La oposición a Aratirí y la megaminería metalífera a cielo abierto no responde a los intereses de la Asociación Rural, como afirman algunos dirigentes del Partido Comunista –jugados a defender los intereses de Zamin Ferrous en nombre de la “creación de puestos
de trabajo”. La ARU, de hecho, no se ha pronunciado contra Aratirí. Sí lo hizo la Federación Rural, pero son pocos los dirigentes de la FRU que realmente militan en este tema. La mayoría de los productores de la zona de Valentines no son grandes propietarios, sino pequeños productores.
Lo curioso de la postura de estos sectores de “izquierda” que repentinamente se han acordado de la existencia del latifundio, es que permanecen en un gobierno que ha favorecido a los sojeros y la concentración de las tierras en manos de las grandes trasnacionales. Se acuerdan ahora de la ARU, pero no de la reforma agraria que antaño levantaban como bandera.
La oposición a Aratirí de parte de los luchadores obreros y socialistas no va en el sentido de defender “un modo de vida” o el “Uruguay natural”, que son dos formas de referirse al actual régimen de producción donde los latifundistas son los dominadores –junto al capital financiero internacional y el gran capital nativo.
La oposición a Aratirí no se hace tampoco en nombre de vivir como los antiguos charrúas.
Hay quienes cuestionan a los detractores de Aratirí, porque usan cuchillos de hierro y no quieren que una multinacional se enriquezca con nuestros recursos naturales, ni deje el país contaminado y sin un peso. Pero si alguien nos deja con un “cuchillo de palo” es precisamente Aratirí, que en 12 años se llevará todo el hierro y dejará migajas y contaminación ambiental.
La industrialización de las materias primas es inviable en el actual régimen social y político, como lo ha comprobado la experiencia histórica. La burguesía ha sido incapaz de desarrollar las fuerzas productivas en Uruguay y en toda América Latina –y los gobiernos nacionalistas del tipo Venezuela, Ecuador, Bolivia y Argentina demostraron también su incapacidad para industrializar
sus países pese a los ingresos excepcionales que tuvieron en la última década por concepto del boom de exportaciones de ‘commodities’.
Los militantes obreros y socialistas del PT nos oponemos a Zamin Ferrous y la megaminería metalífera a cielo abierto, con un programa propio, de carácter anti-capitalista:
>Expropiación de los latifundios, sin indemnización. Entrega de la tierra en usufructo a trabajadores para que la exploten colectivamente.
>Explotación de las riquezas minerales del suelo y el subsuelo por el Estado, bajo control obrero.
>Nacionalización de las grandes empresas contaminantes, bajo control de los trabajadores.
>Nacionalización sin pago de las minas, los frigoríficos, los bancos y el comercio exterior, en el marco de un plan económico de los trabajadores.
>Expulsión del imperialismo, ruptura con el FMI, anulación de todos los Tratados internacionales que favorecen a las multinacionales y al imperialismo.
>Por un gobierno de trabajadores, y la unidad socialista de América Latina.
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