El gobierno ha cerrado el año logrando los dos grandes objetivos que se había trazado, la aprobación de la LUC y del Presupuesto quinquenal. Esto contrasta con la aparente debilidad de la coalición que sufrió la salida tumultuosa de Talvi a poco de asumir y que debió hacer frente al Covid-19 casi que al mismo tiempo de tomar las riendas. Lacalle ha elegido atender a sus socios uno a uno. No reúne al Consejo de ministros o lo hace en forma tan espaciada que no tiene poder real de traccionar como organismo. Esto le ha valido al presidente el reclamo, tanto de colorados como de Cabildo Abierto de la necesidad de formar un espacio de coordinación, algo que Lacalle no parece tener intenciones de concretar. Como lo llamo alguien la “hiperpresidencialización” pero sin mayorías propias, y con indicios de que la unidad macerada en base al “Compromiso por el País” (el documento que funda oficialmente la coalición de gobierno), comienza a astillarse. El episodio mas reciente es la aprobación en diputados de una ley que limita el área para la plantación forestal, que debe pasar ahora por el senado y que Lacalle Pou hizo saber que de aprobarse en esa cámara la vetara. Este episodio revela varias cosas; es que la ley fue aprobada por los votos de Cabildo Abierto, el FA y el diputado del PERI. En el caso del FA la hipocresía no podría ser mayor, la extranjerización de la tierra y el crecimiento de las plantaciones de eucalipto avanzaron como nunca bajo sus gobiernos, a costa de las áreas reservadas para la lechería, ganadería, etc. La única explicación para este comportamiento tiene que ver con propinarle una estocada a la coalición de gobierno, votando en yunta con CA, insistentemente señalado como fascista o protofascista. Algunos legisladores de CA han manifestado que de darse el veto se deberían retirar de la coalición y abandonar los cargos. Algo improbable. Dicho esto, tenemos que tanto multicolores como frenteamplistas han actuado como agencias de las pasteras, lo que ha llevado al Uruguay a ser una república celulósica por excelencia, sin siquiera el beneficio de tener fábricas de papel. La celulosa extraída en zona franca se va por barco. Un colonialismo al cubo.

Desde el gobierno se ha declarado ante la inquietud por el avance del virus que de ninguna forma vamos a ir a un Estado Policial, la definición es de Delgado, la mano derecha del presidente. La desfachatez no podría ser mayor. Mientras Lacalle se paseaba por el mundo diciendo que es un liberal metía en la LUC todas las restricciones posibles a la libertad de movilización del movimiento obrero, al derecho de huelga, el gatillo fácil, el desacato por desobedecer una orden policial, aunque esta no tenga fundamento, en pocas palabras una batería que no tiene nada que ver con alguien que se proclama liberal. En buen romance, en defensa de las ganancias y los negocios capitalistas el gobierno que él encabeza ataca las libertades democráticas con la LUC y con la reglamentación del Articulo 38.

Por otro lado, desnuda que el gobierno está parado sobre una placa en movimiento que lo hace más vulnerable cuanto más tiempo pasa. Las fricciones entre los socios tienden a incrementarse. Todos entienden que el próximo año Lacalle ya no tiene el beneficio del estreno en el poder y el desgaste natural comenzará a sentirse.

 

Esperando la vacuna

El recrudecimiento de los contagios hizo que el gobierno perdiera un plus importante que hasta cierto punto disimulaba sus debilidades. Las cifras de contagios se han disparado y la saturación de los hospitales aparece como una eventualidad cierta y amenazante. Uruguay alcanzó las 160 muertes; las primeras ochenta ocurrieron a los 266 días de la epidemia, mientras que las otras ochenta fueron en los últimos 25 días.

Lacalle mantuvo la libertad de movimiento en momentos en que el mundo se encerraba, The Economist llegó a poner en portada una imagen del planeta con la leyenda “CLOSED”. Primero la “nueva normalidad” y ahora la “libertada responsable” habían sido los slogans que junto a datos extremadamente positivos lo habían blindado políticamente para avanzar en su agenda. Todo indica que perdió ese comodín justo cuando la coalición gobernante tiene por delante temas que tratar en el parlamento no incluidos en el acuerdo multipartidario.

