En las primeras horas de esta mañana fueron detenidos los policías Ronnie Lessa y Elcio Vieira de Queiroz, sindicado como los autores materiales de los crímenes de la edil del Psol Marielle Franco y de su chofer Anderson Gomes, además por la tentativa de homicidio de la asesora de Marielle, Fernanda Chaves, quien se encuentra desde entonces exiliada en Europa.
Estas detenciones se producen a tan sólo dos días de que se cumpla un año del brutal crimen político contra la dirigente de izquierda, conocida por su lucha anti-racista y por los derechos humanos. Según el diputado nacional Marcelo Freixo (Psol), quien también estaba en la mira de estos sicarios, ambos detenidos serían integrantes de una de las milicias más violentas de Rio, la autodenominada “Escritório do Crime” (“la oficina del crimen”, en español). A esta altura, ya no queda ninguna duda de la responsabilidad del Estado en este crimen de claro componente político.
Previamente, ya se habían efectuado otras detenciones vinculadas con el caso, como las del edil Marcelo Siciliano, del derechista Partido Humanista Solidario, y la del ex policía y miliciano Orlando de Curicica. En mayo del 2018, también fue asesinado Carlos Pereira Maria, asesor parlamentario de Siciliano por el miliciano Thiago “Macaco”, uno de los hombres de Orlando y quien actualmente está acusado de haber clonado el auto Cobalt que fue usado para cometer los asesinatos de Franco y Anderson.
Marielle Franco fue ejecutada junto a su chofer Anderson por un escuadrón de la muerte luego de culminar una charla para mujeres negras en el barrio de Lapa, en Rio de Janeiro, el 14 de marzo del 2018. Al momento de cometerse los asesinatos, el estado de Rio de Janeiro se encontraba bajo la intervención militar decretada por el entonces presidente Temer, y con la anuencia del ex gobernador Fernando Pezão (preso en la actualidad por corrupción), quien gobernó entre 2014 y 2017, en nombre de la alianza del PMDB con el PT.
Las milicias y el clan Bolsonaro
Los datos que no dejan de llamar la atención son, por un lado, que el encargado de efectuar los disparos, ex sargento Lessa, viva en el mismo condominio de lujo que el presidente Jair Bolsonaro. El otro detenido, el policía Queiroz, aparece en fotos con el presidente y se presenta en las redes sociales como bolsonarista. Como ya salió a la luz hace pocas semanas, los jerarcas de este grupo de milicianos paramilitares integrado por hombres que pertenecen a los aparatos de seguridad del Estado, fueron condecorados hace algunos años por los Bolsonaro en el parlamento carioca con la “Cruz Tiradentes”, la más alta distinción que esta institución concede. Posteriormente también se supo que durante varios años del entonces diputado Flávio Bolsonaro empleaba en su gabinete a la madre y a la esposa del ex capitán del BOPE y jefe del “Escritório do Crime”, Adriano Magalhães de Nóbrega.
Contrariamente a estas “honrosas condecoraciones”, Flávio Bolsonaro fue el único diputado que votó en contra de conceder a Marielle Franco la misma medalla Tiradentes en homenaje póstumo en la Asamblea Legislativa de Rio de Janeiro.
Intentos de encubrimiento
Desde las primeras horas posteriores a la masacre se intentó desviar la investigación y ensuciar la imagen de Marielle Franco. La magistrada Marília Castro Neves, del Tribunal de Justicia de Rio, quiso presentar el crimen como un ajuste de cuentas de los traficantes de drogas del “Comando Vermelho” con los que, según ella, Marielle estaba asociada. El 6 de mayo el canal Record TV (programa “Domingo Espetacular”, 06/05/18) sacó al aire un programa mostrando los “errores” en la investigación, como el abandono durante 40 días del auto donde viajaba Marielle en un estacionamiento de una comisaria a cielo abierto, sin realizar todas las pericias, o la falta de exámenes completos a los cuerpos con la excusa de, por ejemplo, la falta de rayos X en el nosocomio donde los cuerpos se encontraban. También se quiso hacer pasar la versión de que los asesinatos se abrían cometido con pistolas comunes (que cualquiera podía poseer) para, luego de una semana y frente a tantas evidencias que los medios ya difundían copiosamente, tener que aseverar que las armas utilizadas eran fusiles de uso restringido a las fuerzas de seguridad del Estado. El propio Jair Bolsonaro, diputado federal en la época, sostuvo por los medios que el asesinato de Marielle fue un crimen común sin connotaciones políticas (“Bolsonaro fala sobre a morte de Marielle Franco”, publicado en YouTube el 15/05/18).
Es claro el rol encubridor del Estado en al elucidación del crimen cuando hasta el propio gobernador bolsonarista Wilson Witzel (del evangélico PSC) y el actual diputado Daniel Silveira y Rodrigo Amorim, del PSL de Bolsonaro, quebraron en un acto público una placa de homenaje a Marielle en la ciudad de Petrópolis.
La presión nacional e internacional, a pesar de altos y bajos, fue continua y evitó que el olvido se imponga. En el reciente carnaval, no existió desfile en el sambódromo de Rio, en los trios eléctricos de Bahia o los blocos carnavalescos en las calles de todo el país donde no se haya rendido homenaje a Marielle Franco. La escola de samba que se quedó este año con el título de campeona de Rio de Janeiro, la “Estação Primeira de Mangueira” homenajeó a Marielle en su canción y cerró su enorme desfile de más de 3.500 componentes con las banderas que ondeaban con el rostro de Marielle. Su viuda, Mônica Benício, fue la invitada principal de Mangueira.
Con estas detenciones y el secuestro de celulares y computadoras en las próximas horas las investigaciones pueden conducir a los responsables políticos de la masacre. Para ello las organizaciones populares, sociales, sindicales y de izquierda deberían convocar a movilizarse masivamente por estos objetivos y contra cualquier intento de parte de los aparatos políticos, judiciales y represivos del Estado de avanzar más allá de tan sólo los asesinos materiales de las ejecuciones, evitando cualquier intento de dejar impunes a sus verdaderos mandantes.
El próximo día 14M, al cumplirse el año del crimen, será una excelente ocasión para potenciar esta lucha y denunciar al gobierno Bolsonaro como un gobierno fascistizante, antiobrero y asociado a los terroristas para-militares que asesinan y torturan a los pobladores pobres y negros de las favelas cariocas. Hay que seguir hasta llegar al castigo y la perpetua de los autores materiales y políticos de los asesinatos.
¡Marielle y Anderson, presentes!
Ojalá se pueda descubrir a los políticos detrás del asesinato