En la tarde del viernes, el Consejo Constitucional (CC) -un injerto creado por De Gaulle en 1958- dio el visto bueno para la aprobación de la reforma previsional impulsada por Macron. El presidente no demoró ni 24 horas en promulgarla. Además, el CC desechó, en veredicto aparte, el pedido para un referéndum impulsado por la Nueva Unión Popular Ecologista y Social (Nupes), la burocracia sindical agrupada en la Intersindical y la extrema derecha de Reagrupamiento Nacional, liderada por la diputada Marine Le Pen.
El veredicto del Consejo incluye una censura parcial a seis artículos de la norma, pero convalida como constitucional la utilización de dos artículos excepcionales aplicados por Macron y su primera ministra, Borne, para lograr imponer la reforma sin votación parlamentaria. En lo sustancial, el CC sostuvo el propósito central de la ley: el aumento de la edad jubilatoria a los 64 años y los 43 años de aportes para cobrar una pensión completa. El 80 % de la población rechaza la reforma.
El Consejo Constitucional es designado en ternas por el presidente de Francia, por el presidente del Senado y por el presidente de la Asamblea Nacional. El actual presidente del CC es Laurent Fabius, quien fue designado por Macron en 2016. Fabius fue primer ministro por el Partido Socialista en 1984 y 1985. Durante su gestión, miles de hemofílicos recibieron sangre contaminada con el virus del HIV-SIDA y jamás fue condenado porque los tribunales franceses consideraron prescripto el caso. El visto bueno de la reforma previsional ha estado en manos de delincuentes.
Movilizaciones ´salvajes´
Conocido el fallo, las manifestaciones se hicieron sentir de manera brutal en las principales ciudades del país. Por las redes sociales circulaban convocatorias a “movilizaciones salvajes” durante la noche del mismo viernes. El sábado se registraron por lo menos 250 movilizaciones a escala nacional. La prohibición del gobierno de manifestarse en París, fundamentalmente frente al Consejo Constitucional, no tuvo efecto y los manifestantes chocaron desde temprano con la policía. Rennes fue otra de las ciudades donde se produjeron fuertes enfrentamientos entre la policía y los manifestantes. Hubo al menos 100 detenidos en todo el país.
Las movilizaciones y las consignas no han retrocedido a pesar de la paz ofrecida por la burocracia sindical. Frente a la plaza municipal de París se escuchaban las consignas “Constitucional o no, esta ley no la queremos” y “Fuera Macron”. Según las encuestas, el 60 % de la población exige a los sindicatos continuar peleando, pero estos preparan una retirada.
La burocracia sindical
La intersindical ha sufrido una fractura: la CGT -segunda central obrera en importancia- ha convocado a movilizaciones para los días 20 y 28 de abril. Las otras centrales, lideradas por la derechista Confederación Francesa Democrática del Trabajo (CFDT), llaman a una manifestación para el 1° de Mayo. Seguramente reunirá a millones de franceses. Sin embargo, la CFDT ha anunciado que su pretensión es retirarse de la calle luego de esta movilización.
El veredicto del Consejo Constitucional ha representado un golpe para la burocracia y la izquierda que buscan un resquicio institucional para eludir la convocatoria a una huelga general. Sin perjuicio de ello, han vuelto sobre sus pasos.
Los diputados y senadores de Nupes, dirigidos por el ex trotskista Jean-Luc Mélenchon, han presentado una nueva solicitud de referéndum, tras el rechazo del Consejo Constitucional. El veredicto será conocido el 3 de mayo. Esta medida fue adoptada tras los infructuosos pedidos de la burocracia sindical y, principalmente, del Partido Comunista, de solicitar a Macron que no promulgue la ley y apele al artículo 10 de la Constitución para realizar una nueva votación en el recinto. Finalmente, el presidente francés no demoró 12 horas en publicar la nueva norma en el oficial.
La intersindical ha levantado las huelgas renovables en todos los sectores claves, transporte y energías. Pero la aprobación ha llevado a nuevos anuncios de huelgas: por ejemplo, el transporte lo hará el jueves 20 coincidiendo con la movilización de la CGT.
Laurent Berger, secretario general de la CFDT, durante todo el conflicto le ha reclamado a Macron una mesa de negociación. La misma iba a producirse el próximo martes, por intermediación de la primera ministra, Elizabeth Borne, pero el operativo ha naufragado tras la promulgación de la ley. Sin embargo, Berger no se ha privado de prodigar elogios a la primera ministra, destacando “su espíritu y compromiso con la democracia”.
La decisión del Consejo Constitucional ha vuelto a colocar en la calle a la rebelión “de abajo”, frente al bloqueo de los aparatos.
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