La última encuesta de expectativa económica del Banco Central estima en 5,5% la caída de la actividad económica de este año. Distintos análisis indican que recién a finales de 2022 la economía uruguaya recuperaría los niveles de 2019, es decir pre-pandemia, pero la escalada del virus en el último mes aleja ese mojón cada vez más.  A la burguesía le importa un bledo la salud de la clase obrera, los casos extremos son los de Trump y Bolsonaro que están pagando el costo con índices fabulosos de contagios y muertes.

En realidad, lo que cobra cada vez mayor fuerza es la necesidad de ir a un repliegue que algunos especialistas indican debe ser de al menos tres semanas para aplanar la curva. Es claro que el Grupo Asesor Científico (GACH) marcó una hoja de ruta de la que el gobierno tomó sólo algunos pocos puntos. Entre los que desechó se encuentra el de aumentar las camas de CTI en la frontera, donde la zona compartida con Brasil es un foco especialmente problemático. Tampoco tomó en cuenta los referidos a garantizar canastas alimenticias a las familias, ni la de estimular el teletrabajo en el área privada por medio de subsidios. Todo aquello que implique presupuesto es permanentemente dejado de lado.

Tras cuernos, palos, la negligencia para conseguir la vacuna ha generado distintas recriminaciones, en la que el presidente removió a un funcionario de tercer orden del Ministerio de Salud al que se señala como responsable de rechazar una oferta que hizo hace unos meses Pfizer a Uruguay. La destitución fue vista como un tiro por elevación al ministro Salinas, que fue desplazado esta semana del dialogo con los representantes de las distintas vacunas, lugar ocupado ahora por Delgado. La pasividad en las negociaciones por adquirir las dosis durante meses mientras el mercado de vacunas es atravesado por una verdadera guerra de laboratorios y estados es una perla que se suma al ya complejo panorama que el gobierno tiene por delante.

Es que con cada hora que pasa queda mas claro que la vacuna no va a llegar en el corto plazo, pero de hacerlo tampoco resuelve el problema. Se supone que para conseguir cierta inmunidad y bajar efectivamente la curva de contagio se requiere de meses desde el comienzo de la vacunación. Toda esta crisis se va a extender durante todo el año entrante. De esto se desprende algo que ya se esta advirtiendo que es una creciente bronca con el gobierno. El sólo hecho de que se expanda la pandemia luego de tenerla relativamente controlada es un golpe. La pelea interna con Cabildo Abierto es un reflejo de esto y deja establecido al menos dos polos a la interna de la coalición gobernante.

A esto hay que agregar que la tasa de desempleo ampliada, esto es, trabajadores desalentados, subocupados y desempleados propiamente dichos supera el 20%, casi el doble del 11% que anuncia el INE que no registra a quienes están en el seguro como desocupados sino como “ocupados ausentes”. El gobierno ha extendido justamente los seguros de paro especiales que vencían en fin de año hasta marzo de 2021, pero sólo patea la pelota y no hay un horizonte de mejora sino lo contario. Hay que recordar que este seguro de paro especial viene acompañado de diferentes variantes de sostenimiento del capital, como beneficios mensuales en los aportes patronales. Según de Haedo llevará muchos años recuperar los puestos de trabajo perdidos, como así también la caída de la economía.

Asimismo, vale resaltar que el día que se votaba la reglamentación al artículo 38 de la Constitución, se votó con anterioridad un régimen especial para la licencia 2019. Este régimen implica dos formas de subsidio a los empresarios. Por un lado, un subsidio diferido ya que quienes tuvieran la licencia 2019 sin ser gozada (licencia que se genera en 2019 y se goza en 2020), previa autorización del Ministerio de Trabajo, se le prorroga hasta diciembre 2021, es decir que el cobro del beneficio no será abonado hasta esa fecha. Por otro lado, un subsidio directo que fomenta que los trabajadores que se encuentran en el régimen de Seguro de Paro no salgan de él, con lo que las patronales no ponen un peso en la crisis agravada por el paso de la pandemia y donde es el Estado desde la caja de la Seguridad Social quien abona estos seguros. Se agrava de esta forma la situación económica del sector más golpeado de la clase obrera -los privados- sector que se ha ampliado y asentado con las tercerizaciones de los puestos de trabajo estatales y de niveles de flexibilización laboral sin escalas.

