Por Camilo Márquez
Hace muy poco se concretó un acuerdo entre sectores de la izquierda extra FA. La denominada Unidad Popular, conformada por la Asamblea Popular (26deM, PCR y otros), Comuna (MRO), y otros grupos, dio a conocer un documento que han denominado “programa provisorio”, y donde invitan: “a todos los militantes, como así también a todos aquellos que sienten que sus reclamos y necesidades son postergadas continuamente, a analizar y discutir esta síntesis programática…” (Programa provisorio de la Cordinadora por la construcción de la Unidad Popular).
Aunque los compañeros no invitaron al PT, o para ser más precisos, algunos grupos pusieron como condición la exclusión de nuestro partido de las deliberaciones, nos parece saludable debatir qué programa debe levantar una alternativa de izquierda, por lo que haremos algunos comentarios a los planteos hechos por esta coordinación.
En primer término el “programa” carece de una caracterización política de la etapa, solo cuenta con una introducción escueta, lo cual convierte al “programa” en una lista de reivindicaciones.
Los primeros puntos del documento reclaman la eliminación del secreto bancario, la nacionalización de la Banca y el comercio exterior, y el “control exclusivo por el Estado” de este último, pero le falta especificar ¿qué clase de nacionalización?, y algo más importante aún si es con indemnización o no. El punto 5 dice “Nacionalización de la industria frigorífica y de otras grandes industrias estratégicas o fuertemente extranjerizadas” nuevamente se evita precisar el carácter de las nacionalizaciones. Se defiende el planteo del control exclusivo del Estado, el estado capitalista, gerenciado por gobiernos capitalistas, cuya intervención está al servicio de beneficiar a los pulpos capitalistas y al régimen de explotación. Esta falta de claridad no es casual, se defiende el modelo de Chaves en Venezuela que ha indemnizado con grandes sumas a los capitalistas afectados. Conceder que las empresas perjudicadas por la nacionalización sean indemnizadas es reconocer el principio de propiedad privada capitalista y su apropiación del lucro producto de la explotación.
Otro ejemplo en América Latina es Cristina Fernández de Kirchner, la “nacionalización” de YPF (defendida por el 26 de Marzo, y por Mujica), fue un recurso improvisado del Kirchnerismo ante el agotamiento de la política de sostenimiento de los privatizadores producto de la falta de recursos económicos. YPF conserva su condición de sociedad anónima y en esa condición cotiza en la bolsa. Lo único que allí existió fue una estatización parcial que apunta a una reprivatización. CFK no terminaba de presentar a la “Nueva YPF” y ya existían reuniones de jerarcas del gobierno K para incorporar pulpos extranjeros (especialmente norteamericanos), al mercado petrolero argentino. En resumen la “nacionalización” no es más que un pase de manos de capitales españoles (Repsol) a capitales yanquis (Exxon, Chevron). Lo que el 26 de marzo interpreta como nacionalización no es más que una transacción comercial corriente en la que el estado aparece como protagonista.
Con respecto al problema de la tierra nos encontramos en la misma situación: “Reforma Agraria y expropiación de los latifundios nacionales y extranjeros…” (Punto 3: Programa provisorio de la CUP) la viabilidad de una reforma agraria está condicionada por el carácter del estado que lleve a la práctica esa medida, y cuál es la clase que detenta los resortes, el único poder que garantiza que las expropiaciones sean en beneficio de la inmensa mayoría es el poder obrero. En este sentido está ausente el reclamo de un gobierno obrero, un gobierno de trabajadores, justo en la etapa en que el capitalismo profundiza su senilidad histórica y el problema del poder se plantea en forma concreta.
Los puntos analizados no plantean la necesidad del control obrero de las empresas nacionalizadas ni el control obrero de nada, lo cual hace inviable cualquier nacionalización (si esta es planteada consecuentemente) ya que esta implica expoliar a la burguesía que detenta esos capitales, si el control obrero no se plantea es imposible hacer frente al inevitable sabotaje de los capitalistas perjudicados.
Las omisiones, la vaguedad en las fórmulas revela el interés por adaptarse a los prejuicios, y mantener la ambiguedad del discurso frenteampllista. El resultado es un documento que no se plantea no ya la cuestión del poder, sino algo más básico, los métodos de lucha por satisfacer esos “acuerdos programáticos”, lo que delata que la “Unidad” de estos grupos tiene por objetivo exclusivo la lucha parlamentaria, en otros términos revela un carácter marcadamente democratizante.
