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Enseñanza Secundaria: trabajadores y el gobierno en vela de armas

El (justo) malestar docente

Al día de hoy, tres situaciones impactan simultáneamente sobre los trabajadores de la Enseñanza Secundaria: el avance – cada vez más evidente- de la reforma educativa, la acción antisindical de las autoridades del CES y la vigencia del actual Presupuesto – Convenio Salarial impuesto por el gobierno a la ANEP.

Como cualquier enfermedad, la Reforma Educativa frenteamplista avanza de forma progresiva, por etapas y por aquellos lugares donde encuentra menos resistencia, en sustancia la Reforma apunta a tres objetivos: disminuir drásticamente el costo financiero de la Educación Media Estatal a través de reducir las horas docentes y eliminar la repetición (lo que reduce el costo por estudiante); reducir la intensidad de los aprendizajes para facilitar la acreditación del ciclo de enseñanza media y lograr así que todos los estudiantes terminen el liceo e imponer por ley la flexibilidad laboral docente, modificando el Estatuto Docente hasta lograr que este consagre la polivalencia laboral como norma. La “Propuesta 2016”, liceos de “Tiempo Extendido” y “Tiempo Completo” aplicados como plan piloto en una veintena de liceos a nivel nacional y la elección de horas docentes por más de un año son el anticipo de esta Reforma.

Desde fines de julio la FENAPES ha resuelto retirarse de todos los ámbitos de negociación bipartita con las autoridades de ANEP (CES – CODICEN), el motivo es la negativa de las autoridades de reconocer por escrito la vigencia del Estatuto Docente, la negociación de las condiciones de trabajo y las libertades sindicales conquistadas por los trabajadores de ANEP. Tanto la gestión de Celsa Puente al frente del Consejo de Educación Secundaria como la Wilson Netto al frente de CODICEN se han destacado por el intento de reprimir la actividad sindical, considerada un escollo para el avance de la Reforma educativa, esto se traslada como línea de acción hacia inspectores y directores liceales, no es casual que desde marzo se hayan multiplicado exponencialmente las denuncias y conflictos entre núcleos de base de FENAPES contra directores e inspectores (liceos 1 y 3 de San José, liceos 1, 5, 9 y 23 de Montevideo, etc).

El Presupuesto- Convenio Salarial impuesto en 2015 a la ANEP se ha revelado como un factor de crisis, ya que imposibilita a la ANEP los recursos para cubrir los cargos técnicos necesarios en la mayoría de los liceos, realizar la construcción de los liceos nuevos comprometidos y la refacción de los que muestran deterioros. Esto ha motivado que desde marzo decenas de liceos en todo el país desarrollaran luchas “locales” reclamando refacciones, construcción de locales nuevos y cargos docentes y no docentes. En estos liceos los trabajadores han defendido sus reclamos recurriendo al paro y la ocupación y en general han triunfado. El Convenio salarial legalmente vigente hasta 2017 (defendido por el oficialismo sindical hasta lograr su aprobación en la Asamblea General de Delegados de diciembre pasado) dejó de tener existencia material en abril, cuando la inflación absorbió el “aumento” recibido por los trabajadores de ANEP en enero, dese ahí hasta marzo los trabajadores del CES perderán poder adquisitivo.

Luchas localizadas muestran el camino

La suma de situaciones antes descripta, provocan el llamado “malestar docente” y el desarrollo de luchas localizadas que se centran en una agenda limitada a reclamos de cada liceo, en estas luchas no suele haber pasos “intermedios”, de la formulación de los reclamos (más adscriptos, porteros, refacción de una azotea, etc) se pasa a la acción directa (paro y ocupación), esto demuestra que la base sindical de FENAPES ha comprendido que la solución de los problemas “técnico- pedagógicos – funcionales” pasa por la lucha. Esta concepción – profundamente arraigada- es el capital político que ha transformado a la FENAPES en el “ADEOM” de estos años y por eso el Gobierno debe derrotar al sindicato de profesores como condición sine qua non para avanzar en la privatización de la Enseñanza Media.

Sin embargo, la virulencia de las luchas de los núcleos de base no ha podido traducirse en la misma medida a la hora de enfrentar el ajuste y el recorte presupuestal impuesto por el Gobierno en agosto de este año. Las derrotas sufridas por ADES Montevideo (motor político de la FENAPES) en las huelgas de 2013 y 2015, la desconfianza política de la base hacia la dirección sindical oficialista de la federación y el hecho de que el recorte presupuestal no haya afectado el salario, ayudan a entender esta situación. No obstante, en el horizonte cercano asoma un nuevo conflicto, la elección de horas para el año lectivo 2017 y la extensión de los planes de Reforma educativa a más liceos (a pesar de ser rechazados por los cuerpos docentes) plantean un nuevo escenario de confrontación. El binomio Puente – Netto es plenamente consciente que su permanencia en el cargo está supeditada a que haya un avance sustancial de la Reforma y la flexibilidad docente en 2017, de lo contrario tienen los días contados. Esto los obliga a buscar la confrontación con la FENAPES, a su vez el oficialismo sindical no tiene margen político para “negociar” una reforma educativa de estas características, hacerlo sería su suicidio político, por ello tampoco puede sacarle el cuerpo al combate y trata de dirigir (y moderar) el choque contra las autoridades y el gobierno.

Las resoluciones del último Congreso de FENAPES (diciembre 2016) y de las distintas asambleas de delegados denuncian y rechazan la Reforma privatizadora y la flexibilidad laboral docente, sin embargo, sin una dirección sindical independiente del Gobierno del FA y sin un Plan de Lucha que involucre al conjunto de la Federación, esto puede morir en la letra.

La defensa de un proyecto educativo popular pasa por superar los límites de la actual dirección sindical y de generalizar la lucha dentro de la FENAPES y en los sindicatos de CSEU, los gremios estudiantiles y los trabajadores todos; ya que en definitiva los estudiantes serán las víctimas finales de un modelo de enseñanza pensado para financiar a las empresas educativas privadas y formar en “competencias laborales básicas” a los hijos de los trabadores y en formación científica y de calidad a los hijos de la clase capitalista. Como dijimos antes, la confrontación entre ambos modelos educativos anuncia para este año una nueva batalla de desenlace incierto, la intervención organizada del PT y sus militantes (dentro y fuera de FENAPES) pude hacer la diferencia, los barrios, los centros de trabajo, los gremios estudiantiles y los sindicatos deben discutir y pronunciarse en contra de la Reforma privatizadora que el gobierno de Vázquez intenta imponer sobre nuestros hijos y apoyar la lucha de los trabajadores docentes.

Sin lucha, habrá Reforma y si hay Reforma ya no habrá educación pública.

Javier Iglesias

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Javier Iglesias

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