Los capitalistas no pagan su crisis. El oficialismo y la oposición tampoco tienen intenciones de que lo hagan.

 

El artículo 38

La restricción del derecho a reunión, a diez días de terminar el año, constituye un movimiento de anticipación. Incluso el presidente tuvo cuidado hasta en las formas al enviarlo al parlamento cuando podría sencillamente decretarlo. Cubrió todas las huellas. Una mirada superficial podría hacer pensar que es una muestra de debilidad, pero al mismo tiempo logró comprometerlos a todos, y estuvo a minutos de implicar al FA en la empresa. Cosse de hecho saludó entusiasta las medidas desde su Twitter incluso antes de que terminara la conferencia de prensa de Lacalle. Bergara otro tanto, mientras otros dirigentes guardaban violín en bolsa y se retiraban de escena. Efectivamente, la reglamentación de este articulo opera como un sustituto de las medidas prontas de seguridad, ya que ante una situación aún más catastrófica el gobierno pude ir a un recorte mayor de las libertades democráticas. Lo grave del asunto es que el FA no hizo oposición a esto. Primero habilitó el levantamiento del receso parlamentario y luego presentó un proyecto “alternativo” que sólo era diferente en apariencia, pues en lugar de hacer referencia al articulo 38 se apoyaba en el 44, que establece que es la autoridad sanitaria quien debe velar por la salud de la población, mientras que el proyecto del oficialismo habilitaba al Ministerio del Interior a determinar cuándo proceder a disolver una aglomeración.  La razón de este comportamiento está en que no querían aparecer votando junto al gobierno. Tal es así que  presentaron una versión propia, quedando bien con la burguesía que necesita reaseguros contra un eventual clima de hastió popular y, al mismo tiempo, evitaban quedar en falsa escuadra con su base. La centroizquierda ha hecho de la duplicidad un arte.

El gobierno tomó en parte este planteo del FA, porque quien va a definir finalmente es el Cecoed (comité de emergencia departamental), en el cual está el Ministerio del Interior, Intendencia, Salud Publica, Defensa y Desarrollo Social. El gobierno restringe la libertad de reunión y las actividades al aire libre cuando se sabe que no son estas los focos de ningún contagio, a la vez que se niega a ir a fondo en el cierre de actividades cuando si está comprobado que el 50% de los lugares de trabajo no cumple los protocolos y la mayoría de los contagios se producen allí.

El gobierno entró en una zona de riesgo. A nivel popular es inevitable que ante una agudización de la crisis económica empiece una nueva etapa de movilización. Acá es donde el artículo 38 cobra otra relevancia. Es especialmente grave porque el gobierno no ha tomado ninguna medida real para aplanar la curva y contener el Covid, pero si se ha cuidado mucho de tener un as bajo la manga que mina el derecho de reunión.

La perspectiva entonces es la de una acción de masas cada vez mayor ante la falta de respuestas del régimen político.

 

