Con mas de 900 fallecidos y 19 mil casos activos, Uruguay está pintado de rojo de sur a norte. Los CTI se encuentran asistiendo a mas de trecientas personas, lo que constituye una línea algo más que crítica en la capacidad de atención de esas unidades.
La llegada al país de la nueva cepa P1, que contagia dos veces y media más, puso al sistema de salud en jaque, ya que las áreas de cuidados intensivos pasaron en treinta días de 61 pacientes a 236. El gobierno anunció la creación de 129 camas más, pero los trabajadores denuncian la falta de personal para atenderlas, lo que lleva a una sobrecarga de trabajo en un cuerpo sanitario con alto agotamiento físico y psíquico.
El sábado, los informativos abrían sus emisiones con lo que en las redes ya era noticia: 36 gremiales médicas e intensivitas anunciaban una “catástrofe sanitaria inminente” si no se tomaban medidas de fondo para enlentecer la propagación del virus.
Ya han pasado 48 horas desde la advertencia lapidaria sin que el gobierno acuse el golpe o peor, por boca de Cipriani el presidente de ASSE, se niega que exista tal saturación. Los últimos movimientos de Lacalle Pou anunciados en conferencia de prensa envejecieron antes de nacer. La línea de retorno a la “normalidad” marcada para el 12 de abril ya es historia. La improvisación es producto de la defensa a rajatabla del régimen de la propiedad privada. Para garantizar el lucro capitalista, se ha dilapidado el esfuerzo de la población durante todo un año. El caos viene de arriba en todo el planeta. La desorganización atraviesa todas las esferas, desde la comercial, a la económica y la política. No es un problema de protocolos, cuidados, o burbujas, sino de intereses económicos y políticos, contrario a una salida humanitaria.
La política del gobierno esta dictada por los capitalistas que quieren mantener la explotación de la clase obrera, y por eso defiende la presencialidad y el funcionamiento de las actividades no esenciales (incluyendo shoppings, bares y casinos).
Mientras queda de manifiesto esta incapacidad para hacer frente a la pandemia, se marcan más los rasgos autoritarios. Lo único que no vence el 12 de abril, en las especulaciones del gobierno, es la reglamentación del artículo 38 de la Constitución, esto es, recordamos, la supresión del derecho a reunión por 30 días más, y de forma sucesiva cuantas veces considere necesario en función de la situación sanitaria. Insinúa, de esta forma, una tendencia cada vez mayor al gobierno de excepción o con poderes especiales que rechazamos de plano nuevamente.
Del otro lado, el Frente Amplio ha reiterado por enésima vez a través de un comunicado de cuatro puntos, su propuesta de unidad nacional en la que el preludio sería la convocatoria a un “gran diálogo nacional”, con todos los partidos políticos y la “reducción de la movilidad en su máxima expresión y el cierre de toda actividad no esencial”, pero sin ningún tipo de exigencia que hagan posible una cuarentena de ese signo. Detrás viene la burocracia sindical, que ha ordenado al movimiento obrero y ahora está buscando su integración plena a la política burguesa, pero en un clima de creciente descontento que aún se expresa en forma atenuada por el temor que produce la pandemia. La burocracia está usando esto para justificar un repliegue aun mayor, y una deserción incluso de la campaña de recolección de firmas contra los 135 artículos de la LUC, la única causa por la que estimaba admisible pisar la calle.
Ante este cuadro catastrófico desde el Partido de los Trabajadores sostenemos que es impostergable comenzar a discutir la huelga general. Cuando la disyuntiva es entre la vida y la muerte no hay espacio para nada en el medio.
La clase obrera debe levantar su propio programa ante la emergencia sanitaria: suspensión de todo trabajo presencial en las actividades no esenciales; mantenimiento de sueldos a cargo de las empresas para los trabajadores que deban permanecer en sus casas; subsidio de $20 mil a todos los desempleados y subocupados. Financiamiento de estas medidas con suspensión del pago de la deuda pública, utilización de reservas del banco central, y establecimiento de impuestos progresivos sobre las grandes fortunas.
29/03/2021
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