Se acaba de cumplir el 74 aniversario de la liberación del mayor de los campos de concentración y exterminio del nazismo, Auschwitz-Birkenau, por el ejército soviético. Con excepción de ´homenajes´ televisivos que estuvieron, mayormente, bajo el auspicio del Estado de Israel, no hubo actos conmemorativos en el mundo. En Polonia –asiento de Auschwitz-Birkenau y de la mayoría de los campos de exterminio–, como en buena parte de Europa oriental, el gobierno está empeñado en una política ´negacionista´ del holocausto. ¿El imperialismo y la burguesía mundial se reservan para hacer gala de ´liberadores´ el próximo año cuando se cumplan los 75?
Si así fuera la hipocresía y el cinismo campearán una vez más a sus anchas. El horror de las ´duchas´ de gas y la carnicería hitleriana hacía rato que eran de dominio de los ejércitos aliados y de sectores politizados en los EE.UU. y el mundo entero. Pero ni Roosevelt, ni Churchill, ni Stalin, hicieron nada por acabar con ellos hasta el último minuto. Los aliados jamás bombardearon las vías férreas que conducían a los campos nazis para impedir el exterminio de los 6 millones de judíos y de cientos de miles de gitanos y opositores de toda Europa; ni denunciaron públicamente esa barbarie. Sólo después de la llegada del Ejército Rojo eso se ´descubrió´ al mundo (y aun así a cuenta gotas: los camarógrafos rusos no tenían suficiente material para filmar y fotografiar; cuando éste les fue proporcionado la mayoría de los sobrevivientes ya habían sido trasladados. La inmensa mayoría de las ´escenas´ que se conocen de la liberación fueron montadas a posteriori). La preocupación de los aliados era otra: la aviación americana estaba empeñada en destruir Dresde y los grandes centros proletarios de Alemania –léase “Matadero cinco” del gran escritor alemán-norteamericano Kurt Vonnegut– para que su clase obrera no levantara cabeza y ´victimizar´ al pueblo alemán (mientras tanto, los ´científicos´ del genocidio y decenas de militares asesinos se asilaban en los EE.UU., los primeros; en Brasil y Argentina, los otros); el Ejército Rojo ´avanzaba´ con objetivos similares (la ocupación de Alemania estuvo a cargo de tropas semi-analfabetas y despolitizadas a las que se les permitió todo tipo de pillaje; ¡ocho millones de mujeres alemanas fueron violadas!); Stalin, en Alemania oriental, se ´robó´ toda la infraestructura industrial; en Polonia, retrasó deliberadamente la entrada a Varsovia para que los nazis aplastaran primero el levantamiento armado del pueblo polaco. El ejército británico (y las escasas tropas del general De Gaulle) se empeñan, primero, en aplastar a los pueblos oprimidos que se levantan en sus colonias, en Grecia, en la India, en Indochina, en Africa; antes que ´liberar´ Europa de la bota nazi-fascista.
Los ´liberadores´ ocultarán así sus propias fechorías contra los judíos, como la que habían ensayado antes, en particular, con el ´judeo-bolchevique´ Trotski, el perseguido ´sin visa´ al que sólo Cárdenas albergará finalmente en México. Miles y miles de judíos se quedarán igualmente sin visado en toda Europa ´libre´. En Gran Bretaña, en la Francia de Vichy y en los EE.UU., los judíos perseguidos eran expulsados y no se les permitía ingresar –allí está la historia del buque Saint Louis que el escritor cubano, Leonardo Padura, describe al inicio de Herejes, que transportaba a casi un millar de judíos perseguidos y luego de tocar La Habana y Nueva York es obligado a volver a Europa (la inmensa mayoría muere en los campos de concentración). Stalin había procedido en los famosos ´juicios´ contra la vieja guardia bolchevique (1936-8) denunciando a Trotski, Kamenev y Zinoviev por sus patronímicos judíos Bronstein, Rosenfeld y Radominslyski.
Entonces, en el mundo entero, inmediatamente antes de la guerra y durante ella, la única organización que milita abierta y públicamente contra el antisemitismo es la IV Internacional. El sionismo oficial, que entonces se colocaba tras las polleras yanquis, mantiene hasta el último aliento negociaciones con funcionarios del Führer; la ´izquierda´ sionista (Hashomer Hatzair) estaba bajo las fauces del stalinismo (¡el joven Abraham León, asesinado años después en Auschwitz, rompe con esa organización, en 1940, en un Congreso mundial donde denuncia esa postración y se suma a la IV Internacional!).
Ahora bien, ¿Auschwitz-Birkenau es pasado o es presente? Para quienes es sólo lo primero –incluidos muchos ´izquierdistas´ para los que el capitalismo está muy lejos de ser ´catastrófico´ y aun es el motor del desarrollo de las fuerzas productivas de la humanidad– se trata de “no olvidar” y, en el mejor de los casos, la lucha por un mundo mejor es una ´utopía´. Claro que para esto, se ciegan a la barbarie cotidiana de la opresión imperialista, las guerras, las migraciones en masa, los desastres ´ecológicos´, etc., etc., transformados en hechos ´consumados´ y ´normales´ hasta el hartazgo. Por eso, repudiamos el recuerdo ´testimonial´. La descomposición capitalista crecientes y la crisis mundial están alcanzando niveles sin precedentes. No hay región del planeta que no se encuentre bajo el embate de barbaries que, por momentos, no son más que espejos de otros ´Auschwitz´.
Desde las guerras en el Medio Oriente, en Siria y en Yemen en primer lugar, pero sin olvidar nunca el Apartheid sionista en Palestina –del que se cumplieron, en 2018, 70 años– (¡sólo en todo el Medio Oriente, Naciones Unidas computa más de 15 millones de refugiados que viven en virtuales campos de concentración!); pasando por la ´implosión´ de Centroamérica –origen de las caravanas de migrantes hacia los EE.UU., atrapados entre el hambre y el muro de Hitler-Trump; el ascenso de nuevos demagogos semifascistas como Bolsonaro, Salvini y tantos otros; de crecientes olas de antisemitismo, misoginia, ataques a los negros y a minorías raciales en los países más ´civilizados´; de asesinatos en masa por desastres ´ecológicos´ originados en la búsqueda insaciable del lucro capitalista (¡Brumadinho, entre tantos otros!); en la destrucción del medio ambiente –nunca el ´extractivismo´ minero y el ´agro-business´ habían puesto en jaque el futuro de las próximas generaciones como ocurre en el presente; esta sucinta lista es solo un registro de que Auschwitz es, sobre todo, presente; y se impone luchar contra éste.
Recordamos para mejor luchar, para aprender de los errores del pasado. Para que no nos embauquen con los ´recuerdos´.
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