Nuestro Partido entiende que estas mediadas deben ser planteadas en términos socialistas (palabra que no aparece ni una sola vez en los 35 puntos), todas estas las entendemos como transicionales hacia una economía donde el capitalismo sea superado en sentido histórico.
El PT no rechaza la intervención en las elecciones o en el parlamento burgués, esa no es la condición que define a los socialistas de los que no lo son, pero entiende esta intervención de manera subordinada a los objetivos y la actuación que emprenden las masas.
En la introducción del Programa de la Coordinadora por la Unidad Popular, que hace las veces de declaración de principios dice “En esta síntesis programática no se agotan, tampoco es esa la pretensión, las medidas que pueden abrir un curso de mejoras sostenibles para los trabajadores, los jubilados, los estudiantes, los pequeños y medianos productores, los pobladores más humildes y desprotegidos de la sociedad. Pero estas medidas sí marcan un rumbo seguro para ello, rumbo que debe ser sostenido por la militancia unitaria en todos los rincones del país.” Es bien sabida la postura sectaria, desmoralizante y autorreferencial que el 26deMarzo ha adoptado con respecto a la lucha por expulsar a la burocracia sindical frenteamplista de la dirección de los sindicatos, en otros términos, la capitulación política de esta organización ante la burocracia. Esta posición ultimatista se ha expresado de manera práctica en los últimos primeros de Mayo, en la formación del llamado ENTEJ (Encuentro Nacional de Trabajadores, Estudiantes y Jubilados) y en la formación reciente de algunos efímeros sindicatos “paralelos” en Ferroviarios, y bancarios que no tienen ninguna relevancia y que no son producto de un desgajamiento de sectores importantes de afiliados descontentos que rompen con la burocracia.
En otro sentido está el MRO ¿Qué plantean los compañeros? ¿Cuál es su posición con respecto a la militancia en el PIT-CNT, y el rol que debe cumplir la izquierda clasista?
“Si somos minoría en el sindicato y los trabajadores del sector están apáticos, no participan, no manifiestan tendencia a la lucha ¿es lo correcto generar otro sindicato paralelo? Creemos que la respuesta es no.” (Declaración del MRO sobre la actual situación sindical y el debate en torno a si hay que estar adentro o afuera del PIT-CNT 25/08/12) incluso algo más a saber: “O si los trabajadores están comenzando a percibir una contradicción entre sus intereses y la política de su dirección ¿es el momento de irnos y armar un sindicato paralelo? La respuesta es que tampoco en este caso es esa la solución, sino que al igual que en el primer ejemplo, nuestra tarea es la de acompañar a estos trabajadores en el proceso de desengaño de su dirección y en el desarrollo de su nivel de conciencia.” (Ídem anterior)
Como se concilian estas dos posiciones con la declaración del los 35 puntos referido a “militancia unitaria en todos los rincones del país.” (¿?!!) Como se puede apreciar este armado de la Coordinadora de la Unidad Popular, solo tiene como meta el transformarse en un fenómeno electoral, y no jugar un rol relevante en la lucha de clases.
Los ejes que el PT impulsa para un programa de la izquierda, para construir ahora una oposición obrera y socialista al gobierno de Mujica son:
-Nacionalización integral de la banca, del comercio exterior y de las empresas privatizadas, sin compensación, bajo el control de los trabajadores.
-Nacionalización de todas las empresas subsidiadas, apertura de los libros, reorganización financiera e industrial bajo la gestión de los trabajadores.
-Reforma agraria con expropiación sin pago de los grandes terratenientes y del gran capital del agronegocio.
-Nacionalización de los hidrocarburos y de los yacimientos minerales, de todos los recursos naturales de América Latina, sin pago a los pulpos capitalistas. Expulsión
de las camarillas capitalistas de la dirección de las empresas total o parcialmente estatales, para ponerlas bajo control y gestión obreros.
-Cese del pago de la deuda externa y de la deuda pública usuraria.
-Que la crisis la paguen los capitalistas. Por la unidad socialista de América Latina y del Caribe, incluido Puerto Rico. Por el Gobierno Obrero.
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