El pasado 20 de Marzo, el presidente Tabaré Vázquez emitió un decreto ‘anti piquete’ que da vía libre a la policía para reprimir –a su voluntad, sin orden judicial alguna- cualquier movilización, corte de calle o de ruta que obstaculice el tránsito, y le otorga la potestad al Ministerio del Interior de apelar al Ejército si lo considera necesario.
El presidente frenteamplista emula de este modo a uno de sus antecesores colorados -Julio María Sanguinetti- que en 1999 emitió un decreto prácticamente idéntico. El decreto supera por mucho ‘el protocolo anti-piquetes’ de Mauricio Macri -en forma y fondo-. No opina lo mismo la burocracia del PIT-CNT, para la que la mención del decreto al artículo 57 de la Constitución ratifica el derecho de huelga y ampara a los trabajadores organizados. Dos días más tarde, la policía detenía a dos sindicalistas del transporte de carga que se encontraban realizando una asamblea en una ruta. El derecho de huelga sigue preservado pero en la intimidad.
A favor de los exportadores
El Partido Comunista defendió el decreto porque serviría para terminar con los piquetes de los empresarios del transporte de carga, que se encuentran en conflicto con los exportadores por el precio de los fletes. El PCU toma partido por los monopolios de exportación, en respaldo del gobierno que laudó contra la patronal de camiones. Sin embargo, los cortes de las patronales del transporte no han sido dispersados.
Las posiciones que han tomado el Partido Comunista y el Pit-Cnt indican que oficiarán de ejecutores del decreto dentro del movimiento obrero. Precisamente, la dirección del Pit-Cnt y algunas cámaras empresariales han acordado un protocolo para los casos de ocupaciones de los lugares de trabajo. La prohibición de los piquetes afecta hasta los espacios cubiertos.
El decreto de Vázquez llega en un contexto de impase de la economía, donde la única ‘salida’ que el gobierno persigue frente al derrumbe económico que se evidencia, es la instalación de una nueva pastera de UPM. El decreto es también un mensaje a las multinacionales de que se garantizará a como dé lugar la libre circulación de sus mercancías. Una reafirmación necesaria por otro parte, ante al suceso que tuvo como protagonistas a los trabajadores de AFE, que paralizaron sus tareas y los trenes de carga en el medio de la visita de un ejecutivo finlandés de UPM. El énfasis en el derecho a la libre circulación tiene que ver más con garantizar las exportaciones (léase el saqueo de nuestros recursos naturales) que con una preocupación por ordenar el tránsito – en lo que el gobierno ha fracasado estrepitosamente -.
Ajuste y garrote
Por otro lado, en los próximos meses el FA debe aprobar el presupuesto estatal, y prepara un nuevo recorte del gasto social para afrontar los abultados pagos de intereses de la deuda externa. Con el decreto el gobierno se adelanta a la reacción popular hacia su política. En una América Latina convulsionada por autogolpes, golpes y contragolpes, como sucede en Venezuela, Paraguay o Brasil, el gobierno frenteamplista se quiere curar en salud. El gobierno de la izquierda ‘nacional, popular y socialista’ impulsa, como es conocido, la aplicación de “la carta democrática a Venezuela”. Sin embargo, el decreto de militarización contra los trabajadores, ¿no lo convierte a Vázquez en violador de la democracia?
El decreto como tal constituye un ataque a las libertades democráticas, pues coarta y reprime la protesta social, con el objetivo de estatizarla y enmarcarla en canales regimentados. Una tentativa que ha fracasado a lo largo y ancho del continente, que no tiene asidero en el marco de la brutal crisis capitalista que sacude y convulsiona al conjunto de los regímenes políticos, y que ha lanzado a las masas a las calles incluso en el propio corazón del imperialismo mundial, los EE.UU.
El gobierno continúa dándole mensajes claros al capital financiero; está dispuesto a mantener con garrote en mano la libre circulación de sus mercancías por un lado, y terminar con las conquistas de los trabajadores por el otro.
Movimiento obrero
La iniciativa de regimentación de la protesta fracturó a la burocracia sindical. De un lado, el PCU y Articulación –la mayoría en la dirección del PIT-CNT- salieron a cubrirle la espalda al gobierno con el señalamiento de que no afectaba al movimiento obrero, pues garantizaba el derecho de huelga. Con la represión desatada sobre el sindicato del transporte, debieron echar lastre y declararlo ‘inoportuno’, sin desenvolver ningún planteo de acción. De otro lado, 11 sindicatos –entre los que se encuentran ADES y COFE, entre otros- presentaron un recurso de revocación del decreto, denunciando que recorta las libertades colectivas e individuales, de expresión y movilización sindical. Sin embargo, una gran parte de estas organizaciones (pertenecientes a las lista 41 y 5 de Marzo-Richard Reed) se mantuvo al margen de la gran movilización convocada y protagonizada por el movimiento estudiantil y los sindicatos de la educación el jueves 6 de abril. La oposición a la dirección oficialista encuentra su límite cuando se trata de tomar las calles. La perspectiva de frente único de acción de todas las corrientes y sindicatos combativos, que se expresó en la pasada movilización, es el único camino para derrotar el decreto y la política represiva del gobierno.
La izquierda
El Partido de los Trabajadores lanzó una fuerte campaña de rechazo al decreto – pintadas, volantes, spots -, que incluyó la presentación de un recurso jurídico y el impulso a la convocatoria a la movilización del jueves 6, en donde fuimos el único partido que participó activamente con una columna propia. La Unidad Popular por su parte, que también rechazó y presentó un recurso, se autoexcluyó de la única movilización contra el decreto y ni siquiera convocó a concurrir, continuando con una política sectaria frente a las organizaciones estudiantiles de masas y los sindicatos, dividiendo a los luchadores en el marco de un avance represivo y de ajuste por parte del gobierno. Desde el Partido de los Trabajadores hacemos un llamado a todos los luchadores a desarrollar un frente único de acción, para recuperar los sindicatos para una perspectiva de independencia política del gobierno y de las patronales, y a tomar las calles para que la crisis la paguen los capitalistas.
Lucía Siola – Nicolás Marrero
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