El gobierno de Yamandú Orsi como una de sus primeras medidas ha anunciado la conformación del organismo encargado dirigir el mentado “diálogo social” sobre seguridad social. Esta comisión estará presidida por la Oficina de Planeamiento y Presupuesto y la integrarán el ministerio de Trabajo y Seguridad Social, el de Desarrollo Social, Salud Pública, Economía y Finanzas y el Banco de Previsión Social (BPS). Este será “el ejecutivo” (sic). El organismo, además, tendría una instancia “plenaria” (sic) donde participarían los demás “actores”, entre ellos las cámaras empresariales, las organizaciones de jubilados, el movimiento sindical, y “otros organismos estatales”.
El director de la OPP, Rodrigo Arim, dijo que la iniciativa supone “discutir cuál es el modelo de protección social” que quiere la ciudadanía “manteniendo la sustentabilidad fiscal”. “Vamos a incorporar en la primera sesión una hoja de ruta en donde se va a instalar el proceso de diálogo”, agregó (El Observador). El objetivo declarado es que en el primer semestre de 2026 el tema esté saldado y se presente un proyecto de ley que, eventualmente, se pueda enviar al Parlamento. “Los empresarios respaldan un diálogo social amplio, pero resisten debatir cambios previsionales”, titulaba Ámbito. Lo que a primera vista puede sonar contradictorio, no lo es absoluto. Las patronales han apoyado el “diálogo” con entusiasmo toda vez que este no los conmina a nada.
Salta a la vista que se trata de una criatura donde el Estado monopoliza la totalidad de los resortes. El gobierno se garantiza una “hoja de ruta” sin sobresaltos ni puntos escabrosos. Esto ya era evidente desde antes. Hace unas semanas el secretario de la Presidencia Alejandro Sánchez anunciaba que “La idea es que se discutan todos los temas” y adelantó que la discusión no va a ser “solo jubilaciones y pensiones”. Un embarullamiento que trastorna el fondo mismo del asunto, que no es otro que la cuestión jubilatoria: Sobre el punto Oddone, en ministro de economía no se anda con vueltas: “hay cosas que no van a ser objeto de la discusión, porque eso estuvo laudado en el plebiscito” (La Diaria 12/3).
Esta posición, lejos de ser exclusiva del equipo económico es homogénea al conjunto del FA. El PCU parece admitir esta sepultura del plebiscito. En una entrevista a la radio M24 el senador de la 1001 Oscar Andrade afirma: “Yo pienso que los artículos de la ley que todo el Frente Amplio votó en contra tendrían que ser lo mínimo, decir bueno a ver, si nosotros estamos en contra de que fuera obligatorio el sistema de AFAP, mínimo no va a ser obligatorio el sistema de AFAP; estamos en contra de que te puedan seguir descontando cuando quedas en desempleo, mínimo eso no tiene que tener base de legalidad. Para ir colocando componentes que hagan a decir, bueno sobre estos temas en un diálogo de seguridad social tiene que haber una reforma. Estuvimos en contra de que solo se financiará con el aporte de los trabajadores, tiene que haber respuestas donde los sectores de mayor concentración de ingreso participen de la financiación de la seguridad social”
(Entrevista Nada que Perder 24/3).
Las esperanzas que alberga Andrade son un infundadas. Orsi y Cosse hicieron campaña diciendo que había que utilizar los fondos de las AFAP para obras de infraestructura, o sea, un espaldarazo para que estas sigan lucrando con los ahorros de los trabajadores. El Frente Amplio no ha manifestado su oposición a la suba de la edad jubilatoria ni a la rebaja de la fórmula de cálculo de las jubilaciones, ni tampoco ha rechazado el mantenimiento y extensión de las AFAP. Durante 15 años de gobierno no tocó el negocio de la jubilación privada.
Se imponen una serie de conclusiones. El “diálogo” es utilizado frecuentemente para disimular la ofensiva del capital sobre las condiciones de vida. Esta coreografía tiene sus propias versiones en otros ámbitos, como la educación y seguridad ciudadana. Durante todo este proceso hemos denunciado que buscan calentarnos a fuego lento, en lugar de echarnos el agua hirviendo la van entibiando progresivamente. Primero con la conformación de la comisión de expertos, donde el PIT-CNT participó y fue representado por Hugo Bai, quien ahora será el principal animador del “dialogo social”. Aquellos polvos trajeron estos lodos.
Sólo la lucha popular puede derrotar la reforma reaccionaria, como lo ha demostrado la experiencia internacional.
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