Desde fines de abril y durante mayo, la Fenapes decidirá las medidas de lucha hacia la próxima Rendición de Cuentas. Ésta adquiere un carácter presupuestal, fijando lo asignado a la Anep y la Udelar hasta inicios del 2021. Varias filiales de la federación vienen debatiendo sobre cómo arrancarle al gobierno el ya famoso ‘6% para la educación’.
Hoy poco más de un 4% del PBI se destina a Anep y Udelar. Sumando otros rubros -que los sindicatos rechazamos se incluyan en el presupuesto de la enseñanza, pues lo ‘inflan’ falseando la realidad- el presupuesto gira en torno al 5% del PBI. Es decir que aun con estos porcentajes ‘inflados’, faltaría cerca de 500 millones de U$S para el 6%, más otro tanto para el 1% para investigación -la consigna 6+1 del PBI para la educación-.
La asignación de partidas considerables -absolutamente necesarias- para sostener las necesidades mínimas de la educación pública, en un contexto de crisis mundial y alto endeudamiento y déficit fiscal del país, debe obligadamente hacerse sobre la base de afectar al gran capital y las exoneraciones y privilegios fiscales que ostenta al amparo del Estado gobernado por el FA. Ir a la lucha cifrando expectativas en que obtendremos dádivas del gobierno, en que nos “dé” lo prometido en la campaña electoral de 2014, fue una idea bastante generalizada hasta el conflicto de 2015 y el decreto de esencialidad. Tres años después un importante sector de la militancia de los sindicatos de la educación ha dejado atrás cualquier expectativa en el ‘gobierno amigo’, especialmente en varias filiales combativas de la Fenapes. Hoy está claro que la lucha pasa por sacarle al gobierno lo que no quiere dar, fiel a sus compromisos con el FMI y el capital financiero internacional en general.
Desde marzo se han dado varios conflictos, principalmente en Montevideo y el área metropolitana, con ocupaciones de varios liceos. Se han obtenido algunos avances importantes pero no soluciones de fondo, muy por el contrario, los ‘parches’ del Ces se han convertido en una verdadera política, en su ‘modus operandi’. Sólo una lucha generalizada puede arrancar lo necesario para construcción nueva, infraestructura, grupos, horas, cargos y demás reivindicaciones. Entre ellas destaca la que se opone a las ‘reformas’ privatizadoras. La unificación de las luchas pasa por la pelea por más presupuesto y su ejecución controlada por los trabajadores de la educación.
En las próximas semanas las filiales de la Fenapes debatirán y fijarán su posición frente a un conflicto que puede y debería convertirse en nacional. Las asambleas se posicionarán frente a la posibilidad de un plan de lucha que puede incluir el paro por tiempo indeterminado y aun la huelga. La AGD de la Fenapes que se fije para tal motivo será fundamental. Si el conflicto nace desde las bases, las posibilidades de sostenerlo y conducirlo al triunfo son importantes. De otra manera puede transformarse en una puesta en escena más de la dirigencia oficialista de la federación, que aún es mayoría. Vamos por asambleas masivas en todo el país que pongan en pie la lucha por la conquista de todas las reivindicaciones pendientes.
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