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Hacia el #8M: Una lucha política en el movimiento de mujeres

El resurgir del movimiento de mujeres en el mundo vuelca a la lucha a contingentes enormes. A tres semanas de la movilización por el día de la mujer trabajadora en nuestro país todo indica que será tan o más grande que la del año pasado. Ese gigantesco mar de personas que participa activamente en la marcha lo hace de forma puntual: el debate sobre el recorrido, la hora de inicio, proclama si, proclama no, etc, sin embargo, es protagonizado por un número muy pequeño de compañeras. Muchas tienen una militancia anterior y la mayoría se encuentra encuadrada en organizaciones políticas o sociales (sindicatos, organizaciones feministas, etc). La particularidad de este año es la proliferación de coordinaciones para el 8M.

En estas coordinaciones existe un debate recurrente sobre todo con el ala denominada feminista que plantea la necesidad de encabezar y “protagonizar” el recorrido. Los argumentos esgrimidos se centran en “visibilizar” a las mujeres por que “es el día de la mujer” (así, a secas). Es decir, fingen desconocer el carácter de la jornada que pretenden “hegemonizar”, para utilizar un termino acorde. Hasta aquí nada nuevo. En general son grupos que motorizan las alertas feministas, movilización que se convoca de forma rápida ante cualquier feminicidio. Reivindican el carácter horizontal de sus movimientos y ensayan una serie de rituales corporales, condimentado con referencias a los aquelarres y otra serie de extravagancias.

Sin llegar a estos extremos, existen otros nucleamientos que plantean la necesidad de relegar la presencia del PIT-CNT por su carácter burocrático. Es cierto que ante la amplitud del movimiento las burocracias sindicales intentan imprimirle su orientación de conciliación de clases. A este intento de cooptación de la dirección oficialista se le busca dar una respuesta aislacionista, distanciando al movimiento femenino del movimiento obrero como organización de clase.

A partir de aquí el ala feminista abre paso a toda una serie de criticas de naturaleza diversa, pero que no alcanza a dar una salida mas allá de relegar a la central a la cola de la movilización. Este intento de recluir a la central de trabajadores revela un alto grado de impotencia política y escepticismo militante, al no tener una intervención real en el seno de la clase obrera y las problemáticas que atraviesa; y a su vez dar por perdida una batalla que no se da.

Este razonamiento llevado hasta sus últimas consecuencias termina en la sustitución de la lucha de clases por la lucha de sexos, es decir un planteamiento reaccionario.

 

¿Batalla cultural o lucha de clases?

El debate sobre el carácter de la movilización del 8M esconde una cuestión de fondo. Y es el siguiente ¿El problema del machismo y el capitalismo se reduce a una batalla cultural y sororidad o lucha de clases?

La instauración del patriarcado no fue el resultado de una lucha de género, sino del pasaje del comunismo primitivo a la apropiación privada del excedente económico. Ello cambió en forma radical los roles de la mujer y del hombre. La opresión de la mujer por el hombre lleva en su frente el sello de la propiedad privada. Lo mismo ocurre con la familia, que desplaza al sistema de clanes. La familia es una adaptación de la reproducción humana de un sistema colectivo, que tiene por centro a la mujer, a otro de acumulación. Del producto para el consumo inmediato, donde la ley suprema es el reparto, se pasa a la producción social del excedente y a la acumulación. Es claro, entonces, que la emancipación de la mujer plantea la abolición de la propiedad privada de los medios de producción. Descalificar esta conclusión como “reduccionismo” es una operación ideológica. Reduccionismo es reducir todo al patriarcado, o sea, haciendo abstracción de la forma social concreta que asumen las diferentes formaciones de clase antagónicas. La crítica al reduccionismo, que se dirige contra el marxismo, reivindica la “pluricausalidad”, o sea, que reemplaza al método científico por la especulación. “Es machismo y es capitalismo”, dicen los socialistas eclécticos. No: el capitalismo es la estructura de dominación, que se sirve de las herencias históricas y del núcleo familiar cerrado, el complemento “doméstico” de la explotación económica general.

La barrera infraqueable de esta corriente feminista es que bajo la consideración de que la batalla principal es cultural y contra el patriarcado -de las mujeres obreras y burguesas contra el machismo-,   no promueven la organización clasista, autónoma de otras clases, y socialista de las mujeres obreras y trabajadoras. La lucha por superar el capitalismo plantea la cuestión de una lucha por el poder de la clase obrera que requiere de la unidad de organización y de acción común de los varones y mujeres de su clase. Bajo este objetivo, el PT y el PMT plantea la necesidad de una organización independiente de la mujer trabajadora, es decir bajo un programa socialista, con el objetivo de luchar por un gobierno de la clase obrera.

 

PCR, ¿Feminista?