Frente Amplio

La actitud del FA fue todo el tiempo de colaboración, ruidos más ruidos menos. Nuestra caracterización desde un comienzo fue acertada; el “dialogo nacional” se expresó en diversas áreas y momentos que fueron abordados en diferentes elaboraciones. En ocasión de la votación de los directores de los entes y la destitución de un elemento reaccionario de Cabildo Abierto nombrado horas antes con los votos del FA dijimos que no estábamos ante un error o negligencia de la oposición sino a una tendencia cada vez más marcada a la unidad nacional e incluso la cogestión con la derecha. Este vaticinio se confirmó plenamente. La expresión más descarnada fueron las maniobras contra el referéndum para voltear la LUC. La campaña fue por tierra, mar y aire. El resultado, podemos decir que fue parcial porque en verdad nadie en el FA quería salir a juntar firmas. A ojos vista del impulso de una parte importante de su propia base se debió plegar (más que nada el PCU), no sin antes empequeñecerla enormemente (valga la contradicción) en su alcance. Ahora el FA aparece haciendo críticas al gobierno por no rendir cuentas del famoso Fondo Coronavirus, pero esté fue aprobado por ellos con ambas manos sin considerar ningún mecanismo de contralor y manteniéndose en la línea “constructiva”. En los fundamental han dado su apoyo y aparece crítico en cuestiones de tercer orden, sobre todo a nivel parlamentario. Quien aparecía más crítica, Carolina Cosse, (solamente esto da una idea del nivel de adaptación) le duró hasta la elección departamental. Después, ella misma se colocó en un rol dialoguista y sale en conferencia de prensa junto a Delgado, haciendo llamados a sus propios militantes de “bajar la pelota”. Llegados aquí, estamos frente a una colaboración perfecta. Quien mas lejos ha ido en esto ha sido el otro intendente, Orsi. En tal sentido Lacalle fue a la asunción del canario y no a la de Montevideo, fortaleciendo al primero como interlocutor en desmedro de otros actores y referentes. Esto ya lo había hecho en las primeras semanas de asumir reuniéndose varias veces con Tabaré Vázquez, (retirado por cuestiones de salud) y desdeñando a Miranda y a los demás líderes parlamentarios del FA. Orsi devolvió el gesto y fue explicitó, “señor presidente estamos aquí para ayudar”.

El FA está en una etapa precongresal, que debe renovar autoridades y encarar el mentado “proceso de autocrítica”, que ya es señalado por muchos como un fraude. El problema no es de procedimiento sino político. Todos intuyen que el congreso corre riesgo de volverse un reñidero, donde los distintos sectores acaben en todo tipo de recriminaciones por la derrota electoral.

La crisis más importante de todas formas la tiene por abajo, especialmente entre quienes no están organizados. El nudo a desatar es que debe atraer a todo un abanico que se alejó o que observa a distancia, pero para ello necesita adoptar un talante más vigoroso, apuntando a la movilización. A su vez no quiere por nada del mundo espantar a la burguesía, para la cual hace letra permanentemente. Esta disyuntiva es la que se expresó de manera distorsionada y que en parte explican sus marchas y contramarchas respecto al referéndum contra la LUC.

Referéndum LUC

El FA por medio de la burocracia hizo pelota el referéndum y en el proceso a la Intersocial, pero también se metió en un brete, porque en realidad ninguno quiere nada con este o cualquier otro referéndum, que los termina delatando como indignos, al decir de un observador “cayeron en él por la inercia militante”. En estas condiciones hay muchas probabilidades de que la “campaña” no alcance las firmas, y de hacerlo es muy probable que se ratifique la ley. Este escenario podría ser el peor para el FA pues galvanizaría al gobierno. No llegar a recolectar las 700 mil firmas aparece también como un negocio malo, pero no tanto, la cúpula de la Mesa Chica puede esgrimir diversos pretextos, la pandemia y el poco tiempo disponible, sobre todo. Y de hecho puede terminar de disciplinar a un sector de su base que se mostró más silvestre y reforzar la idea que la única alternativa es apuntar a las elecciones y el triunfo del FA en 2024 como único camino para corregir los “aspectos negativos” de la LUC.

Todo el proceso de debate sobre el carácter del referéndum y su alcance en la intersocial no fue gratuito. Diversos núcleos de activistas con ascendencia real en sus lugares de militancia en un amplísimo abanico de áreas y que mantuvieron una posición principista impulsan ahora un referéndum contra toda la ley. Es decir, lejos de ir al pie ponen la vara alta, esto es lo principal. La hipertrofia de la Intersocial produjo un nuevo desarrollo. Quien tiene que explicar ahora por que no firma contra toda la LUC es el centro izquierdismo en retroceso.

