El cambio de almanaque nos sirve de pretexto para hacer balances y planear nuestro futuro.
Estamos viviendo el 8vo. año de la crisis capitalista más profunda de la historia, más aún que la famosa crisis del 29. El desempleo, los ajustes y la austeridad contra el pueblo, la rebaja salarial, quita de derechos, la carestía de la vida, son distintas formas en que se descarga la crisis del capital sobre las espaldas de los explotados.
Los Estados capitalistas, que salieron al rescate, y aún siguen subsidiando, de los banqueros y grandes corporaciones, le pasan la factura a los trabajadores, los jubilados, la juventud… Los jóvenes son el sector más castigado por la crisis: en Grecia más del 60% de los trabajadores menores de 25 años está desempleado.La crisis ha conducido a la bancarrota de los Estados, la crisis fiscal y de la deuda de Estados Unidos es un claro ejemplo, y así se pasa a las crisis políticas y las grandes movilizaciones de masas (incluyendo puebladas, sublevaciones y rebeliones) que incluso tiran abajo a gobiernos.
En América Latina la crisis no pasó de largo, como anunciaban los economistas y los gobiernos. Está instalada a pleno. Los modelos del Frente Amplio de Uruguay –la “Concertación” chilena, ahora ampliada por el Partido Comunista; el Lulismo; el Kircherismo– están en la picota. La gigantesca abstención del pueblo chileno, empezando por la juventud estudiantil que ha encabezado grandes luchas, muestra la enorme desconfianza con la que debuta un nuevo gobierno de Bachelet. La reacción popular frente a los tarifazos en Brasil, con el pueblo lanzándose a la calle al margen de los intentos de control del PT y la CUT, son un primer movimiento de “indignados” contra la izquierda integrada al capitalismo. La debacle del modelo K es todavía más evidente. Hace dos años decíamos: “Cristina sacó el 54% pero el modelo K está agotado”, el pronóstico ha sido plenamente confirmado.
El ascenso de la izquierda revolucionaria en la Argentina es otro elemento fundamental del último año. El progreso del FIT y del Partido Obrero marca la posibilidad de construir un movimiento popular, de masas, de carácter socialista, superando definitivamente al peronismo. La tarea es la fusión de la izquierda revolucionaria con el movimiento obrero.
2013 culmina con una victoria importante para el Partido de los Trabajadores, al haber logrado presentar todos los requisitos exigidos por la proscriptiva legislación electoral. Entregamos más de 2000 firmas en la Corte Electoral. Es un primer paso, que debe ser continuado con otros pasos adelante, en la lucha por poner en pie una alternativa política de los trabajadores.
La tarea del 2014 es construir una oposición de izquierda al Frente Amplio, que tenga un programa político de carácter anti-capitalista, de lucha por el socialismo. No se trata de levantar un “nuevo Frente Amplio”, “policlasista”, levantando un programa de reformas que las experiencias progresistas y nacionalistas de América Latina están mostrando que no da cuenta de la crisis capitalista y no abre una salida para los explotados. Es necesario levantar un programa que vincule las reivindicaciones más elementales, como el salario mínimo de 25.000 pesos, la eliminación del impuesto a los sueldos, el 6% del PBI para la educación, la derogación de las AFAP, con las medidas transitorias hacia una reorganización económica y social sobre nuevas bases: no pago de la deuda externa, nacionalización de los bancos sin indemnización, estatización del comercio exterior y de los grandes monopolios privados (como los frigoríficos) bajo control de los trabajadores, expropiación de los latifundios. Un programa que plantea la perspectiva de la lucha por un gobierno de trabajadores y la unidad socialista de América Latina.
El 2014 debe comenzar levantando precisamente esa salida anti-capitalista. Denunciamos la inviabilidad de la política del FA. La tesis de un desarrollo en el marco capitalista, de la mano de los ‘mega-emprendimientos’ instalados en zonas francas o basados en subsidios y prebendas, que supuestamente va a generar todo un proceso de crecimiento e industrialización en torno a esas grandes “inversiones” ya ha fracasado, y esto va a comprobarse más aún al calor de la crisis mundial.
Proponemos a todos los trabajadores, a los militantes de izquierda hastiados de la política cada vez más conservadora y proimperialista de los gobiernos del FA, a los jóvenes, a poner en pie una alternativa a la izquierda del Frente Amplio. Rompamos la falsa polarización entre los llamados progresistas y la derecha tradicional, falsa porque ambos comparten lo esencial de la política económica que favorece a banqueros y grandes capitalistas.Proponemos a todos los partidos de izquierda, en particular a aquellos que han roto con el Frente Amplio, abrir un debate sobre qué programa deben levantar los trabajadores. Para nosotros debe ser un programa anti-capitalista, de lucha por un gobierno de trabajadores y por la unidad socialista de América Latina. Sólo sobre esa base se puede construir una verdadera alternativa política de izquierda y de trabajadores.
La intervención en las elecciones internas y las nacionales de octubre deben estar al servicio de esta perspectiva. Queremos conquistar una bancada de diputados obreros y socialistas, que esten al servicio de las luchas populares y de la denuncia de los partidos que favorecen al gran capital.
Vamos a una gran batalla política en 2014. Preparemos la lucha por un gobierno de trabajadores.
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