La renovación de la delegación de la FEUU al Consejo Directivo Central (CDC), órgano máximo de gobierno universitario, suscitó una crisis política en la federación.
Cuando todo parecía que la elección se resolvería – al igual que el período pasado- con un acuerdo entre el oficialismo y el Frente Susana Pintos (FPE) en una lista única, consensuada, con dos titulares para el primero y uno para el segundo, de la noche a la mañana, y en una sola jornada, a partir de acuerdos ‘de pasillos’ se conformó un gran frente opositor a las corrientes oficialistas mayoritarias (PCU, PS, FLS), que fueron desplazadas de la titularidad del CDC.
Una política en retroceso
La elección dejó de manifiesto la crisis de la política oficialista para regimentar detrás de su orientación al conjunto de la Federación. Su política deliberada de cercenar la libertad de tendencias, de no permitir la expresión mediante agrupaciones y listas, en los centros de estudiantes que dirigen y en la propia federación, es decir de evitar la lucha pública de programas, ha entrado en crisis en los últimos años con el surgimiento de diversas agrupaciones que lo han obligado a delinear su propia agrupación o bloque, ‘la lista de los centros’ -aunque todavía lo hacen escondiéndose o disolviéndose detrás de los centros de estudiantes-.
La elección del día 29 de agosto, fue un nuevo golpe a esta política. Así, el oficialismo se jugó al armado en la reunión de Ageceistas (representantes estudiantiles en la Asamblea General de Claustro, dos por Facultad) de una lista única, plancha que plasmara el acuerdo entre los bloques mayoritarios, que luego sería confirmada o rechazada por el consejo federal. Descansándose en la mayoría que obtuvo en la elección de mesa pasada, y en la política de colaboración que desarrolló el FPE en el último período, no vio venir este desenlace, que finalmente aprobó una forma de votación con dos listas, donde la lista mayoritaria se quedó con la titularidad y la que obtuvo menos votos con los suplentes.
El bloque opositor
El frente opositor que se constituyó en esta ocasión tuvo como principal impulsora a la agrupación 21 de junio de Humanidades (una derivación del FPE un poco más a la izquierda que también apoyaron al actual rector Markarian) que dirige hace años el Centro de Estudiantes de Humanidades (CEHCE). Cómo es típico de esta agrupación, el frente adquirió un carácter meramente oportunista, es decir, fue simplemente una disputa por los cargos, entre bambalinas – oculta al estudiantado- sin un programa, con el único objetivo de desplazar al sector del oficialismo más obsecuente. El frente también incluyó a la brigada 1958, una agrupación vinculada a Casa Grande liderada por Constanza Moreira, al sector ‘izquierdista’ del FA que apoyó sin problemas el ajuste en la rendición de cuentas.
Pero esto no es todo, para asegurarse los votos en el consejo federal, la 21 de junio convocó una mesa coordinadora extraordinaria en Humanidades para mandatar a los dos consejeros federales del CEHCE a apoyar esta propuesta, contó para esto con el apoyo de la Agrupación Ibero Gutiérrez (PCR) quien le aportó los votos y los secretarios necesarios para el quórum. Así luego de varios años de denuncias y disputas al interior del CEHCE, la Ibero Gutiérrez a partir de un acuerdo anterior en las elecciones de mesa de la FEUU y en las elecciones universitarias se ha consolidado como una gran colectora de votos de los markarianistas, y ha vehiculizado toda su política. En términos políticos el único sector de la UP que interviene en la FEUU ha tomado parte en un frente que incluye a la ‘izquierda del FA’, sin clarificar los objetivos políticos de tal acuerdo.
Crisis
Tras la confirmación del consejo federal de la lista que presentó la reunión de Ageceistas, luego de varios descargos los suplentes oficialistas al CDC presentaron la renuncia, el secretario de Cogobierno de la Mesa Ejecutiva también, y se levantó el consejo federal.
El nuevo realineamiento con la incorporación plena de la 21 de junio al bloque con el FPE vuelve a colocar un clima de polarización política al interior de la FEUU, y plantea para esta primera una nueva responsabilidad política que repercutirá sin dudas en el CEHCE. Está aún por verse si esta nueva delegación al CDC continuará con su adaptación y subordinación al rectorado de Markarian, o abonará una nueva perspectiva.
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