Un nóvel defensor de esta línea feminista es el Taller Célica Gomez, una organización integrada por miembros del PCR. Este grupo carece de publicaciones propias, tanto impresas como electrónicas. Los puntos de vista de sus animadoras pueden determinarse, sin embargo, por las intervenciones orales en las coordinaciones, que suele empalmar con las posiciones mas recalcitrantes en torno la necesidad de mantener la pureza de género del 8M. Lo llamativo es que está integrado por mujeres que se autodenominan marxistas, y son militantes de un partido que interviene en el PIT-CNT. Es decir que nos encontramos ante un travestismo político de última hora.

El PCR es una organización profundamente stalinista, el hombre que en la década del 30 retrotrajo la situación de la mujer en la Rusia soviética al período anterior a la revolución. El fraude protagonizado por estas compañeras sólo puede entenderse como una capitulación política ante el feminismo autonomista. Con la fe del recién converso algunas integrantes de esta organización que funciona en la semiclandestinidad hicieron llegar a nosotras la recomendación de desistir de participar con una columna mixta el 8M. Nos “sugieren” el camino de adaptación que gustoso aceptó el PCR.

El Partido de los Trabajadores repudia cualquier intento de darle al día de la mujer trabajadora una fisonomía que no sea proletaria.

El Plenario de Mujeres Trabajadoras y el PT luchan en sus sindicatos junto los compañeros por arrebatar de manos de los partidos postrados ante el gobierno las herramientas históricas de la clase obrera de nuestro país.

Las obreras de la Fábrica Putilof de Petrogrado, desataron el mayor período revolucionario de nuestra era con una huelga general en febrero (8 de marzo en el calendario juliano) de 1917. Emplazaron a los obreros de las fábricas metalúrgicas a ir a la huelga junto con ellas y concretaron el frente único obrero en la acción, voltearon luego de tres días al zar y 8 meses después se llevaron puesto al gobierno ‘Frenteamplista’ de Kerensky. Las muchachas del PCR repudian esta tradición, suplantan la lucha de clases por la sororidad y la jerga para iniciadas, políticamente inofensiva, que aleja del movimiento a la cajera del supermercado, la empleada doméstica, la costurera y la desocupada.

La claridad de nuestras diferencias debe contribuir para un balance político posterior que eleve la lucha del movimiento de mujeres al plano del socialismo y la construcción del partido obrero contra la estrategia de la colaboración de clases, que promueven unir al movimiento de la mujer no con sus compañeros de clase, sino con las Verónicas Alonso y las estancieras.

El purismo del PCR es selectivo (sin principios) que se verifica en las movilizaciones del campo. Como contracara de su alianza con los estancieros, oponen al movimiento de mujeres no marchar con sus compañeros de clase. Todas las sutilezas que utiliza el PCR para preservar la pureza y “homogeneidad” del 8M las echaron por la borda en el conflicto del agro, donde los que protagonizaban la protesta eran los grandes estancieros, la Federación Rural y la ARU. Todo esto es un laberinto artificial.

Rechazamos enfáticamente las alianzas o frentes con fuerzas antagónicas a los intereses de la clase obrera, sin distinción de géneros. El feminismo del PCR no es más que la continuación de la política de conciliación de clases que promueven junto a las patronales agrarias.

 

Nuestra política hacia el 8M

La movilización internacional de mujeres el próximo 8 de Marzo debe ir acompañada por la lucha por un paro general activo de 24 horas contra el ajuste del gobierno y los estancieros, y para colocar en la agenda nacional las grandes reivindicaciones de la mujer trabajadora. Llamamos a organizar asambleas en cada lugar de trabajo para impulsar esta agenda.

Esta orientación y método es el único que se puede oponer a los Pereira y los Abdala, pues separa aguas entre los revolucionarios y los demagogos, que intentan por todos los medios desdibujar la lucha de clases, llevando sus posicionamientos hacia el feminismo sin cuestionar (ni cuestionarse) que es el Estado para el que ellos operan sin el menor pudor el que pone a las mujeres de la clase trabajadora en condiciones de precarización laboral, sin donde dejar a sus hijos por la falta de jardines maternales, sin licencia por violencia doméstica, etc. Para la burocracia del PIT-CNT, es mucho más sencillo cuestionar al género, sustituyendo la organización de las mujeres por reclamos legislativos y que las mujeres de la clase no se cuestionen las relaciones de poder.

Sin un golpe al riñón del capital, el pater-opresor, todas las medidas cosméticas que se tomen no van a contribuir a la claridad del movimiento ni de la clase trabajadora. Es codo a codo con nuestros compañeros, en las calles, luchando por la tan deseada igualdad, que vamos a lograr derrocar a este sistema que condiciona a la mujer al rol de la doble opresión. Un socialismo feminista que no desarrolla la lucha de clases es un verso.

Vamos por un 8 de marzo masivo, para poner en la calle las reivindicaciones de la mujer trabajadora.

¡Adelante, compañeras!

Daniela Cabrera

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Daniela Cabrera

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