La asunción del clasismo en la dirección de la Banca Oficial comenzó a marcar el camino de la recuperación del sindicato.
El largo conflicto en el BROU iniciado en junio, y que fue aumentando su intensidad con el transcurso del tiempo, fue sorteando las dificultades de un gremio desmovilizado y de una dirección que no permitía a los trabajadores involucrarse en la discusión y el propio conflicto.
La estrategia trazada fue permitiendo que el planteo realizado por el sindicato no quedara aislado. La discusión política sobre el achique del banco en beneficio de la banca internacional, el seguidismo a las órdenes del FMI y del BM, y la propia privatización del BROU en el marco general de privatización de las empresas del Estado, tuvo su respuesta en la población.
Expresiones casi espontáneas de pueblos afectados por la reestructura del banco, mensajes de apoyo de distintos sindicatos y agrupaciones clasistas, colocaron un escenario distinto a la hora de dar la lucha.
Los trabajadores tomaron como propio el rumbo del conflicto y comenzaron a participar de todas las instancias a las que fueron convocados: juntas de delegados, marchas, concentraciones, ocupaciones. La burocracia, viéndose superada por los propios trabajadores, y con su necesidad de defender al gobierno, comenzó a bloquear y boicotear las medidas, lo que funcionó exactamente al revés: los trabajadores una vez más le pasaron por arriba. La obligaron a ir tras un plan de lucha y una plataforma.
La discusión a nivel parlamentario fue un logro del sindicato, que puso el tema a nivel nacional y encerró al gobierno, obligándolo a tener que expresarse. Tanto más sencillo le hubiese sido solucionarlo a tiempo, sin embargo, seguir con la agenda de Astori lo obligó a exponerse y demostrar sus propias contradicciones. El Partido Nacional, que quiso ser ‘aliado’ del sindicato, utilizó el tema para embanderarse, pero al momento de resolver no estaba la mitad de la oposición en la sala. Esto demuestra que no hay diferencias reales entre la política aplicada por el FA o por el PN, solo una intención oportunista de hablarle a sus votantes.
Mientras el gobierno se encerraba sin poder justificar su accionar (de hecho nunca lo hizo), la burocracia jugó una nueva carta. El presidente del sindicato salió públicamente y en varios medios a declarar en contra del conflicto, confundiendo a los propios compañeros por la forma en se tomaron las medidas. Inmediatamente comenzaron a preparar el terreno para la intervención del Consejo de Banca Oficial.
Justo antes de eso, las elecciones de las representativas dieron un golpe brutal a la burocracia y en particular a dos sectores: el PCU (17) que apenas conquistó dos cargos entre las representativas BROU, BSE, BHU y ANV, y el MPP (1955) que solo logró cargos en el BSE. EL FLS y PS (98) mantuvieron sus cargos salvo en ANV, donde una lista nueva (lista heterogénea de jóvenes genuinos de la agencia) los hizo retroceder.
Con ese panorama, y tras desnudar en el Consejo Central todas las mentiras que se fueron diciendo en cuanto al conflicto, la burocracia no pudo ir a fondo con la intervención. Pero sí bloqueó los caminos para avanzar en la lucha. Poco a poco el aislamiento comenzó a sentirse. El secretariado del PIT-CNT manifestó su apoyo al conflicto, pero escudándose en la necesidad de que el Consejo Central se expidiera antes, lo que nunca sucedió.
Como estrategia, y como necesidad de construcción y recuperación del sindicato, era necesario volver a la base a que tomara posición. Una nueva asamblea fue convocada para resolver el camino a seguir, en tanto de parte del gobierno apareció una nueva propuesta que la burocracia abrazó instantáneamente.
Evidentemente no era suficiente; es lógico que tras el conflicto desarrollado, la exposición pública del gobierno y de cada sector dentro del FA, y el golpe en las elecciones a la burocracia, no era posible que apareciera una propuesta que lo fuera para el clasismo. De haberlo sido la victoria sería únicamente de la coordinación.
La nueva propuesta contenía cierto avance en varios puntos, y fue puesta a consideración de la asamblea. Los trabajadores en apretada votación la aceptaron y se desactivó el conflicto.
Ahora, haber perdido la asamblea, ¿marca una derrota? No. En primer lugar porque hay un avance con respecto a la propuesta anterior del gobierno – que la burocracia también llevaba-. Y en segundo lugar, y seguramente lo más importante, el proceso de construcción del sindicato se mantiene, la confianza política sobre lo hecho también. El camino ha sido marcado, el clasismo pisa firme.
El intento de ahuyentar a los trabajadores alertando de la intervención del PT no solo no cumplió su cometido, sino que puso al PT en el escenario del conflicto. Sí, el PT está en la conducción de la Banca Oficial.
Sigamos avanzando en la recuperación del sindicato para los trabajadores. Por un movimiento obrero con independencia de clase, que el PIT-CNT rompa con el gobierno.
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