Tras múltiples instancias que tenían como objetivo “destrabar” la negociación entre el CODICEN de la ANEP y FENAPES, se hace cada vez más claro para amplios sectores del sindicato de profesores la necesidad de tomar medidas de lucha cada vez más contundentes, que planteen una posición de fuerza ante las autoridades.
Sin embargo, el proceso se encuentra aún trunco y en este sentido, la burocracia sindical se encuentra en una encrucijada: por un lado, no puede volver a los ámbitos de negociación sin obtener previamente una victoria (para no perder su mermada credibilidad política ante la base) y por otro, debe esforzarse por contener las medidas de lucha (para no alejarse de “su” gobierno).
Está claro que, en este extenso conflicto, la burocracia no ha tenido otra alternativa que mantener una postura de enfrentamiento abierto, porque su gran conquista, la negociación colectiva, estaba en riesgo de expirar por la vía de los hechos. Los últimos episodios señalarían que se encuentran en un proceso de preparación de la retirada, es decir, preparando una derrota lo menos dolorosa posible (una salida “ordenada”).
Derrotar a la reforma antieducativa, es posible
Desde el Partido de los Trabajadores, hemos sostenido la importancia de unir los diferentes frentes de lucha con la consigna “la reforma es el ajuste”. Para que se desarrolle la reforma (y por tanto, el ajuste) el gobierno debe lograr dos cosas: quebrar al sindicato que ha vanguardizado las movilizaciones en la educación, y por otro, que las negociaciones se retomen en los términos que se abandonaron, es decir, con la posibilidad de desconocer los resultados de las mismas cuando así lo considere. En este sentido, el autoritarismo tiene un objetivo político claro: facilitar la implementación de la reforma antieducativa.
El mecanismo que permite desarrollar un conflicto victorioso, comienza por unificar los diferentes elementos de la “reforma” y preparar a los trabajadores para un ascenso de la conflictividad. De esta manera obtener, en una primera instancia, una negociación que garantice el compromiso de las autoridades de respetar las libertades sindicales y los acuerdos, así como de transparentar la información. En este proceso, FENAPES estará en mejores condiciones para derrotar el nuevo embate reformista, que es inminente.
Siguiendo el camino de los núcleos y filiales más combativos (que utilizan el paro y la ocupación para enfrentarse a los recortes y el autoritarismo), los docentes tenemos la enorme tarea de defender la educación pública de su mercantilización, del recorte presupuestal y de su virtual destrucción (dado que, si permitimos este avance, no quedarán liceos, asignaturas, contenidos, ni aprendizajes que defender).
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