En lo que va de 2018, los trabajadores hemos asistido a cierres de fábricas como Rüsch, intento de despidos arbitrarios (AFE), el asesinato de un militante sindical en manos de un carnero (con la complicidad de la empresa), el tarifazo de enero, así como el anuncio de una nueva reducción del gasto público y anuncios de reforma de la seguridad social. Asistimos a una nueva dosis del ajuste en curso, donde el gobierno del FA está llevando adelante una ofensiva contra los trabajadores, en connivencia con la oposición patronal. Así lo han demostrado los recortes presupuestales, la aprobación unánime de la privatización del agua (“Ley de Riego”), el saqueo jubilatorio que implican las AFAP’S, la votación de nuevos beneficios al “campo” y el contrato de sometimiento a UPM, destinándose el último préstamo del FMI a satisfacer diferentes requerimientos de la empresa.
De esta forma, el ataque contra la educación, la salud y la vivienda, el achique del Estado responden a la defensa de los subsidios y exoneraciones al gran capital, así como al pago sistemático de la deuda externa e interna.
Es falso sostener que el déficit fiscal tenga como causa el incremento de salarios, de funcionarios públicos o jubilaciones, al contrario, es fruto del aumento de los intereses de la deuda y de los costos empresariales.
La caída de la renta agraria desnuda que el funcionamiento del Estado, el pago de la deuda externa y los subsidios al gran capital no lo sostienen ni los estancieros, ni los capitalistas industriales, ni tampoco el ‘comercio’. Al Estado lo mantiene una masa de trabajadores pauperizados (a través del IVA y el IRPF), no la clase capitalista. Los reclamos de la ARU, Federación rural y “autoconvocados” le recuerdan al gobierno, que bajo el capitalismo la clase dominante no está al servicio del Estado sino que es el Estado el que tiene que estar al servicio de los capitalistas.
Se ha abierto una crisis política de orden general, que los luchadores debemos aprovechar para organizarnos en una fuerza independiente masiva y ganar a nuestra lucha a los explotados de la ciudad y del campo.
El reagrupamiento de la burguesía se produce en torno a la flexibilización laboral (polivalencia, contratos basura, tercerizaciones), el ataque a las condiciones de trabajo, los derechos conquistados (antigüedad, horas extra, licencias, etc.), y sobre todo, al salario y la seguridad social. Por otra parte, la exigencia de las patronales agrarias de devaluar el peso tiene el objetivo de desvalorizar la capacidad de compra de los trabajadores. Las consecuencias de este ataque serán explosivas para la clase obrera.
Movimiento obrero
Frente a este escenario el movimiento obrero se encuentra, en gran medida, ausente en esta etapa de la crisis y carente de una posición independiente al programa del gobierno y la derecha. Denunciamos la complicidad de la burocracia sindical que, por el momento, logra desarrollar una táctica de contención y aislamiento de las luchas en función de una estrategia de subordinación al gobierno. En oposición a esta política, el surgimiento de nuevas agrupaciones combativas y antiburocráticas refleja el desprestigio de las listas oficialistas, y expresa más en general el choque con el gobierno del Frente Amplio de parte de los trabajadores y el activismo. En este terreno, surgen agrupamientos centristas que no colocan ni defienden un programa de la clase obrera, que coloque en la escena nacional una alternativa política a la crisis del capital: terminan diluyéndose en demandas sectoriales.
Vamos al Encuentro Sindical Clasista
Ante este estado de situación es necesario abrir una instancia de deliberación. Llamamos a los luchadores a sumarse al Encuentro Sindical Clasista que se realizará a fines del mes de abril, que tiene como eje central reagrupar el activismo combativo en la pelea por nuevas direacciones para los sindicatos, para que el PIT-CNT rompa con el gobierno e impulsemos un plan de lucha que derrote el ajuste en marcha. El Encuentro Sindical Clasista tendrá como tarea señalar un curso de acción en las próximas batallas fundamentales para los trabajadores: la Rendición de Cuentas, los Consejos de Salario y el Congreso del PIT-CNT.
De cara al Congreso del PIT-CNT, es necesario colocar un programa de lucha que, por un lado unifique las reivindicaciones parciales y las movilizaciones sectoriales, colocando al salario mínimo nacional equivalente a media canasta, la oposición a todo tipo de privatización y flexibilización laboral, la lucha contra el aumento de la edad de retiro, contra los recortes presupuestales, por el aumento de las licencias de maternidad, paternidad y cuidados, la construcción de centros educativos públicos, gratuitos y estatales desde la primera infancia.
Un planteo con estas características, que reivindique la lucha obrera y socialista, con un plan de superación de la crisis para que la paguen los capitalistas, coloca un elemento de delimitación de las corrientes oficialistas y burocráticas, estableciendo, a su vez, un eje de reagrupamiento para los trabajadores y el activismo.
¡Pongamos en pie un plan de lucha que derrote a las patronales, al gobierno y la burocracia sindical!