La pretensión de darle una segunda vida a la Intersocial, o transformarla en una continuación a la de la apertura democrática terminó en un aborto. Ante los reiterados reveces de la burocracia en la plenaria que funciona por consenso, debieron recurrir a varias reuniones restringidas de la Mesa Chica que, debido a la posición de Fucvam por el referéndum total y la Feuu (en primera instancia), develaron para todos que la coordinación arrastraba una crisis política.  Luego de diferentes negociaciones las “organizaciones medulares” de la Intersocial alcanzaron un acuerdo. Este enjuague provocó un profundo disgusto en organizaciones intermedias y entre muchísimos activistas, no exclusivamente del campo extra frenteamplista, sino y especialmente entre estos. El experimento mostró dos cosas: que existen reservas en el activismo como para tomar la iniciativa, especialmente en camadas jóvenes no encuadradas en ninguna organización, sindicato o gremio. Y por otro lado, que los aparatos tradicionales no pueden tolerar ningún tipo de disidencia, aunque esta se presente en forma tumultuosa. La Intersocial, entonces, es indudablemente “Inter” pero del mismo signo partidario. Por eso las críticas a los multiderechistas terminan, siempre, donde empieza el centroizquierdismo. Quienes ofician de voceros de la mesa chica denuncian que la LUC reproduce “una lógica concentradora y de mercado”, pero calla que el FA integra la Comisión de Expertos que busca sellar un acuerdo con blancos, colorados y cabildantes para gatillar la reforma de la Seguridad Social en 2021 y por eso dejó fuera del referéndum los artículos que la crean y que el FA votó; sencillamente una vergüenza.

Los sindicatos y centros de estudiantes están vaciados, incluso la dirección de Fucvam que aparecía como más comprometida a contemplar las posiciones mas consecuentes, y por ende pasible de transformarse en la dirección de una movilización mucho más amplia, prescindió de cualquier instancia de consulta con su base. El referéndum por el 25% de la LUC es una inmejorable alegoría de la verdadera distancia que separa al FA del gobierno.

 

CRCI

Hemos señalado anteriormente que lo que está en crisis es una izquierda que se suma a los hechos consumados en una etapa de grandes crisis políticas y sociales donde los virajes políticos se hacen más bruscos, del mismo modo que los cambios que experimenta la conciencia de las masas. En este punto vale la crisis de nuestra corriente, la CRCI. Hace un año y medio el oficialismo del Partido Obrero manifestaba que no había nada a la vista, uno de sus principales dirigentes llegó a afirmar en un programa de TV abierta para justificar las expulsiones que se estaban consumando en ese momento que los compañeros purgados “sostienen que hay rebeliones en todos lados”, “No las estaríamos viendo”. Unos pocos meses después estalló el levantamiento en Chile. Luego sucumbió Añez en Bolivia y en el medio la brutalidad policial acicateaba levantamientos en todo Estados Unidos, con el telón de fondo de la pandemia y sus estragos, y el fin de Trump. El punto crítico es que nunca el pronóstico de quienes defendimos la necesidad de la reconstrucción de la cuarta internacional se confirmó más plenamente. La camarilla que levantó la cabeza en el Partido Obrero renegó del catastrofismo justo cuando la situación mundial se hizo más catastrófica que nunca. Es el triunfo de la cooptación de la izquierda por el Estado luego de un periodo de desarrollo sin precedentes de fuerzas que se reclaman no sólo de izquierda sino revolucionarias, que sustituyeron el horizonte socialista por el posibilismo. La captura de puestos parlamentarios cada vez más numerosos le permitió a esta tendencia interna encontrar una base material. El FIT argentino a través de diversos votos positivos ha estado colaborando con la burguesía de ese país, y hasta con el sionismo en circunstancias increíbles y con pretextos inauditos. Es decir, ha dado un paso de la adaptación a la corrupción política.

Los regímenes no se consolidan en ninguna parte, sea a izquierda o derecha (y todo lo que hay en el medio). El próximo en la lista es Bolsonaro, y contando.

El año que viene en nuestro país, el gobierno intentará avanzar en los puntos de su agenda política, sobre todo la reforma previsional que ha producido levantamientos en todos lados. El PT va a una campaña preparatoria de la lucha contra la reforma de la seguridad social del FMI. Que sólo puede ser derrotada con el método de la acción de masas y la huelga general.  Ofrecemos este balance de año a modo de apertura para los futuros inmediatos debates.

Buen año.

 

Camilo Márquez

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