Nuestra campaña para que el Frente de Izquierda concurra a las Paso con las listas únicas, para enfocar todos los esfuerzos en enfrentar a los partidos y candidatos del ajuste, entronca ahora con una crisis política más general. Sucede que todos los bloques políticos están realizando esfuerzos para evitar el desgaste de una elección interna. El caso paradigmático es el del PJ bonaerense. Desde la propia Cristina Kirchner hasta los punteros que manejan una parte importante de las intendencias de la provincia de Buenos Aires, están realizando una presión sobre Randazzo para que renuncie a su pretensión de presentar su propia lista en una elección interna. Aunque el ministro del interior está muy lejos en las encuestas, nadie como Cristina Kirchner, que fue mentora de la reforma política vigente, sabe de la capacidad de manipulación que las Paso ofrecen para que la clase capitalista y los medios de comunicación terminen imponiendo un resultado.
Llamativamente, cuando los propios políticos capitalistas reconocen el carácter formal y hasta farsesco de lo que comúnmente se denomina ‘régimen democrático’, desde la izquierda que se reclama marxista encontramos loas a la reforma política kirchnerista y más en general al sistema electoral burgués. Nos referimos a las declaraciones realizadas por Nicolás del Caño en su reciente visita a Córdoba, donde afirmó que quiere que el FIT vaya a las Paso para que “los candidatos los elija la gente”. Semejante embellecimiento no encuentra antecedentes en la izquierda, que se supone debe hacer suya la crítica histórica al régimen que, detrás de la pantalla democrática, esconde la dictadura de clase del capital. Es éste quien, a través del monopolio de los medios de producción y de los medios de comunicación, manipula y moldea a la llamada ‘opinión pública’. Esto se da de manera agravada en las Paso, porque permite la injerencia del Estado y el capital no ya sólo en el resultado final de la elección sino también en la designación de los candidatos de los partidos o coaliciones. Se trata de un salto cualitativo en la privatización de los partidos.
La declaración de Del Caño, lejos de ser una frase desafortunada o descontextualizada por un periodista, responde a una estrategia política. En el acto reciente del 1° de Mayo, luego de que los oradores del PO e Izquierda Socialista planteasen la necesidad de una lista única que parta de los resultados electorales de 2015, Del Caño señaló que “más allá de la forma que se use para establecer el orden de las listas el FIT estará unido”, tratando de presentar una disputa interna de los partidos del Frente de Izquierda en las Paso como un hecho sin trascendencia política. De manera espontánea, la concurrencia contestó semejante dislate con silbidos. En la misma línea se fueron expresando sectores independientes del Frente de Izquierda o agrupaciones que lo apoyan; todos reclaman una lista común.
Ante la presión de la militancia del FIT, el PTS se vio obligado a decir que también ellos quieren una lista común. Pero se trata de una maniobra y no de un cambio de política real. Esto queda en evidencia al analizar que su propuesta de ‘lista única’ parte de preservar la principal medida divisionista que hicieron hasta el momento, a saber, la decisión de mudar a Del Caño a la provincia de Buenos Aires para competir de manera directa y aviesa con Néstor Pitrola, quien debe renovar su banca ya que en los próximos días renunciará a la Cámara de Diputados para dejar su lugar a Natalia González del PTS. Esta medida divisionista tiene un impacto doble, porque a la vez que promueve las Paso, representa una renuncia a la lucha por renovar la banca de Mendoza, que en 2013 conquistaron Nicolás del Caño y Soledad Sosa.
Esta mudanza de Del Caño a provincia fue rechazada tanto por el Partido Obrero como por Izquierda Socialista, es decir, por dos de los tres partidos que integran el Frente de Izquierda. Para que no existan dudas de su contenido divisionista, es necesario recordar que fue acompañada del lanzamiento prematuro de la campaña electoral por parte del PTS, cuyos ejes y consignas nunca fueron debatidos en la Mesa del FIT. El método hace a un contenido preciso. La campaña sustituye las consignas, el programa y el Manifiesto del FIT por planteos de cuño democratizantes, adaptados a la ‘opinión pública’ con la que buscan congraciarse de cara a las Paso que promueven.
De este modo, se da un paso divisionista más, en el sentido de plantear campañas escindidas cuyo propósito último es prepararse para una disputa interna en las Paso. Así, llegamos a la negación de los acuerdos constitutivos del Frente de Izquierda, que tenían por fundamento ejes comunes que se plasmaban en los spots televisivos y radiales comunes durante la campaña.
No exageramos un ápice cuando decimos que el Frente de Izquierda atraviesa una crisis vertebral, producto de esta orientación internista del PTS. Y que el tiro de gracia sería una nueva competencia en las Paso. El Partido Obrero no está dispuesto a ser cómplice de esta política liquidadora. La necesidad de una reconstitución, que permita convertir al Frente de Izquierda en un frente único de lucha contra los partidos y políticos del ajuste requiere la presentación de listas únicas, campañas comunes y la intervención en todos los terrenos de la lucha de clases -a eso apunta nuestra propuesta de convocar en conjunto un Congreso del Movimiento Obrero y la Izquierda.
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