Con la votación de la Rendición de Cuentas por parte del PCU, el PS “Olesker”, el PVP, y por supuesto el MPP, las corrientes frenteamplistas con mayor incidencia en el PIT-CNT, se han sumado al ajuste contra los trabajadores que impulsan Vázquez y Astori. Estas corrientes hace poco propugnaban no un recorte de gastos, sino un aumento (utilizando parte de las reservas internacionales), y decían ser favorables de poner impuestos a los grandes capitales -no a los trabajadores. Planteaban la necesidad de cambiar las política salarial con el argumento que así dinamizarían el mercado interno, y terminaron aceptando las pautas salariales de 2015 tras la reunión del PIT-CNT con el presidente.
Tras un nuevo paro general de 24 horas (el segundo en menos de un año) que se concebía como una forma de presión en la “disputa” interna en el seno del gobierno y el Frente Amplio, este ala que proponía medidas ‘contra-cíclicas’ o ‘neo-keynesianas’ ha culminado negociando el recorte. El resultado es consistente con la consigna que colocaban incluso las fracciones más izquierdistas en la central sindical y el movimiento estudiantil: “si hay ajuste, hay lucha”. El año pasado se reclamaba aumentar el presupuesto educativo y los salarios, este año sólo para que “no haya recorte”. Se trata de una consigna que conduce, naturalmente, a negociar la magnitud del ajuste.
No puede extrañar entonces que el PIT-CNT haya reculado, luego que Vázquez le diera un “estate quieto” negando la entrevista ante declaraciones que lo calificaban de “neo-liberal”. Pero si el gobierno Vázquez aplica una política “neo-liberal”, eso califica a los partidos aliados a él dentro del Frente Amplio, que dicen impulsar una política alternativa a la del astorismo. Calificar al gobierno de neo-liberal es incompatible con permanecer en el gabinete y en el propio Frente Amplio, por lo cual se podía anticipar que los sectores que criticaban el ajuste iban a culminar capitulando, para no romper con el gobierno. El ruego a Vázquez de que no se “divorcie” de su base social, y que no rompa “el bloque social y político de los cambios”, desnuda la política de colaboración de clases de la dirección sindical y sus partidos.
El levantamiento del paro general es claramente un voto a favor del ajuste y el recorte. El dirigente Fernando Ferreira -vinculado a la corriente de Richard Read, que defendía la necesidad de un paro parcial en la primera quincena de setiembre- describe así la disyuntiva de la dirección del PIT-CNT: “En la primera quincena se termina de votar la Rendición de Cuentas, por lo que la medida se relaciona como un reclamo dirigido al gobierno y el sector público. En cambio en la segunda quincena el paro aparece más que nada como una movilización contra las cámaras empresariales. Al gobierno lo sacás de lado” (la diaria, 18/8).
Impulsar un paro parcial, recién para setiembre, y luego de haber realizado un masivo paro general es otra variante del recule. Los sindicatos estatales, reunidos algunos en la Lista 41, son los que han planteado principalmente realizar alguna movilización antes del fin de la rendición de cuentas, pero no levantan un plan de lucha. Es notorio que tampoco hay un plan de lucha conjunto de COFE y la Mesa de Entes, por aumento de salario y contra las privatizaciones y eliminación de vacantes.
Existen señales muy fuertes de parte de las cámaras patronales y del capital financiero, en cuanto a la “insuficiencia” del ajuste en curso. Por ello, y por la tendencia a la agudización de la crisis en toda la región, anticipamos que es apenas la primera dosis de un ataque aún mayor a la clase obrera. El ala ‘neo-keynesiana’ del FA ha bebido hasta la última gota de la cicuta que le sirvió Tabaré Vázquez. Queda claro que para ellos está primero la unidad del Frente Amplio y la integración al gobierno, que el programa de “profundización de los cambios” que dicen defender -programa inviable y que no rompe con el capitalismo. Está por verse si en el futuro Vázquez podrá mantener sus alianzas actuales para profundizar el ajuste, o si se desembarazará del PCU y sus aliados como un limón ya exprimido.
La política votada por todas las corrientes (Articulación, PCU, MPP, PVP, Lista 41) en el último Congreso del PIT-CNT, ha quedado por el camino. El planteo de “profundización de los cambios” es a todas luces un saludo a la bandera, mientras se aplica el ajuste capitalista. La renuncia de Oscar Andrade a su banca, optando por volver a su sindicato, hasta cierto punto es un reflejo de la inviabilidad de esta política, defendida por el PCU. No hay que olvidar que fue el propio Andrade el que impulsó la candidatura de Tabaré Vázquez en el congreso del Frente Amplio. La renuncia del diputado, ¿es un reconocimiento del fracaso de su política?
Es necesario abrir una deliberación política en el movimiento obrero y en la juventud, para superar la estrategia policlasista, es decir, de colaboración de clases, y poner en pie un alternativa obrera y socialista.
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