciones paupérrimas y sufriendo la estigmatización de los medios y lxs políticxs.
Las mujeres de la salud se han sumado a la convocatoria con sus propios reclamos, marcando la agenda de las trabajadoras. Habrá un bloque de trabajadoras del cuidado, exigiendo el fin de la precarización y que estos trabajos deben ser remunerados y no llevados adelante sólo por mujeres. Con ellas se movilizarán las mujeres del Hospital Charité, que vienen de protagonizar una huelga en su lugar de trabajo.
Una columna latinoamericana levantará bien alto la lucha por el aborto legal, seguro y gratuito, y también la vigente consiga por el Ni Una Menos. Tendrá voz bien alta la situación de las mujeres migrantes, en su mayoría latinoamericanas, por nuestros derechos.
Maniobras
El gobierno de Angela Merkel, que sigue desmoronándose luego de las elecciones regionales que han dejado a su Partido muy mal parado, intenta cooptar el movimiento de mujeres, con torpes maniobras. La más reciente fue la apertura del debate en torno al aborto. Mientras el movimiento de mujeres viene exigiendo, contra los “pro vida”, la eliminación completa del artículo 219§, para que todas las mujeres tengan acceso a una interrupción del embarazo, legal, segura, informadas, el 21 de febrero el Bundestag sólo ha aprobado una flexibilización de la prohibición de la publicidad de los abortos. Los médicos, hospitales y otras instituciones pueden informar en el futuro sobre el hecho de que practican abortos. Sin embargo, no se les permitirá proporcionar más información, sino únicamente remitirse a organismos oficiales. El Parlamento aprobó así el compromiso entre la CDU/CSU (democracia cristiana y social cristianos bávaros) y el SPD-socialdemócratas (coalición gobernante) sobre el apartado 219a.
Además, el Parlamento ha declarado este año el 8 de marzo como feriado, lo que por un lado limita la acción de la huelga y por el otro convoca a un día festivo y no de lucha.
Las reglamentaciones legales alemanas hacen los paros casi imposibles. Por eso la convocatoria a la movilización del 8M incluye algunos “tips legales” de cómo llevar adelante la huelga en los lugares de trabajo, incluyendo la baja por enfermedad, la extensión del almuerzo, la huelga por ralentización, entre otros. Lo llamativo es que ha omitido la exigencia a los grandes sindicatos -dirigidos por la socialdemocracia-, que han hecho oídos sordos a los reclamos de las mujeres alemanas y se han negado a dar apoyo, cuando se necesita una masiva huelga que pare el país.
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